domingo, febrero 13, 2011

VÍSPERAS DE SAN VALENTÍN


Dicen que París es la ciudad del amor. Dicen también que muchas parejas de enamorados dejan un candado en las rejillas del Pont des Arts, el puente favorito de La Maga, olvidarán sobre el Sena el recuerdo de un amor que nunca se romperá, que nunca les dejará separarse.

Para Leo, Europa era sobre todo la posibilidad de conocer París, de pasear por esa ciudad con la que tanto había soñado. El sueño conquistado.

Como resulta habitual, al acercarse el 14 de febrero escucho en tantas voces escépticas, antirrománticas o tópicas el recuerdo del origen comercial de San Valentín. El día de los enamorados es pura parafernalia consumista, dicen; si estás enamorado, lo estás todos los días y no sólo en febrero, remarcan. Y me suenan a esa vieja cantinela que yo repetí tantas veces y que en un par de febreros escuché también a Leo.

En efecto. Todos los días son estupendos para celebrar el amor, para dar luz a ese gesto pequeño que le recordará y te recordará que no es parte de tu vida, sino tu vida. Pero como todos son tan aptos para tanto, nos olvidamos a veces del detalle y lo dejamos a la espera, y eso aunque tendríamos que saber que el tiempo es capaz de cortar de raíz todas las posibilidades.

Siempre me he visto como tímido, cerrado, tal vez poco cariñoso, poco detallista. Pero si exploro los meses transcurridos junto a Leo, me doy cuenta de que uno de los muchos cambios que provocó en mi día a día fue precisamente la aparición de la necesidad de ofrecer pequeñas palabras, pequeñas cosas, sonrisas pequeñas. A pesar de que tantas veces aparecieran también los pequeños disgustos, los tibios desencuentros, esas incompatibilidades menores que teníamos que aprender a sortear a medida que nos íbamos conociendo.

Leo no quería saber nada de San Valentín, pero el año pasado recordé su comentario sobre un perfume que le había gustado mucho y no quise, por suerte, dejar pasar la oportunidad. Y tuvo su perfume envuelto en papel de fiesta y a tiempo. Hubo fiestas sorpresas, alguna cena inesperada, libros con rosa. Y sobre todo muchos "te quiero". Un "te quiero" que llegó a ser obsesivo y que no faltó, creo, ni uno solo de los días. Aunque tiñéndose de preocupación a medida que avanzaba la enfermedad. Y de alarma en los últimos momentos.

Sí, ya sé que mañana se celebrarán de nuevo la frivolidad y el consumo. Pero yo voy a echar de menos tener a mi lado a esa persona con la que compartir el consumo, la frivolidad, el corazón y el dulce amor que se hizo esperar tanto, esa persona que se despertaría con un pequeño paquetito bien envuelto, una sonrisa y un pesado y mil veces repetido ya "te quiero".

No os olvidéis de decirlo. También mañana.

4 comentarios:

Amélie dijo...

Para el día de los enamorados, te propongo que escuches " la vie en rose " cantada por Edith Piaf.

Quand il me prend dans ses bras
Il me parle tout bas
je vois la vie en rose
Il me dit des mots d'amour
Des mots de tout les jours
Et ça me fait quelque chose
Il est entré dans mon coeur
une part de bonheur
Dont je connais la cause
C'est toi pour moi
Moi pour toi dans la vie
Il me l'a dit l'a juré
Pour la vie
Et dès que je l'aperçois
Alors je sens en moi
Mon coeur qui bat.

http://www.youtube.com/watch?v=PR20NSTl-dw

Rukaegos dijo...

Gracias por la recomendación. Es una forma no tan triste de regresar a París con Leo :)

Elena dijo...

Qué bien traído, Ruka, qué bien traído, y no era fácil, con el dolor de la pérdida acechando de un lado y la explosión de lo kitsch aguardando del otro, pero lo has salvado muy bien, conceptual y lingüísticamente.

Me quedo con eso de "...que no es parte de tu vida, sino tu vida".

Saludos (hoy en papel celofán y particularmente intensos). Mucho ánimo.

Antonio Fernández Munárriz dijo...

La moda de los candados en las barandillas de los puentes también ha llegado aquí.

Invito a cualquiera a dar un paseo por el larguísimo puente de San Vicente de la Barquera y lo puede comprobar por sí mismo.

Sobre el candado, con rotulador, el mote cariñoso e intimo de ambos o simplemente nada.

Es un gesto bonito y el puente de San Vicente es muy largo y caben muchos, muchos candados.

Licencia de Creative Commons
Un Santander Posilbe by Regino Mateo is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Based on a work at unsantanderposible.blogspot.com.