viernes, junio 06, 2008

ALGUNAS PALABRAS PARA RECORDAR A MARIO
Se ha marchado de pronto, por sorpresa. Y es una dolorosa obligación para el Santander posible recordar con toda el cariño que merecía a ese sonriente, sabio y socarrón Mario García-Oliva al que ya no podremos encontrarnos por la calle.
Siempre que nos encontrábamos recordaba la permanente conversación que mantenía con mi tía Jacinta, hermana de mi abuelo, beata de profesión y mala como una horda hérula.
"- Pero Mario, tú con lo católico y buena persona que eres ¿cómo puedes ser socialista?
- Por eso mismo, Jacinta, por eso mismo".
El Mario que conocí desbordaba simpatía. Fue siempre amigo de la familia, una amistad que tenía mucho que ver con mi abuelo Regino, en tiempos uno de los más prestigiosos abogados de Santander y uno que a pesar de sus ideas más bien a la derecha, siempre tuvo una mente abierta que le hacía capaz de defender a quienes la dictadura procesaba por sus ideas y de dialogar en clave de igualdad con jóvenes letrados, como en su día fuera Mario, aunque trajeran consigo ideas y visiones del mundo tan distantes de las suyas. Fue también amigo de mi padre, algo menor que él e igualmente abogado, político y buena persona. Tres puntos en común que necesariamente tenían que hacerlos simpatizar.
Yo lo conocí de cerca cuando coincidimos en los cursos de Doctorado del Departamento de Derecho (entonces único) de la Universidad de Cantabria. Sus debates con otro personaje, Gerardo Muriedas, su simpatía, y ese descaro que conseguía desbordar la paciencia de los profesores ("A ver, Ramón, que aquí la costumbre en estos cursos es, bueno, pues no hacer nada" le decía a Ramón Teja cuando este impartía un curso sobre el Derecho en el Bajo Imperio Romano y pretendía ponernos a traducir constituciones del Código Teodosiano).
Cercano, cristiano, de izquierdas, culto, conversador brillante e incansable, luchador ya desde su juventud por la causa de la libertad y los derechos humanos, últimamente un poco carca o ya un poco desbordado por los cambios sociales, amable, divertido, irrepetible... Simplemente, Mario.

7 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Que buena descripción, ojalá que hubiera más personas así.

Anónimo dijo...

Gracias por dedicar unas palabras a rememorar la figura de Mario, probablemente mucho más grande cuando la óptica del tiempo nos permita conocerlo mejor.
Y quizá para entonces alguno de sus compañeros de viaje se hayan preguntado por su silencio inmediato a la partida.
En los últimos años he coincidido con Mario en unas reuniones periódicas con personas de muy diversa ideología, profesión y edad, en las que él pertenecía al grupo de los más veteranos y sin embargo de los de mente más abierta y lúcida.
¡Qué gran verdad eso de socarrón! y qué claridad de ideas, daba gusto escuchar sus argumentos frente a los de otros, que en principio deberían ser más actuales, pero que son miembros de esa especie que mantiene sumida a esta ciudad en una permanente esperanza en el futuro.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón compañero, era un gran hombre. Quedan pocos así, la izquierda no puede estar representada por alguna de las personas como las que están ahora en el PSC. Mira el otro día me comentaron la existencia de este blog, te lo paso por si no lo conocías.
www.soidercan.wordpress.com

Independientemente de la iniciativa, en el fondo de esta página estoy totalmente de acuerdo, se han perdido los ideales por los grandes coches. Ya casi no quedan personas como Mario.

Un abrazo Regino.

Miguel Ibáñez dijo...

Yo era amigo de su hijo Alfonso, y al padre lo recuerdo exactamente tal como lo describes; había que tener paciencia con nosotros en aquella época, cuando el PSOE nos parecía un partido de "social-traidores", y él la tenía, mezclada con una ironía amable y siempre acogedora.

Rukaegos dijo...

Gracias por vuestros recuerdos y vuestra visita. Que su ejemplo cunda y recuperemos otras maneras y otros estilos.

Por cierto Miguel, rompí el teléfono y perdí tu contacto. Hazme un toque para agendarte de nuevo ;)

Anónimo dijo...

Regino, Miguel, amigos...
Gracias.
Parece mentira lo que le estamos echando de menos, al muy puñetero de mi padre.

Rukaegos dijo...

Alfonso ... Qué te puedo decir. Que lamenté no coincidir contigo cuando fui a rendir respetos a tu padre al Alisal, porque no estaba en Santander al día siguiente.

Y que tu padre fue una de esas personas que dejaron el mundo un poco más vacío. Como el mío. Eran de otra raza. Espero poder darte este abrazo en directo.

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