Hace ya como un año escribí en el blog un post en el que bajo el título "Soñando un nuevo Gamazo" planteaba la necesidad de que en las conversaciones sobre la recuperación del frente marítimo de Santander, se tomara en consideración el potencial del área de Gamazo como última oportunidad para preservar el alma marinera de la ciudad que un día fue puerto.
Parece que por fin el Puerto de Santander y el Ayuntamiento de Ídem han sido capaces de llegar a un acuerdo sobre cómo debe desarrollarse la intervención sobre nuestra fachada marítima, con la idea de contruir un gran paseo al borde del mar. Y sin duda hay que felicitarse por ese acuerdo tantas veces reivindicado por la ciudadanía santanderina y tantas veces interrumpido por los egos de unos y otros hasta llegar en los últimos tiempos a las condiciones leoninas del Gran Ego. Y, en fin, aunque todavía imagino que faltarán muchos detalles por pulir y algunas administraciones por hablar, ya se han ido adelantando infografías sobre lo que será el resultado. Sigo pensando que me parece extraño, muy extraño, y desde el punto de vista de la ética pública más que cuestionable, que se presente al público el resultado final de una obra que no ha salido a concurso aún (¿o es que ya está adjudicada dedocráticamente). Pero en fin ...
El caso es que una vez más en el Santander Posible que quiere ser capital cultural de mi querida Europa, esta Europa mía, esta Europa nuestra, se habla poco de cultura. Y cuando se presenta a los medios el plan de ataque sobre la fachada marítima, nadie realiza la más mínima alusión a lo que vaya a pasar con el área de Gamazo-San Martín, ni se propone acción de contenido cultural alguna. Lo que no quiere decir que las haya (aunque dudo que la cultura haya sido un tema siquiera de medio pelo en las conversaciones) pero sí cuando menos que nuestros gestores públicos ni siquiera consideran necesario hablar de ella.
Y me preocupa que ese grandísimo y modernísimo paseo a mayor gloria de dios y de su alcalde acabe por alterar, degradar o sustituir un espacio que para mí, y creo que para muchos santanderinos, es parte del alma de la ciudad, parte de su identidad histórica y marina. Y por lo mismo, me gustaría que hubiera una actuación especial sobre el área dedicada a actualizar y restaurar, recuperar y poner en valor, pero nunca a adulterar o sustituir.
En su día, ya fue una lucha la de tratar de conservar las viejas y bellas losas de piedra que hoy duermen bajo las frías placas actuales, así como los norays donde amarraron sus cabos tantos barcos y que, éstos sí, pudieron mantener su metálica silueta a la vista.
En Gamazo es imprescindible conservar el dique seco, preciosa estructura de piedra escalonada que podría ser el origen de un excelente auditorio al aire libre, y también la restauración de la vieja draga que duerme en su interior, ¿qué más hermoso escenario para tantas manifestaciones de arte y cultura urbanos y contemporáneos?. Es imprescindible salvar la casa de bombas, bello y coqueto edificio de ladrillo. Y sería bueno salvar si no todas al menos la mayoría de las viejas naves que alojaron talleres, donde se podrían asentar algunos espacios de ocio pero sobre todo algunas iniciativas que nos salvaran la ya dormida esencia de la ciudad al mar. ¿Un centro de interpretación sobre el casi perdido oficio de la carpintería de ribera?¿sobre la pesca en trainera en pleno cabildo de mareantes de San Martín a la Mar? Las nuevas tecnologías y los nuevos planteamientos pedagógicos y de recuperación del patrimonio etnográfico e industrial permitirían en ambos casos no sólo un discurso expositivo clásico sino más aventurado con recreaciones virtuales, talleres didácticos, etc.
Gamazo es una de las últimas oportunidades que tiene Santander para hacer de su historia una memoria viva. Perdimos por explosiones e incendios gran parte de las calles antiguas, las piquetas y los concejales de urbanismo ayudaron a perder día tras día fachadas y edificios, la falta de sensibilidad fue transformando nuestras áreas burguesas, entre Menéndez Pelayo y el Sardinero no en un pequeño Estoril sino en una suma de calles impersonales, ...
Apostar por Gamazo es apostar por la Santander al mar, por la que día a día construyeron sus gentes, por la que muchos amamos. ¿Podemos?
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo. Sin embargo mucho me temo que el hecho de que tanto el Alcade actual como el Presidente del Puerto sean ingenieros de caminos, canales y puertos, no va a impedir que la cuestión se liquide calculadora en mano y probablemente fuera de sus despachos, más bien visualizo una amena comida de próceres de la ciudad, varones de los negocios importantes, en una mesa del club marítimo o el tenis... STV (Santander de Toda la Vida)
Pues sí, Javier, es lo mismo que me temo yo. Y es que muchos ingenieros tienen línea genética directa con la estirpe de Atila.
Pero creo que Gamazo merecería una oportunidad. Y hasta una apuesta ciudadana fuerte.
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