lunes, julio 20, 2009

A MÍ ME GUSTAN LOS TOROS


Hablando de otras zarandajas relacionadas con la fiesta, ya se enfadaba un lector de este blog al que además considero amigo por la realidad no virtual, con un comentario que venía a decir algo así como que claro, ahora me metería con los toros, con la Feria de Santiago.
Como entonces le contesté, qué bien me conocen mis gentes, al menos en algunos detalles. Porque estaba claro que algo tenía que escribir en esta semana de fiestas en las que algunos no saben divertirse sin torturar animales.
Qué le vamos a hacer, me gustan los toros. En realidad me gustan los animales en general. Y por eso mismo no sólo me disgustan ciertas fiestas nacionales en las que el maltrato animal centra una parte destacada del calendario. Y me disgustan especialmente las que tienen lugar en mi ciudad, con la excusa de las fiestas dedicadas a Santiago Apóstol (afortunadamente, la ciudad no cumple el voto que empeñó a San Matías en el XVI para librarse de una peste y que obligaba a correr toros el día de su fiesta, pero mejor no damos ideas).
No voy a extenderme demasiado. Y voy a limitarme a decir que no veo el arte ni la belleza de las corridas de toros por parte alguna, o, como decía un Catedrático de Filosofía del Derecho al que disfruté en primero de carrera, que eso de llamar arte al empeño que pone en dar pasos de bailarín de tercera un señor vestido con leotardos de colores y purpurina hace pensar en un sentido de lo estético pelín hortera.
Pero es que además, ese disfrute estético del que alardean los "aficionados", con aire de connaiseurs suficientes y altivos, se proyecta sobre un juego perverso, en el que la muerte segura del animal, después de numerosas heridas y castigos, habla de un cierto sadismo en los taurinos. No entiendo cómo es posible disfrutar con el dolor ajeno, aunque sea el de un animal. No lo entendí de niño, cuando me parecieron horribles los que mataban bichos de cualquier especie por el puro placer de hacerlo, de sentirse poderosos, imagino, de jugar a dioses o parcas. Y no lo entiendo de adulto, cuando cada día de "fiesta" veo a los de las peñas dirigirse a la Plaza de Cuatro Caminos cantando, exhibiéndose por las calles, lanzando caramelos a los viandantes, como si hubiera algo alegre o simplemente digno en su brutalidad.
Algunos parecen no sentirse cómodos con estas críticas y cuando hablas de la sangre, de la tortura al toro, se escudan en el ambiente. Pero si realmente lo que buscan es compartir con los amigos risas, bocatas de chistorra y unas cuantas botas de vino ... ¿no podrían hacerlo en un merendero, o en la misma plaza, sin necesidad de clavar nada en ser vivo alguno?
Otros se escudan en la supuesta noble lucha entre el matador y el toro, algo así como una reedición de la bella y la bestia (y no hacen falta muchas especulaciones para saber quiénes hacen el papel de bestia). Y sigo preguntándome por qué si tantas ganas tienen algunos de practicar deportes de riesgo no dejan en paz al astado y se tiran a tumba abierta por un glaciar. De la misma manera que no entiendo por qué tantas normas paternalistas emitidas por el estado (el ámbito del tráfico está plagado) se preocupan por nuestra seguridad y luego dejamos que mozos y toreros se pongan en riesgo tantas veces a lo largo de los veranos.
Sí, ya lo sé: como carne. Cada vez un poco menos, pero con el mismo placer que siempre. Asumo mis contradicciones, aunque también defiendo que el trato a todo animal durante su vida sea digno, y si ha de utilizarse para el consumo se respeten las normas sobre transporte y sobre muerte rápida y no dolorosa que existen en la Unión Europea.
En cualquier caso, no se me ocurre peor forma de justificar la muerte de un animal que la diversión. Los festejos con animales proceden de una época premoderna, salvaje en tantos aspectos, inculta, supersticiosa. Y no deberían tener cabida en la sociedad abierta y avanzada que queremos para Santander, para España, en el naciente siglo XXI.
Una vez más, pues, desde este Santander posible, afirmamos con voz alta y clara: La tortura no es arte ni es cultura.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra tauro que se suscribe a tu alegato. Besos.

Alfonso Saborido dijo...

Qué te voy a contar que no sepas. Por cierto, el otro día me acusaron de defender la vida de los toros y no importarme el asesinato de los niños.
:O
Al aborto se referían, mezclando churras con merinas. Aún más sabiendo que yo estoy en contra del aborto (que no en contra de la legislación que es otra cosa).

Y fue el que me acusó el cura que va a las plazas de toros a darle la extremaunción a los toreros si mueren en la corrida, por que para qué otra cosa pueden ir ¿no? A imitar a San Francisco de Asís, no, seguro.
Bueno, me callo que me embalo y son las dos menos cuarto de la mañana y me levanto a las seis y cuarto ahgggg

Diana. dijo...

YO puedo entender lo de los señores vestidos "de luces" con los pasos y las poses, lo del "arte" la "tradición" y tal, pero el problema es que me es imposible abstraerme del hecho de que en frente hay un animal sangrando, babeando, agonizando...Y tampoco me parece justo ese estado de "normalización" de esta fiesta violenta que hace que en los programas o telediarios ni siquiera se percaten de que deberían advertir, antes de plantarte ciertas imágenes de sopetón en plenos morros.Recuerdo que un día en un Telediario, después de una noticia denunciando la crueldad de las peleas de perros en ciertos países,con la debida advertencia de la dureza de las imágenes, pasaron acto seguido a darnos el parte de la corrida del día en las Ventas. Las imágenes, puedo asegurar, eran del mismo calibre,pero esta vez sin denuncia ni advertencia previa.(Así que esas me las tuve que comer)
Un saludo

Rukaegos dijo...

Ana, me parece que los tauro llevamos fatal estas cosas jajaja.

Alfonso, al cura que dices (imagino quién es) habría que recordarle que durante mucho tiempo se excomulgaba a los sacerdotes que asistían a una corrida de toros. Pásale una copia del "Canto de las criaturas" de san Francisco de Asís, que lo mismo no se lo ha leído.

Diana: por supuesto que las poses y trajes no son problema, son horterillas sin más, pero eso podemos soportarlo, jeje. En efecto, el problema es la hipocresía con la que denunciamos peleas de perros o recordamos que en Inglaterra se caza el zorro (por cierto, ya no, ya lo prohibieron) y luego, moralmente anestesiados, ponemos las banderillas y clavamos el estoque, o ponemos fuego en el rabo o los cuernos, o alanceamos, o acribillamos a dardos, o ... o ... o...

Y nos atrevemos a llamarnos civilizados.

NO SÓLO LO PIENSO dijo...

El argumento de que es una lucha 'noble' no me parece adecuado. No es una lucha entre iguales, el torero está mucho mejor pertrechado, con una cuadrilla preparada para ayudarle en cuanto el toro le de un revolcón. Para el 99 % de los toros que entran en una plaza, hay una sentencia de muerte previa. Si consigue herir al torero que le ha tocado en 'suerte', habrá otro que le mate. Y además, no tiene posibilidad de huir, se trata de una plaza cerrada. La única posibilidad es que lo echen para atrás por 'manso' (y ni aún así, porque creo que iría directo al matadero), pero eso es muy difícil ya que desde su concepción, en la que intervino un bravísimo semental, y por supuesto durante toda su vida, le han entrenado para ser 'bravo'. Así que ya me explicarán donde está la 'nobleza' de esta lucha.

orfeo boreal dijo...

....Capitales "EUROPEAS" de la Cultura?....juajuajuas!!!. Deberían prohibir en Europa que se presentaran a tal evento las ciudades españolas con.... corridas de toros

Rukaegos dijo...

En el fondo, No sólo lo pienso, todos sus argumentos están vacíos, o torcidos. Hasta el de la fuerza artística de la tauromaquia en la que reivindican un Goya presuntamente fascinado con los toros que más bien incorpora sus aguafuertes sobre la fiesta a las series en las que denuncia la España violenta, supersticiosa y oscura, como un lado más de ese país negro.

Orfeo, estaría bien plantear tu comentario, que suscribo, en forma de pregunta para los visitantes del blog:
¿Puede/Debe ser una ciudad con feria de toros Capital Europea de la Cultura?
Mi voto es rotundo: NO

Julio Varillas dijo...

Me da hasta miedo escribir un comentario sin seguir la tónica general, pero intentaré ser valiente e introducir algunos elementos más de debate.
Yo también asumo mis contradicciones, y aún con una ideología claramente progresista y de izquierdas, suelo acudir a ver los toros y confieso que disfruto del toreo, es decir, disfruto viendo como algunos toreros matan toros, y lo asumo como tal.
Dicho esto, digo también que he disfrutado (o, más bien, me han enseñado a disfrutar) de las matanzas del chon en el pueblo que servían como excusa para juntarnos todos y pasar días alucinantes, además de disfrutar durante buen tiempo de toda la carne que el animal nos proporcionaba. He disfrutado, a su vez, cazando grillos, pisando sapos, atrapando renacuajos, matando ratas y ratones y pegando perdigonazos a algún que otro pájaro.
He disfrutado menos cuando veía en el pueblo matar corderos y lechazos, cuando una camada de gatos y de perros era asesinada con pocos días de vida y sólo quedaba uno en pie y cuando algunos cazadores colgaban perros en el monte porque ya no servían para la caza.
Creo, como apunté antes, que estamos en una sociedad de muchas contradicciones. La cultura histórica en España respecto a los animales ha sido la de tratarles como tal, como animales (refranero popular), y en muchos casos como mera excusa para satisfacer nuestros propios intereses. Así, por poner un ejemplo dentro de los varios que se me ocurren, nos encontramos que muchos de los que aborrecen los toros disfrutan en familia viendo como cualquier animal que se os ocurra quejumbroso y desprovisto de su ambiente natural deambula por algún que otro circo y por algún que otro Zoo (no todos eh, cuidado). No los matan, bien, pero los destrozan para siempre. Otro ejemplo que me viene a la cabeza es el de muchos que aborrecen de los toros pero que disfrutan de lo mismo, o si no que alguien me explique porque la mayor fiesta nacional es de la de unos cuantos toros corriendo detrás de unos cuantos mozos que corren por correr (más allá de vínculos sentimentales y de diversa índole, no quiero polemizar más de lo debido) y que se juegan la vida cada segundo durante dos minutos. Eso sí, el siguiente anuncio es que nos pongamos el cinturón y que no bebamos al conducir.
Yo tengo contradicciones, muchos otros también, y creo que cuando empecemos a debatir en profundidad y con sosiego cual tiene que ser el respeto básico hacia los animales, esta sociedad del siglo XXI y nuestro país cambiarán para siempre.
En ese momento, si los toros tienen que desaparecer, perfecto, yo seré el primero en pedirlo.
Dicho todo con cariño y con mucho respeto, un saludo fuerte Rukaegos.

Rukaegos dijo...

Qué tal, joven y socialista. Bienvenida tu reflexión y pasa sin miedo :)
Cuando abrí este blog quería que fuera un espacio para muchas cosas, también para el debate (a los trolls y equivalentes se les intenta pegar duro y en la yugular, pero argumento y troll son poco complementarios). Así que lo dicho, bienvenido. Y en terminología taurina, trataré de entrar al trapo :)

Tienes toda la razón con la cuestión de la educación. Todos o la gran mayoría de críos hemos hecho algo, por pura diversión, que ha supuesto dolor, tal vez muerte, para algún animal. Aunque incluso en ese caso, había posibilidades diversas: cuando andábamos de campo o de playa, pescábamos renacuajos, ranitas, esquilas, grillos ... pero la tradición familiar, la que en su momento marcó mi padre era la de soltarles con posterioridad. Ni mejor ni peor, imagino, pero también un paso educativo.
Y ojo, tuve hámsters en casa, y mi padre crió una temporada canarios y jilgueros.
Sobre matanzas animales ... por la razón que sea siempre traté de mantenerme al margen de aquellas a las que tuve oportunidad de asistir. No me gustaba ver cómo se mataba al animal y prefería irme por ahí. Aunque, contradicciones al canto, sí he disfrutado comiéndomelos. Como decía, hoy prefiero pagar un poco más (foie sin engorde artificial, que también existe) o con una calidad peor (los sistemas rápidos y menos dolorosos secan la carne) pero con el mínimo posible de sufrimiento. Pero sigo comiendo carne.

En tu referencia a la tradición española, dices que se trata a los animales como animales ... Bueno, no sé si estoy de acuerdo: se les trata como a seres cuyo único sentido sea morir para nosotros. Vivir como animales significa jugar la vida, y jugársela, con unas reglas del juego en las que tienen alguna oportunidad (cosas del centenario de Darwin). Aunque a veces sus vidas sean también brutales. Pero nunca habrá muerte por diversión.

Del resto, tampoco me gustan los zoológicos de la vieja escuela (los que ayudan a preservar la supervivencia de especies o tratan en la medida posible de educar y de reproducir el ambiente original, aunque en cualquier caso no sea muy de zoos) y ni siquiera de niño me gustaban los espectáculos circenses con animales. Lo mío fueron siempre payasos y trapecistas.

Por último, que no quiero pasarme de rollo, el debate sobre qué espacio merece el animal está abierto y en serio desde hace mucho tiempo. Encontrarás posiciones radicales, menos radicales, moderadas y el largo etcétera de siempre. Pero no estaría mal terminar recordando que en nuestro propio país ha habido algunos intentos de legislar y de evitar tratos degradantes para los animales. Eso sí, a la hora de imponer una sanción (multas) los responsables se inhiben casi siempre. Digamos que lo peor de los novillos es que no votan.

Un saludo :)

JULIO VARILLAS dijo...

Esto de escribir con varias cuentas al final acaba liando al más pintado. Soy Julio Varillas ahora y en el comentario anterior, lo que pasa es que he escrito desde la cuenta enlazada a Marea Roja y mi nombre se ha registrado como Joven y Socialista.
Buenas reflexiones las que expones, del debate siempre se pueden sacar ideas constructivas.
Un saludo.

Elena dijo...

Creo que no es la primera vez que te leo sobre toros y que te dejo comentario.

Como entonces, déjame decirte, aunque brevemente, que estoy de acuerdo contigo, es una barbaridad, un horror... Una vez más, ética y estética se confunden, y el espectáculo me espanta no tanto por la más que discutible belleza del traje de luces, o de un espacio arenoso a pleno sol y con arquitecturas casi siempre de terrible neomudejar, o neocolonial, o neo...leches, sino porque no puedo olvidar que estamos vacilando, tomando el pelo, esto es, toreando, a una criatura incomparablemente menos inteligente que nosotros. ¿Que mi queja no puede llegar a plantearse en contundentes términos éticos porque, como tú, como carne, y además visto sandalias de piel y no estoy en contra de ciertas experiementaciones con animales?, de acuerdo, todo lo anterior me impide una toma de posición netamente ética que me permita ser firme y beligerante, pero nunca dejaré de sumarme, en nombre de la belleza que es más que belleza, a clamores como el tuyo.

Sabes, mi madre también nos obligó siempre, y ahora lo hace con sus nietos, a soltar los animales capturados :))

Alfonso, como siempre te leo con gusto; Julio Varillas, muy interesante tu intervención; Ruka, un beso desde Madrid.

Y saludos a todos.

Rukaegos dijo...

Pues una vez más, suscribir tu intervención, y agradecértela, Elena. Aunque ya han amenazado por contar algunas de mis contradicciones alimentarias por aquí ...

Por cierto ... ¿no tendrás tiempo para un café el finde? Voy a estar por los Madriles.

Franesco dijo...

Como dice el chiste: "Tienes el mismo gusto que las vacas". Ja, ja, ja.

Saludos, compañero.

escéptico dijo...

Pues yo, con perdón, soy aficionado a los toros de siempre, me gustan las corridas de toros, disfruto con una faena bien hecha y no voy a argumentar mi afición. A los que no son aficionados ni entienden gran cosa del tema, comprendo que no les gusten las corridas de toros. Es imposible hacerles comprender una afición semejante. No todos los que van a una plaza de toros son aficionados, pero ese es otro tema.
Te invito a leer mi comentario taurino en mi particular diario de un escéptico.

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