sábado, diciembre 13, 2014

JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ Y LA INDIGNIDAD EN CALIENTE


La indignidad de ciertos personajes públicos con tendencia al vómito verbal es tan grande que supera incluso la escasa sensibilidad de los integrantes de la ONG creada hace años en el blog "Imbéciles Sn Fronteras". Más allá de los delirios de los tipos allí acogidos, entre los que se contaba ya Jorge Fernández Díaz, ministro del interior del Gobierno de España, hay declaraciones que ni siquiera nos permiten la ironía y nos obligan a acudir a los versos de Machado, don Antonio, para poder encontrar una descripción suficiente que no caiga en el estrambote ni en los abismos de lo soez. 

"Mala gente que camina
y va apestando la tierra".

¿Qué mejor forma de describir al que luce en la foto su mirada torva? Sin duda, Jorge Fernández es mala gente que deja peste a su paso y a su verbo. ¿O piensan ustedes que alguien que no tenga el alma más negra que el culo de un cuervo es capaz de decir, como este sujeto, con ademán chulesco en Antena3 para responder a tantas personas, a tantas instituciones horrorizadas ante la Ley Mordaza en general y ante la particular cuestión de las infames "expulsiones en caliente" que su ministerio practica fuera de la ley nacional hasta ahora, fuera de la ley internacional y desde luego y siempre fuera de la vergüenza que "Si me dan la dirección donde a esa pobre gente los podemos trasladar y garantizan su manutención y que les dan trabajo le aseguro que les enviamos. Pero hay mucha hipocresía". 

¡Pues claro que hay hipocresía! ¿No les parece hipocresía suficiente que el de la mirada torva se exhiba como cristiano por los medios, las calles y la vida, que vaya escupiendo a los demás lecciones de moralina como el fariseo de la parábola cuando no sólo parece ignorar las bases esenciales de la religión que dice practicar (qué hay del mandamiento del amor universal, qué de la caridad, qué de la imprecación de Jesús "cada vez que dejásteis de hacerlo con uno de éstos más pequeños a mí me lo hicisteis" a quienes despide de su lado como malditos y enviándolos al fuego eterno) sino que además no parece parar mientes ni en las críticas de la propia Iglesia Católica ni en campañas como la de "Salvemos la hospitalidad" brotadas precisamente en su ámbito? Y eso sin olvidar el insulto que se embosca en las palabras de Fernández Díaz, acusándonos a los españoles de hipócritas sólo para justificar la indecencia cruel de sus disposiciones, de su gobierno, de su partido. Un insulto contra muchos hombres y mujeres que trabajan duro para que las condiciones de vida de los más desfavorecidos sean mejores, para acoger a quienes llegan a nuestro país huyendo del hambre, de la muerte, de la tortura o de la miseria, que patean despachos intentando arreglarles los papeles que el gobierno se encarga sistemáticamente de denegar. Pues claro que hay miles de españoles dispuestos a acoger a la humanidad miserable y sangrante de Melilla y de Ceuta, a los ateridos que sobrevivieron apenas en el genocidio oceánico de las pateras del que para nuestra vergüenza somos responsables.

Pregunta este tipo hipócrita, malo y torvo si le vamos a enviar nuestras direcciones. Como el ministro del interior es él, y lo es en un gobierno que no parece parar mientes en la defensa de los derechos humanos, estoy completamente seguro de que alguno de sus servidores estará leyendo este blog, de que sabrán quién no se oculta tras el pseudónimo de Rukaegos, y sabrá perfectamente cuáles son mi dirección, teléfono, declaración de la renta, puesto de trabajo y tarjeta de la Seguridad Social. Así que puede contar conmigo para acoger a una de esas personas a las que él despide a golpes hacia la miseria. Yo, que no soy opulento como Fernández Díaz, que no vivo del cuento desde hace año como Fernández Díaz, pero que soy mucho más rico que él en lo que importa, en corazón, brindo mi casa y si hace falta la ayuda de mis amigos para salvar a una persona. Aquí le queda público el desafío, pero se lo haré llegar también por correo electrónico al Congreso de los Diputados y pro correo postal al Ministerio. Porque como dice el Talmud, quien salva la vida de un hombre, salva a la humanidad. A sensu contrario, "señor" ministro, quien permanece impasible ante la miseria, quien se ceba en sus golpes con los más débiles, quien abusa del pequeño, está matándonos a todos, está matando lo poco que a estas alturas pueda ya quedarnos de humanidad.

1 comentario:

BRUNO dijo...

http://laicismo.org/detalle.php?pk=38517

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