martes, febrero 02, 2010

EL PUERTO COMO ESPACIO CULTURAL


Este artículo, tiempo ha pendiente, es una continuación lógica del que escribí ayer sobre la necesidad de preservar la identidad del área de San Martín / Gamazo y poner en valor su historia y su potencialidad como núcleo cultural.

Cuando Santander se lanzó a la carrera de la capitalidad cultural europea del 2016 (ya se sabe, una más de esas ideas que los populares no tienen pero copian sin que intervenga la SGAE del proyecto socialista), los compañeros del Grupo Socialista del Ayuntamiento de Santander plantearon como propuesta la posibilidad de que el mar fuera uno de los ejes que articularan la candidatura.

Al margen de la estopa que les dieron Arasti y los foreros habituales del Diario Montañés por el terrible pecado de haberse atrevido a proponer públicamente una idea antes de que el Ingeniero hiciera la suya, a mí no me pareció una idea demasiado elaborada. Me explico, si hablamos de cultura estamos hablando de la acción del espíritu humano sobre el medio, de las respuestas que el ingenio y la fantasía fueron oponiendo a la necesidad de supervivencia primero, a la pulsión de la eternidad después. Y el mar no fue producto de nuestras indagaciones ni de nuestras manos.

Sin embargo, cuando pensamos en un Santander abierto al mar, hijo del mar, proyectado sobre el mar, pensamos en realidad en la acción humana que trató de vencer y aprovechar la cercanía entre la pequeña realidad del muelle y la inmensa pregunta del océano. Hablamos de la navegación pero sobre todo hablamos del puerto.

El puerto ha sido protagonista del devenir cultural allí donde había una costa. Al puerto vinculamos las artes pesqueras y comerciales que fueron dando forma a la necesidad económica, al puerto las artes de la navegación que abrieron mundos y mentes. Al puerto asociamos formas de vida específicas, tantas veces cercanas al lado oscuro del ser humano. Del puerto nacieron músicas, leyendas, palabras, personajes, imágenes.

Reivindicar la idea de puerto como espacio cultural supone reivindicar toda esa vida que el mundo fue abriendo de cara al mar. Supone, en el entramado europeo, hablar de la comunicación entre los diversos países y las diversas gentes, de los hitos históricos de la paz y de la guerra, del comercio y de la enfermedad. Supone conocer, reconocer y construir nuestra historia. Hacerlo desde Santander significa rememorar que fue un puerto el que dio origen a la ciudad romana, un puerto el que expandió la medieval desde la construcción de la Abadía y la custodia de las reliquias de los Santos Mártires, un puerto el que hizo crecer el comercio hacia el norte de Europa y un puerto el que trajo la peste. Un puerto el que hizo residir en Santander al compositor Francisco Guerrero a la espera de la llegada de Isabel de Valois para maridar con Felipe II y un puerto el que permitió a Pick preservar del olvido en su poemario "Hampa" las imágenes de los borrachos y putas de tantas costas y tantos mares. Fue el puerto el que dio sentido a Sotileza, y un puerto el que comerció con Cuba y se llevó y se trajo tantas ilusiones y tantas vidas, un puerto el que dejó marchar a Matilde de la Torre exiliada hacia México, pero que también dirigió hacia México a la familia de esa gran escritora que es Margo Glantz cuando buscaban una vida mejor lejos de su Ucrania original. El puerto de los raqueros, el de los señoritos, el de las prostitutas y los mareantes, el de los niños pescando momas y el de los amores oscuros escondidos entre la carga. El puerto de la vida.

Qué hermoso sería que nuestra ciudad no sólo de cara al 2016 sino de cara al futuro tuviera presente en su actividad cultural al puerto, que fuera capaz de respetar esos espacios mágicos de Gamazo o la Grúa de Piedra y abrir el pórtico por el que nos regresaran las obras, las emociones y las personas que nacieron de los puertos y dieron calor de hogar a los puertos. Un frente marítimo capaz de albergar al Holandés Errante, a Peter Grimes y a Billy Budd, un frente canalla de fados, tangos, cabaret y raqueros, un frente literario y cinematográfico en tantas páginas y tantos kilómetros de celuloide. Una ciudad que no ganara el espacio del puerto, sino que fuera ganada por el espíritu abierto de su puerto, de todos los puertos.

1 comentario:

BRUNO6 dijo...

De acuerdo con el"fondo"y encantado con la"forma". Es un placer leerte.

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