Once ediciones lleva ya desde su nacimiento en la santanderina calle Tantín el Festival de Cultura Indie Tanned Tin. Y como cada año desde entonces una programación marcada por el interés, la originalidad, la internacionalidad y el riesgo ha hecho que su cartel haya girado por toda España y haya conseguido espacios de honor en toda la prensa nacional. Una propuesta, claro, que nos ha hablado por estos pagos de modernidad, de actualidad, de futuro. Una ventana más a la cultura desde la propuesta de nuestro 2016.
Ah, perdón, que me estaba liando. Que en nuestra capital cultural no se quiso creer en la proyección a futuro del Tanned Tin, que a pesar de que el compromiso económico era mucho menos escandaloso que los gastos en tantos fastos nefastos y sin sentido, que ni el Ayuntamiento de Santander ni la Consejería de Cultura del Gobierno Cántabro ni los hipotéticos mecenas privados que podrían intervenir y que año tras año declaran ganancias multimillonarias y bancarias ni la Obra Cultural de Caja Cantabria que dio origen, sentido y nombre a la propuestas quisieron implicarse. Y que como a falta de pan buenas son tortas y proyecto había, sus promotores buscaron otro acomodo y desde hace muchas ediciones la capital indie del invierno hispano es Castellón de la Plana y no Santander de mente plana.
Nada, en fin, que no sepan los espectadores del Otoño Musical o los del Summer Festival, nada que no comprendan los huérfanos de Artesles (en este caso a nivel regional). Nada que no sea la perpetua sensación de que por aquí siguen las caspas de siempre con las propuestas viejas de siempre y que no van a dejar que crezca nada.
Y es que ya escribió nuestro Pepe Hierro "Después de todo, Todo ha sido Nada".
1 comentario:
que pena lo del Tanned
Salu2
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