viernes, abril 27, 2007


ANTONIO GAMONEDA, DIGNIDAD Y PALABRA
La concesión del Premio Cervantes en su última edición al poeta leonés nacido en Oviedo Antonio Gamoneda ha hecho que nos alegremos, de una manera franca y abierta, todos los que conocemos su obra espléndida, honda y cívica. Más si hemos tenido alguna vez la fortuna de compartir conversación, poesía y mantel con quien me dio la impresión, además, de ser sobre todo una buena persona, más allá de su timidez y su castellana severidad.
Por eso, y aunque no creo que a semejantes mugidos y mugidores haya que prestarles más atención que la justa: la de delatar su atrevimiento, ignorancia y fanatismo, me ha enfadado la reacción de algunos de los santones ultra de las ondas y las redes hispánicas. Tiempo les ha faltado a los de la linterna, con ese tal César Vidal a la cabeza, como a algunos de los que firman en esos digitales autodenominados liberales, para bramar contra la concesión de un premio sin duda merecido. ¿Las causas? No lo intenten, no van a encontrar ni una sola argumentación literaria o lingüística. Pero eso no obsta para que sin rubor las sabandijas hablen del poeta como de "un tal Gamoneda" y lo certifiquen como mediocre e ignorante. Un único pecado. Gamoneda es leonés, como Zapatero, y parece haber firmado algún manifiesto en defensa de las políticas gubernamentales.
A partir de ahí, poco importa su obra a los enarboladores del pensamiento y la neurona únicos. La conspiración en marcha del gobierno de Zapatero parasita también las instituciones culturales y obliga a estas a otorgar inmerecidos (según su sectario criterio) galardones a los coleguillas del presi. Habría que recordar que Gamoneda ganó hace ya bastantes años el Premio de las Letras de Castilla y León (gobernada ya por el PP si no me falla la memoria) y en el 2005, con Mari Espe en el sillón, el Premio de Literatura de la Comunidad de Madrid. Además de haber ganado, con Edad, el Premio Nacional de Literatura cuando Rodríguez Zapatero todavía debía de andar estudiando la carrera.
Pero para César Vidal y su troupe (en Cantabria Liberal tenemos a uno de estos bramadores ignaros) nada de la poesía de Gamoneda importa. Lo único importante es escupir basura y que salpique tanto como lejos llegue. Con esa actitud inmoral e indecente de ciertos comunicadores que consideran que el mero hecho de tener cierta trascendencia pública (con el Cervantes Gamoneda sin duda la ha adquirido) te convierte en diana de pim pam pum, como siempre sin más argumento que la bilis podrida. Estos pequeños goebbelitos han aprendido bien eso de que las mentiras mil veces repetidas acaban por ser verdades, y nada va a detener su saña. Y así César Vidal, que nada sabe de poesía, escritor (¿?) de novelas (¿?) que son a la literatura lo mismo que el "No cambié" de Tamara-Yurena-Ámbar a la múcia o las interpretaciones de Mar Flores al séptimo arte, ha decidido que el tal Gamoneda es un poeta mediocre.
He echado de menos, por cierto, la voz en la prensa local de ciertos poetas (cierto poeta más bien) que se las da de liberal, que ha apoyado en las ondas tertulianas ciertos flecos de la teoría de la conspiración y que bien lejos de su pasado pontifica contra todo lo que huela a izquierda. Sobre todo, porque este poeta no deja de ofrecer en sus obras cierto tufo a Gamoneda, y mucho es lo que ha tonteado en busca de su propio interés con Gamoneda y quienes le veneran.
No es que Gamoneda precise de defensa alguna contra tales cenutrios. Pero si de lo que se trata es de medir su grandeza poeta, dejémosle que hable. Y que lo haga con la única razón que justifica el Cervantes: su poesía. Esa poesía que él arraiga en la carencia, la pobreza y la orfandad, y de la que se ha servido como instrumento para conocer, subertir e iluminar el mundo. Os copio un poema que me turba de su libro Blues Castellano. Se titula Sabor a legumbres. Que estos quince versos os den medida de la grandeza de un POETA. Así, en mayúsculas.
SABOR A LEGUMBRES
Las legumbres hervidas, golpeadas
a fuego en las cazuelas, espesaron
un parte del agua, retuvieron
otra parte consigo.
Después que estáis sentados a la mesa
los míos de la sangre -cinco- pienso
que es posible que coman en el mundo
muchas gentes, hoy, esto.
Ahora que tenemos sobre la lengua la misma pasta de la tierra,
puedo olvidar mi corazón y resistir las cucharas.
Yo siento
en el silencio machacado
algo maravilloso:
cinco seres humanos
comprender la vida a través del mismo sabor.

3 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

No sabía que los lobos de la ultraespaña se habían lanzado ya a por Gamoneda (es que, por higiene mental, nunca sintonizo cierta "radiaciones", que más que informativas son contaminantes).
Si su gran pecado es compartir patria chica con el presidente (que por cierto es casi más castellano que leonés, no sé si me explico), poca base tienen las críticas; ¿cuándo un presidente iba a poner la mano en el fuego por un poeta? Porque, si le hubieran leído, sabrían que Gamoneda es políticamente mucho más radical que ZP. Como lo es en la vida, y como lo es en la poesía. Es un escritor que no deslumbra, sino que conmueve. Quien penetre en su escritura, ya nunca podrá salir de ella. ¿Cómo olvidar su "Descripción de la mentira"? Y ahora, 30 años después, de nuevo toman actualidad sus versos (cito de memoria, así que disculpas por las inexactitudes):
"El óxido se posó en tu lengua como el sabor de una desaparición".
Seguro que, para él, esta persecución falaz es, en el fondo, un halago. Porque él ya sabe quién es el enemigo.
Si me permites el abuso, te dejo mis versos favorito de Antonio. También es de "Blues castellano", del poema "Libertad en la cama":

Cuando me pongo los pantalones
me quito
la libertad

Saludos.

Anónimo dijo...

Bueno, qué voy a decir yo de Gamoneda que no haya dicho ya, y por escrito (tú bien lo sabes). Por otra parte, no voy a repetirme, que ya en su momento, no demasiado tiempo ha, me metí con nuestro nacionalista más universal (;DD) a cuenta de las insensateces que publicó en ABC con motivo de la concesión del Cervantes a Gamoneda. Es probable, en todo caso, que el contacto político no siente a los poetas demasiado bien. Con esto no digo que el poeta no deba ni pueda tener ideología política, sino que es difícil evidenciarla sin pringarse (algo que es culpa más de los políticos que de la política, sin duda). A Gamoneda, que ya no tenía demasiados amigos porque no se ha dedicado a lamer culos (aunque a él se lo haya lamido -sin excesivos resultados- el cántabro poeta ausente que mencionas), se le han echado encima los que aún no lo habían hecho por "culpa" de ZP. Luego están los críticos que se empeñan en que se necesita un exégeta beodo para entender al poeta que escribe tan oscuro tan oscuro; más leña al fuego de la estulticia generalizada, porque a Gamoneda lo lee del tirón cualquiera que tenga dos neuronas en funcionamiento (por cierto, sobre la última antología de AG, os remito a mi extensa crítica que saldrá prontito en la revista Campo de Agramante, donde doy estopa a los sacerdotes del cripticismo). Y entre tanto lío y tanta mierda, pues el personal no se entera de que Descripción de la Mentira es probablemente el gran libro poético de la Transición española y uno de los más grandes de la poesía española del XX, por no hablar del resto de la producción de AG, extraordinariamente coherente y absolutamente espectacular. Así estamos. Besos.

Anónimo dijo...

Habláis de un poeta cántabro, pero no sabemos quién es. ¿ Podíais dar más datos? Gracias

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