Circuló primero por redes y medios, a modo de mantra, la idea de que el PSOE debería pedir perdón como único medio para poder recuperar la confianza del electorado. Creció la bola y en estos días nos hemos encontrado desde algunas tímidas intervenciones con tono penitencial de algunos líderes a otras voces que de forma más abierta recogen la idea y hasta un video en el que varios militantes de diferentes puntos del país concretan y directamente piden perdón. Yo mismo, en un Comité Regional del PSOE de Cantabria hice referencia a esa necesidad de reconciliación con la sociedad. Pero…
A partir de esa idea básica con la que estoy más de acuerdo que en desacuerdo, se me vienen planteando algunos problemas de concreción. El primero de ellos es la propia idea de perdón, culpa y demás referencias a los salmos penitenciales, porque no sé si me cabe en una cuestión de gobernanza pública o de integridad ideológica ese peso de la mentalidad judeocristiana. Del gobernante me importa más la responsabilidad que la culpa; del ciudadano más el diálogo crítico que el perdón. Por otro lado, tampoco tengo claro quién debería pedir perdón. Ahora son varios militantes quienes lo han hecho pero no tengo claro que un militante, la militancia, tenga que soportar ese peso moral sobre sus hombros por decisiones que no fueron ni consultadas ni explicadas. Así que más allá de un cierto maquillaje y de una sanación personal de quienes se sienten apelados por el mantra de la culpa, no sé si lo veo, no sé si esa responsabilidad debería recaer sobre el partido como organización y sobre sus líderes como principales voces y como representantes públicos del mismo.
Más cosas que no tengo claras, como la del perdón a quién y por qué. De entre quienes repiten a cada segundo esa exigencia de que el PSOE pida perdón, de quienes lo hacen con más virulencia, muchos son militantes o simpatizantes de otros partidos que de esta especie de muerte civil decretada por las redes están obteniendo réditos. Su estrategia me parece legítima, claro, pero no sé si en concreto mi partido les debe algo. Más allá, si nos ponemos sacramentales, a la asunción de culpa y el propósito de enmienda y todo lo demás debería corresponder el perdón de quienes andan autoinvistiéndose de sacerdotes de la sociedad. Y no deja de ser curioso pero quienes exigen esa inculpación, cuando se produce, más clara o más tímida, nunca responden con el rece tres padres nuestros y queda perdonado. Sino que atacan más a fondo, aprovechando la debilidad mostrada, insistiendo con nuevos mantras “No me lo creo” , “Ahora ya no sirve” , “¿Por qué no lo dijisteis antes?” y otras fórmulas cercanas que demuestran la impostura del juego. Si se trata de pedir perdón a la sociedad en su conjunto y como tal, tras dos legislaturas veo luces y sombras, veo aciertos y errores, aprecio traición de ciertos principios con el fin, me temo, de salvaguardar otros. Lo previsible, normal, lógico, más o menos. Hacia una sociedad que, bueno es recordarlo, vivió amodorrada en su propio confort hasta bien entrada la crisis, una sociedad que en España se ha caracterizado por su escasa combatividad, por su bajo índice de participación, por su pasotismo. Algo tendrá ella también que reflexionar.
Retomo la idea de que no acabo de entender bien qué función tiene ya el escarnio público (como auto de fe ya han funcionado las distintas convocatorias electorales), al menos desde el punto de vista del PSOE. Pero sí que creo conveniente, urgente y deseable un ejercicio de explicación y de transparencia. Un ejercicio en el que debería repasarse toda la acción de gobierno de las dos legislaturas presididas por Rodríguez Zapatero, desde una perspectiva crítica, en el que debería ponerse sobre el tapete la información de que se disponía, los datos que se manejaban y por qué esos y no otros. Deberían explicitarse, con nombres y apellidos, con tiempos y exigencias, las presiones y chantajes llegados desde instancias institucionales y financieras nacionales y extranacionales. Debería aclararse por qué el gobierno decidió someterse a esa presión, qué pretendía conseguir con la sumisión y qué se consiguió de hecho. Y por supuesto, realizada esta evaluación, desarrollado este ejercicio de transparencia, valorar y dejar claro ante la opinión pública en general pero sobre todo de cara a militantes, simpatizantes y votantes en general cuáles de las decisiones fueron forzadas, cuáles acertadas y cuáles hoy, desde una perspectiva diferente, fueron un error y hasta un horror.
No creo que se trate de un problema de culpa y perdón, sino un ejercicio de responsabilidad y de transparencia al que la política y la sociedad españolas están poco acostumbradas. A partir de ahí, se ganará credibilidad o no, se podrá recuperar el pacto civil, la comunicación, el diálogo con quienes configuraron las mayorías electorales de otros tiempos o no. Pero el PSOE podrá, por fin, cerrar un capítulo, y dejar de revolcarse en el pasado para intentar respirar hacia el presente y hacia el futuro.
4 comentarios:
y no se trata, Regino, precisamente de eso: reconocer que algunas de las decisiones adoptadas estaban lejos de lo que se esperaba de un gobierno socialista. Una vez traspasado el umbral se difuminaron las diferencias y, lo que es más importante, dejaron ideológicamente desarmado al psoe para proponer posteriormente (ahora) ideas contrarias a aquellas pero más acordes con su ideario tradicional. Sería bueno igualmente, como apuntas, que se conozcan las presiones, las circunstancias que "obligaron" a actuar así. A lo mejor este paso es el primero del camino del regreso a casa.
No es cuestión de pedir perdón. Es lo que he puesto en mi facebook. Me suena como al rey: 'no lo volveré a hacer'. Yo creo que sí, que lo volverían a hacer. Y lo volverían a hacer porque los que están no se van. Ni con agua caliente. Yo antes creí que podría cambiar las cosas. Pero he visto que no. Así que como ellos no se van, soy yo el que me voy. Qué remedio. Para que gastar energías en quien no lo merece y me refiero a sus dirigentes. Pena me da de una militancia valiosísima, de izquierdas pura, que ven asombradas como la derecha, sí, la derecha, les ha robado el partido, desde dentro.
Reescribo lo que publiqué aquí el 28 de Marzo de 2012:
Si un animal anda como un pato, nada como un pato, vuela como un pato y dice "cuac" como un pato ES UN PATO.
Si un partido vota con la derecha, es monárquico como la derecha, asume que el pensamiento único es el único pensamento como la derecha, cambia la Constitución en un "plis-plas" por orden de la derecha y amistía a banqueros delincuentes como la derecha ES DE DERECHA.
Yo tampoco creo que sirva de nada el pedir perdón llegados a este punto si nunca va a cambiar su forma de actuar. Así mismo, yo soy muy dada a las teorías conspirativas y los tejes y manejes de las altas alcurnias, igual que cuando Esperanza Aguirre dijo eso de "me voy", y aún hoy me lo sigo sin creer, este "mea culpa" a mí me suena a purga interna entre los propios miembros del Partido.
Yo no me fío ni un pelo.
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