Va llenando los días de enero el proceso de elección de delegados al 38 Congreso Federal del Partido Socialista Obrero Español. Un congreso que se va a celebrar en Sevilla en un clima de desconcierto, con un partido todavía noqueado por los pésimos resultados de mayo y de noviembre, alarmado por la consolidación de un gobierno que tiene como principal objetivo el desmantelamiento del estado del bienestar, acobardado ante un futuro incierto. Pero como siempre está el contrapeso positivo, muchos militantes estamos viviendo la aventura como una oportunidad, una oportunidad para el rearme ideológico, para la apertura del partido, para una limpieza que permita renovar la credibilidad, para un nuevo pacto, un nuevo diálogo hacia un nuevo encuentro con la sociedad real, con las redes, con la calle.
No resulta, por desgracia, sorprendente la constatación de lo poco asentados que están en nuestros corazones y en nuestros modos los valores democráticos, de cuánto nos cuesta entender que quienes formamos parte de un mismo partido compartimos idea, proyecto, futuro, pero que legítimamente podemos discrepar en algunos puntos del mismo, en las estrategias para alcanzarlo, en las personas idóneas para encarnarlo. Y así federación a federación vamos observando un debate tejido en claves territoriales y de oportunidad en no pocas ocasiones, que parece más preocupado por colocar peones en buena posición que por abrir mente y siglas. Supongo que es mucho más difícil entrar en el terreno de las ideas, pero a veces alarma escuchar a compañeras y compañeros, contra Rubalcaba o contra Chacón, argumentos que parecen recién sacados de alguna tertulia de la cope o de interlobotomía. A algunos, les falta convocar a un nuevo boicot contra los productos catalanes para redondear su inquina.
Da igual, debería dar igual, si el PSOE es capaz en Sevilla de optar por la candidatura más solvente, y si la nueva dirección tiene voluntad y capacidad para liderar, para sellar heridas y para integrar voces desde la lealtad y la responsabilidad. Si así es, el congreso será la oportunidad, será el impulso hacia un nuevo viaje y una nueva fortaleza; si no, tiempo perdido y alborozo para el facherío. Un alborozo que la ciudadanía española no puede permitirse.
Entre los nuevos desafíos, encontrar estructuras y caminos que nos permitan aprovechar la experiencia de los dirigentes que han ido quemando etapas de manera que no perdamos su experiencia y su sabiduría sin necesidad de que se conviertan en una infinita perpetuación en el poder. Otro desafío, regresar a la calle, salir de los absurdos círculos autorreferentes y establecer mecanismos para la acción y para la escucha, tanto en los espacios públicos, como en los medios como en las redes sociales y ese reino de internet en constante cambio y que supone la principal vía de información y participación de las generaciones jóvenes. Más, la apuesta contundente, radical, exigente e implacable contra la corrupción, el transfuguismo y la fontanería, tres patas de una banqueta que ha conseguido levantar indignación o en el mejor de los casos indiferencia en una buena parte de la sociedad. Más, el rearme moral e ideológico, con el que el PSOE debería ser una de las referencias y uno de los motores del fortalecimiento de una Socialdemocracia internacional capaz de encabezar un modelo social diferente al del capitalismo neoliberal triunfante en vez de agachar la testuz para adaptarse a los caprichos del mercado. Más, descentralización y presencia constante en todo el país, en cada ciudad, en cada territorio, para que la cercanía compense la cuarentena interesada a la que nos someten la mayoría de los medios. Más todavía, apuesta por la formación para que haya militantes formados, entusiasmados, motivados capaces de difundir y defender, con formatos de cursos, jornadas de debate que sirvan además de punto de encuentro para hombres y mujeres progresistas que sepan poner ladrillo a ladrillo los cimientos de un nuevo contrato social, de un recuperado estado del bienestar desde las ideas de solidaridad, justicia, igualdad, oportunidad y dignidad.
Que el partido sea una casa habitable, cómoda y transparente, que nuestras ideas y propuestas puedan recorrer con comodidad, flexibilidad y agilidad el camino de arriba hacia abajo y todavía mejor de abajo hacia arriba, que aprendamos un modelo del S.XXI capaz de dar el salto cualitativo desde el partido del XIX, y que ese modelo se extienda y se afiance territorio a territorio, agrupación a agrupación, es el punto de arranque desde el que podremos evaluar si hemos sido capaces de limpiar los errores, de perdonar, hacernos perdonar y perdonarnos, y de construir esa utopía renacida que como siempre mirará ese lugar feliz que queda un paso más allá del Arcoiris.
4 comentarios:
¿Te harán caso?.
Un saludo.
Ay, Antonio, ay.
:)
Pues,con el mayor de los respetos, yo sigo sin ver ni un atisbo de regeneración por ningún sitio;y menos aún en Cantabria:las"dos familias de siempre"a la greña.
Respecto a los candidatos nacionales,pues más de lo mismo,con el agravante de que están los dos"contaminados"en gran medida por la fase anterior de Gobierno.
Sin duda si cualquiera de ellos aprovechando cualquiera de las cien ocasiones que tuvieron hubiese dicho en un Consejo de Ministros álgo así como:"Hasta aquí he llegado.Mi ideología y mi sentido social me impiden aprobar ésto(lo que fuese)y,si se aprueba,presento mi dimisión irrevocable";aunque fuese en la decisión de indultar al banquero delincuente...
Nadie hizo siquiera algo parecido,y supongo que hoy en día sería el lider indiscutido.
Tampoco veo renovación generacional,y es muy posible que obedezca a que los jóvenes de izquierda (y mucha más gente) están en otras partes distintas al juego bipartidista actual y que me temo nadie con posibilidad de poder quiere cambiar.Se está muy cómodo.
Y eso es un gravísimo error a no ser que no seas ni siquiera socialdemócrata, pues si sumamos las"deserciones"al PSOE con los votos que van directamente a la basura gracias a la Ley Electoral más un % correspondiente a la"abstención cabreada"veremos que España no es ni de lejos un país para que un partido como el PP disfrute de una mayoría absoluta;y que no ha fracasado"la izquierda",sino el PSOE.
No obstante os deseo lo mejor,pero me temo que no habéis entendido nada.
Disculpadme el rollazo que he metido y saludos a tod@s.
Yo no creo que sea del todo justa tu apreciación, Bruno. En un proceso congresual y precongresual, siempre se está a la greña. Y las dinámicas internas de cualquier partido, pero cuanta más luz y si no pregunta los réditos que trajo la transparencia orgánica a IU, son complejas y lentas. En estos momentos no es cierto lo de las dos familias de siempre a la greña, entre otras cosas porque nada se parece a lo de hace cuatro años, menos a lo de ocho y todavía menos a lo de doce. Y en buena medida la alineación actual tiene que ver con contenidos, con visiones diferentes de qué respuesta debe dar el PSOE a la crisis de ideas, de debate, de democracia y, por supuesto, económica. O lo que es lo mismo, cómo se puede recuperar la confianza.
En parte tienes razón en tu análisis, pero no toda. No es sólo un problema de quién tiene la izquierda. Porque donde el lado siniestro ha hecho aguas para el PSOE tampoco la izquierda caviar ha sabido captar el voto y formar un frente fuerte. Once diputados son un éxito comparado con las elecciones anteriores, pero están muy lejos de los resultados del PCE en otros tiempos. Y además, la pérdida de votos (mayoritariamente hacia la abstención) por parte del PSOE, también se ha producido por el cuadrante del centro. No sólo se explica por cuestiones de más o menos izquierda, sino sobre todo por consideraciones de más o menos confianza. Ahí es donde hay, habrá que trabajar, de manera ejemplar y decidida. Y eso es lo que ahora se está debatiendo, cómo se va a articular ese trabajo. Después del congreso, de los congresos, hablaremos de si se está haciendo bien o mal, pero ahora toca lamerse heridas y poner las bases para intentar recuperar el tiempo y el espacio perdidos.
En el Consejo de Ministros habrá habido sus más y sus menos. Yo tengo claro que no se tomaron las medidas más populares, y que además no se explicaron bien y que todavía más el capitán prefirió estar desaparecido una temporada. También creo que se tomaron por responsabilidad, tal vez porque no se encontró otro camino viable o porque las amenazas fueron demasiado fuertes. Admito que se haya pecado de debilidad en un momento grave, puede que de inconsistencia. Pero jamás de las otras valoraciones que sobre Zapatero se están haciendo. De un Zapatero, por cierto, que ha realizado en otros ámbitos la política más izquierdista que se ha conocido en este país en mucho tiempo.
¿Renovación generacional? No sé si por tener más o menos años se es mejor o peor, se está más o menos cualificado. Pero te podría contestar que parte de la inconsistencia de estos años vino de renunciar a algunas cabezas sabias para dar una presencia creo que excesiva a unas cabezas sin experiencia. El en Partido (en los partidos) tenemos jóvenes que son mucho más viejos y más aparatichiks que yo y mucho menos libres por ello que algunas de las viejas glorias, que andan sin deudas pendientes. De todas maneras, una vez más, esa renovación, que no entiendo que tenga que ser generacional, o no sólo, vendrá del Congreso. Porque no es deseable que el partido hoy lo lidere un desconocido, y mucho menos que lo lidere alguien que no sea diputado y no puedan enfrentarse en directo y en sede parlamentaria con las hordas populares.
En fin, creo que hemos entendido más de lo que los movimientos previos a un congreso pueden dar a entender. Y lo sé porque conozco muchos debates internos, ásperos a veces, hasta brutales. Pero necesitamos un mínimo de margen para modificar estructuras, estrategias y sobre todo contenidos.
¿Que al final nada cambia? Probablemente vendrán muchos muchos años de mayorías populares. En parte por lo que no hemos entendido nosotros, en parte por lo que a nuestros diversos puntos cardinales no entienden otros (qué fáciles son los maximalismos de oposición, sobre todo en un arte que depende tanto de la realidad más dura y cotidiana como la política). Por supuesto, puesto que el PSOE es más grande, tendrá más responsabilidad. Pero no va a ser la única.
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