Pues sí, personas mayores. Porque así es como prefieren llamarse a sí mismos. Con una de esas malvadas expresiones políticamente correctas. Porque anciano o viejo les suenan a vetusto, a caducado, a inútil, a trasto, por mucho que para mí suenen entrañables a veteranía, a experiencia.
Recuerdo a Carmina, en el grupo de lectura de Mazcuerras, una de esas mayores borrachas de vida y de ganas de seguir aprendiendo, decir que pocas cosas le daban tanta rabia como ver que en la televisión llamaban ancianas o viejas a mujeres mucho más jóvenes que ella, porque ella se sentía cargada de energía (y de verdad era todo un torbellino), que ella no era para nada vieja, que no se sentía así. Y a las demás mujeres asintiendo, desde sus venerables arrugas. Brotadas unas del esfuerzo, de la vida, otras de esa risa que tan bien cultivaban.
Recuerdo a la Nena o a María hablar con rabia o con tristeza de la guerra y de la penuria que siguió. A Evangelina contando cómo aún no conseguía entender cómo su madre había sido capaz de hacer una tortilla para ocho con una patata y dos huevos. No porque vivieran en el pasado, ni estuvieran ajustando cuentas con nadie, no. Sí porque sus vidas son también memoria, surcos que fueron quedando en sus pieles con cada dolor, con cada jornada. También con cada alegría : "Muchas veces me preguntan a cuál de mis obras le tengo más cariño. Pues tengo que decir que sin dudarlo, a mi hijo. Esa sí que me salió bien. Y no lo digo por lo bien que nos lo hubiéramos podido pasar haciéndolo ... (guiño pícaro) pero yo no era tonta, sino ..." (Ana María Matute en la UIMP hace un par de años).
Recuerdo a la abuela Rosalina, preparándose para la cena leche frita o manzanas asadas, disfrutando antes de cada comida de su vasito de "vino rico" (como llamaba a la quina), sonriendo apacible desde su butaca y diciendo con cada actuación musical de la televisión "Yo no digo que os guste o que no os guste, pero nadie ha cantado nunca como Raphael". Y a la tía Chavita, discreta, entrañable, una de esas mujeres que tal vez perdieron una parte de su corazón en convenciones pasadas, libre e independiente hasta donde pudo, que acabó viviendo para toda su larga lista de sobrinos y resobrinos sin hacer ruido. "El primero, no molestar" decía con frecuencia.
En esta sociedad vertiginosa en la que tan poco espacio le queda a la serenidad, a la calma, se nos han vuelto invisibles, pesados y molestos. Pero ellos, sobre todo ellas, se empeñan en afirmarse, en conquistar espacios y edificar futuros a pequeña escala. Se han quitado lutos y tristezas, van a la peluquería, al cine, a bares y cafés, marchan de viaje, se arreglan con pulcritud modesta y hasta se arriesgan a veces a encontrarse otra vez con el amor. Estudian lo que no pudieron. Pintan y bailan. Quizá ya no les importa el qué dirán porque la edad les ha dado sabiduría, y la sabiduría les ha hecho libres.
Y la libertad les ha hecho serenos, dueños de su lentitud y de sus pasos, señores de sus deseos. Así que hoy, en este Día Internacional de las Personas Mayores, quiero celebrar que la vida me ofreció como un regalo el encuentro con su libertad y su sabiduría y darles las gracias. A mi madre, que se ha hecho mayor aunque nos parezca mentira. A la abuela, al abuelo, a la tía. A los alumnos y alumnas de literatura de las Aulas de la Tercera Edad de Santander. A las mujeres de los grupos de lectura de tantos pueblos de Cantabria. A las hermanas Solar y su tertulia mañanera del Siboney. A Marcelina, la única vecina capaz de preguntarme cómo estaba Leo. A ese marica viejo que a veces me cuenta qué bonito y qué difícil fue. A Ana María Matute y a Ramiro Pinilla (qué placer haber compartido tertulia y mantel con su lucidez). A todas esas generaciones que se han ido adentrando en la edad de la calma sin renunciar al placer de exprimirle a la vida cada hora.
Gracias.
2 comentarios:
Y si no te importa añadimos también a mi madre, que como la Tía Chavita es silenciosa y no quiere molestar, pero a quién no me importa dedicar todo el tiempo que ella necesite...toditito
Tras informar personalmente a las hermanas Solar de "Siboney", te puedo asegurar que se han emocionado porque las recuerdas, y te envían su más efusiva gratitud.
Júntala a la mía personal por el privilegio de leerte.
Saludos.
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