martes, julio 27, 2010

DULCE DECADENCIA



A lo largo de la historia han sido muchas las culturas y sociedades que tras un tiempo de furia y de vigor se acomodaron junto al hogar, absortas en la contemplación de su propio ombligo, oponiendo discursos huecos sostenidos apenas sobre la vanagloria del pasado a la impertinente realidad que iba cercenando inexorable su identidad y sus fronteras. Sordas siempre ante las pocas voces lúcidas que trataban de llamar la atención sobre la creciente velocidad de la caída. Así como languidece nuestro Festival Internacional desde hace tiempo, ajeno al movimiento del mundo, enredado en la espiral de un microuniverso autorreferente cada vez más pequeño, que continúa girando sobre su propio eje «mientras somos jóvenes».
Hace ya mucho que los lazos afectivos entre el Festival y su territorio de Santander y Cantabria quedaron severamente dañados. Que ya no se vive como una fiesta cultural del verano sino como un club cerrado, que ya no atrae turistas ni especialistas, por más que el renombre adquirido ayer continúe hoy en las cartelerías y los folletos. Y no puede ser de otra manera con entradas a precios imposibles, con programas repetitivos que se desconocen hasta un par de semanas antes de iniciarse los fastos, con una dirección acomodada en el dolce far niente y una clase política que mira embelesada los estucos que disimulan la grave pobreza de la estructura.Seguimos esperando con ilusión la llegada de esa fiesta de la música que tantas veces hemos vivido, seguros de que volveremos a vivir noches grandes como las que esperamos con el regreso de la Danish Nacional Symphony Orchestra o del mítico Ballet Bèjart de Lausanne o del compositor polaco Krystof Penderecky o del sutil barroco de La Venexiana con el Orfeo de Monteverdi. Seguros también de que viviremos esa noche de sorpresa en la que la música o la danza se impondrán desde la realidad de artistas que tal vez hasta ahora eran sólo un nombre o incluso un silencio, y nos harán recordar que estamos vivos y que continúa abierta la puerta hacia nuestras emociones.
Días grandes, noches grandes, chispas de luz que no serán suficientes para hacernos olvidar que el Festival nació también como un festival de teatro, a pesar de que no haya teatro, o para convencernos de que el género tan menor del musical merezca ese espacio privilegiado que se le otorga, o para limpiar la sensación del dejá-vu ante artistas y programas.
Pero que servirán para hacernos celebrar y recordar, a pesar de todo, la experiencia de una nueva fiesta de la cultura, de un Festival Internacional que siempre ha sido también nuestro.
(Publicado en El Diario Montañés el 25 de julio de 2010)

6 comentarios:

Jesús Cabezón dijo...

Comentario sensato, pero me temo que nada cambiará, porque a los "jefes políticos" del Festival ni les va ni les viene, salvo la foto de la inauguración.

Rukaegos dijo...

La inauguración y la clausura, Jesús, esa bonita rueda de prensa donde los tres se ríen mutuamente las gracias.

Anónimo dijo...

Hombre, disfrutaremos con las cuatro cosas que citas y alguno de los conciertos del ciclo de la sala Pereda, ya que no hay más. De todas formas, aquí ya sabes que, en cuanto no es Verdi o viene estrellona, no vamos más que los cuatro de siempre.Mira que no hay lleno ni en la inauguración ni en la clausura este año. Y cuando se han hecho innovaciones, es verdad que mal informadas y explicadas, no ha respondido mucho el público tampoco.
¿sabes que ya ha salido el segundo tomo de La Dama del Lago, de Sapkowsky?
GALADRIEL.

Rukaegos dijo...

En realidad, Galadriel, tienes parte de razón. Un día habría que analizar por qué hace no tanto tiempo la música tenía atractivo en Cantabria y la falta de calidad e interés de las programaciones, la falta de un trabajo serio de base, la inversión sólo en actos sociales y caprichos de niña rica que nos han dejado sin orquesta y sin ciclos musicales estables nos han llevado a un páramo. Pero también es verdad que si se mira el discurso oficial de Festival, sólo aparecen dos o tres referencias y ellos mismos pasan por alto la mayor parte de las demás. Y también que se invierten cantidades desproporcionadas en determinadas citas y poco en otras. Y también que el precio de las entradas hace que sea muy difícil para una economía media por más que se quiera ir a más de dos o tres sesiones por verano (y una vez más ganan las a priori más atractivas).

Una vez que se han cargado el Festival y que además han roto la relación con el público y deteriorado su actitud y formación (se han vuelto a escuchar aplausos entre movimientos de una obra, por ejemplo,y la mala educación del público en temas como ruidos o puntualidad es de escándalo), hay que plantear un nuevo pacto. Un nuevo pacto que apueste por la accesibilidad, la magia, la sorpresa, la información y la formación y no por lo trillado y por los clubes privados. Pero yo ya no sé si lo veré en esta reencarnación ...

Sapkowsky ... jajaja sí, lo sabía, la terminé ayer precisamente. Y salvo el cuento que incluyen al final, que no vale pa ná, mantiene el nivel de toda la obra (aunque no sé si el final me convence demasiado). Gracias por el aviso :)

orefo boreal dijo...

pues ya tal como anda en no-FIS... yo votaría por suprimirle y poner toda esa gran cantidad de dinero en mejorara la programación invernal en la ciudad, o en la creación de una oruqesta de cámara o...o...o... en vez de dárselo a los 4 que siguen mal gestionando y mal programando esto, y que además no hay elección democrática que les cambie.

Rukaegos dijo...

Pues suscribiría la moción, Orfeo: O hay un Festival digno de tal nombre que suponga excepcionalidad, brillo y atractivo para los de dentro y para el turismo, o directamente para qué sirve.

Licencia de Creative Commons
Un Santander Posilbe by Regino Mateo is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Based on a work at unsantanderposible.blogspot.com.