jueves, noviembre 19, 2009

EL PARTIDO POPULAR ANTE LA IGUALDAD DE GAYS Y LESBIANAS: ENTRE LA MENTIRA Y LA HOMOFOBIA INSTITUCIONALIZADA


No va a estas alturas a pillarnos de sorpresa que el Partido Popular haya votado en el Parlamento Europeo en contra del reconocimiento mutuo de las parejas del mismo sexo, con independencia de que el estado que las admita lo haga bajo la forma de matrimonio, de leyes de parejas o de pactos de solidaridad.
La posición popular oficial es en esta materia a un tiempo clara y errática. Por un lado, mientras se oponían a cualquier legislación que reconociera validez jurídica a las parejas del mismo sexo en España (casi perdimos la cuenta de cuántas veces rechazaron propuestas de ley en este sentido durante sus años de mayoría absoluta) votaban en Estrasburgo a favor de que se pidiera a los estados miembros de la Unión Europea que pusieran fin a la injusta desigualdad de las parejas de gays o lesbianas. Cuando tocó el turno de reformar el Código Civil en España, de poner a nuestro país en la cabeza de la lucha por la igualdad y ser así el tercer país en el mundo en reconocer igualdad total de derechos (matrimonio más adopción), los populares decidieron que "tenían muchos amigos gays" pero que de matrimonio nada y de adopción menos, y que lo sensato para mantener la paz social (ya se encargarían ellos y sus obispos de romper esa paz si no se les hacía caso) era una ley de parejas, sí, esas mismas a las que votaron en contra tantas veces sólo unos meses antes. Proclamada la nueva y santa verdad popular de la bondad eterna de las parejas de hecho, allí donde tuvieron oportunidad de votar a favor de una, votaron en contra (así lo hicieron en Cantabria, que no se nos olvide).
Hoy siguen intentando convencer a propios y extraños de que siguen conservando a sus múltiples e innumerables amigos gays y que por eso quieren que haya derechos en fórmula ghetto de parejas de hecho, cualquier caso siempre que no se permita la adopción y siempre que no haya que sufrir la afrenta de que sus santos matrimonios compartan nombre con nuestros matrimonios pecadores. Pero se plantea en el Parlamento Europeo una votación para que los estados miembros de la Unión Europea se obliguen a reconocer los derechos de las parejas legalizadas en sus países de origen en caso de traslado de residencia, matizando que este reconocimiento puede hacerse para los matrimonios pero también para las parejas de hecho y para los descafeinados pactos de solidaridad y zassss voto en contra de los populares.
Y es que queda claro que en materias de costumbres, valores y moral el PP nada tiene de liberal por mucho que así se proclame. Huele más bien a tocino clerical y rancio, extremadamente rancio. Y votará siempre en contra de cualquier iniciativa que trate de reconocer derechos, dignidad, visibilidad, existencia a gays y lesbianas. Sea en las políticas familiares, sea en la lucha contra la homofobia. Sí: muchos gays y lesbianas les seguirán votando, cosas del síndrome de Estocolmo y de los años perdidos en estructuras opresivas y terribles. Pero es bueno que recordemos que en lo que a nuestros derechos, que son derechos humanos, que son derechos de todo, se refiere, el Partido Popular oscila entre la mentira, la hipocresía y la homofobia institucionalizada y ruin.
Menos mal que a sus dotes de líder político incontestable suma don Rajoy las de adivino infalible. ¿Recordáis cuando criticaba la reforma del matrimonio en España afirmando que era una excentricidad progre, una rareza que nadie iba a seguir en el mundo? Pues el caso es que sin prisa pero sin pausa, pasito a pasito, antes de España llegaron Holanda y Bélgica más el estado de Massachusetts, después de España vinieron Canadá, Sudáfrica, Noruega y Suecia, más los estados de Connecticut, Iowa, Vermont y New Hampshire (la caspa ultrarreligiosa consiguió pararlos en California y Maine, pero habrá segundo asalto). Y en estos momentos hay unos cuantos países más en camino, nuestro vecino Portugal entre los más seguros, más una interesante carrera por decidir cuál será el primer país de Latinoamérica en sumarse a la nave de la igualdad, con Argentina a la cabeza (se celebrará pronto la primera boda en Buenos Aires), seguida de cerca por Uruguay y con México DF unos pasitos por detrás.
Se equivocó el palomo, se equivocaba. Pero nosotros con la homofobia del PP ni nos equivocamos, ni nos olvidamos, ni perdonamos. Ni en el norte ni en el sur, ni en la falda ni en la blusa, ni en la calor ni en la nevada.

1 comentario:

BRUNO6 dijo...

Bueno,en lo de la doble-moral no les gana nadie.Recordemos que el mismísimo Álvarez-Cascos votó"NO"a la Ley del Divorcio y casi la desgasta poco después él solito.En fin,"cosas"de La Caverna,¿no?.

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