Como sabéis, de cuando en cuando rescato alguna entrada antigua del blog, por pereza a veces, porque me gustó y quiero compartirla con quienes habéis llegado hasta esta página recientemente, porque sigue siendo oportuna ...
La semana que entra, la última de enero, es la que verá en toda Europa una conmemoración imprescindible, la del Día del Holocausto, que cada 27 de enero recuerda la fecha convenida de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. Y como cada enero, ese blog se sumará a la memoria necesaria. Por un lado hoy, con este recordatorio sobre los que se conocieron como "los hombres del triángulo rosa"; por otro, con unas reflexiones sobre la recreación del Holocausto en los espacios culturales y cómo me disgusta la trivialización de un tiempo de tal horror con obras pop como El niño del pijama de rayas.
Así que aquí os re-publico "Los hombres del triángulo rosa". Con una fotografía diferente y sin modificar los datos, por lo que recuerdo que el original fue publicado el 27 de enero de 2008.
LOS HOMBRES DEL TRIÁNGULO ROSA
Hoy es 27 de enero. Hace 62 años exactos de la liberación del Campo de Exterminio de Auschwitz-Birkeanu por parte de un ejército soviético que venía sembrando de cadáveres, mujeres violadas y horror los ya arrasados campos de la Europa central. Un 27 de enero que desde entonces suele ser destinado a recordar el horror. Por quienes lo protagonizaron de manera más o menos directa y por quienes miraron hacia otro lado, abriendo tantas preguntas sin respuesta.
Hoy es 27 de enero. Tal vez la foto (no sé exactamente dónde fue tomada) no sea Auschwitz. Podría ser uno de los ocho campos de exterminio o uno de los numerosos campos de concentración/trabajo forzado a los que los nazis enviaban a todos aquellos que consideraban "asociales", "peligrosos", o que simplemente se oponían a ese régimen de terror, crueldad y absurdo que fue el nacionalsocialismo. Podría ser Dora, Dachau, Bergen-Belsen, Matthäusen, Flossenburg, Buchenwald, Riga, Belzec, Treblinka... o cualquier otro nombre de la geografía de la vergüenza. Uno de esos recintos donde se vejó, torturó y asesinó a comunistas, activistas de la izquierda católica, socialistas, sindicalistas, prisioneros de guerra, testigos de Jehová, republicanos españoles y delincuentes comunes, además de la masacre a gran escala de gitanos y judíos.
Uno de esos recintos a los que podías llegar con un triángulo rosa cosido en la chaqueta. Un triángulo que decía este hombre, este muchacho es homosexual. Un triángulo que multiplicaba de inmediato las posibilidades de ser víctima de las mayores atrocidades y te convertía en candidato casi seguro a la muerte. Los estudios realizados dan cifras confusas. Pero entre 200 y 600 000 homosexuales europeos pudieron ser deportados a los campos. Y la cifra de muertos oscilaría entre 60 y 200 mil.
No se sabe la cifra con precisión, siquiera con aproximación. Porque la homosexualidad suponía la mayor de las vergüenzas. Tanto que los propios prisioneros por otras causas, anarquistas, comunistas, judíos, gitanos, colaboraban al sufrimiento de los pervertidos y los ofrecían como "voluntarios" del barracón para los trabajos más penosos, aquellos en los que era más fácil todavía la muerte. No se sabe porque muchos archivos de la Gestapo fueron destruidos, de tal manera que quedó en suspenso saber quién había sido deportado por su militancia política y quién por su orientación sexual. No se sabe porque muchos de los homosexuales supervivientes nunca regresaron a sus ciudades, donde sólo se hubier alargado su calvario. No se sabe porque todavía muchos países europeos, demócratas y libres se niegan a reconocer como víctimas de la barbarie nazi a los hombres del triángulo rosa. Y se niegan porque se les consideraba criminales comunes, y Francia, Austria o Alemania, hace sólo apenas 30 años eliminaron de sus leyes penales la homosexualidad. Sólo 10 ó 5 años si nos referimos a Polonia, Rumanía, Letonia o Eslovaquia. Se niegan porque más incluso que con los judíos fueron las propias policías locales las que abastecieron de degenerados los campos. No se sabe porque todavía hoy en Francia, en el Día del Memorial, cuando se hacen ofrendas florales en tantas ciudades a las víctimas de la Deportación es posible escuchar cómo los viejos superviviente comunistas o judíos abuchean los que tratan de depositar un ramo de flores en recuerdo de los homosexuales muertos. Porque hace sólo cinco años el Alcalde de Reims les arrebató el ramo de flores, lo arrojó al suelo, lo pisoteó y los expulsó de la ceremonia llamándolos sucios pervertidos.
No se sabe porque una nube de silencio continuó oprimiendo la memoria de los muertos y el dolor de los vivos. Y fueron necesarios muchos, muchísimos años, para que algunos supervivientes se liberaran del miedo, hablaran, publicaran libros como "Los hombres del triángulo rosa" en Austria o "Pierre Seel, Deportado Homosexual" en Francia.
Cuenta el alsaciano Pierre Seel, quien a pesar de las torturas no había querido delatar a sus conocidos y mucho menos a su novio, cómo tras meses internado en un campo juntaron a todos los triángulos rosas para que presenciaran cómo desnudaban a un muchacho de 18 años, ponían un cubo sobre su cabeza y azuzaban contra él varios perros hasta que entre terribles gritos de dolor el muchacho murió, con gran parte de su cuerpo devorada o arrancada por los perros entre las risas de los SS. Pierre Seel había reconocido en ese muchacho a Jo, su amante.
Todavía el silencio y todavía la discriminación. Pero el documental "Paragraph 175", películas como la francesa "Un amour a taire" o la británica "Bent", libros como los mencionados y cómo no la lucha de los colectivos LGTB europeos acabarán rompiendo el silencio. Para recordar los asesinatos, las torturas, las vejaciones, los experimentos a través de la castración o la lobotomía, la esclavitud de tantos hombres homosexuales ante el silencio de la derecha y de la izquierda, de los verdugos y de las víctimas, de los liberales y de los comunistas, de los católicos y de los protestantes, de los nazis y de los aliados. Porque todos ellos estaban de acuerdo en una sola cosa: Los homosexuales eran mierda.
4 comentarios:
Se te agradece que vuelvas a colgar este comentario.
Creo que fué Brecht quien escribió al finalizar la IIGM:"Hemos matado a la loba,pero la camada está suelta",y qué razón tenía.
Gracias a ti, Escéptico, por volver a leerlo. Creo que es importante que no se nos olviden algunas cosas.
La camada está suelta, Bruno, y gruñe cada día. Así que mejor estar alerta.
Amigo Rukaegos: es la dignidad de la memoria o la memoria de la dignidad.
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