Inmersos como estamos en un proceso interno para la renovación de nuestros órganos y para la revitalización de nuestras propuestas y nuestra credibilidad, espero que me perdonéis los habituales que en estos días dé un poco de espacio a reflexiones que tienen más que ver con el "dentro" del PSOE y que como militante me parece oportuno compartir. Os compensaré publicando con más regularidad que en los últimos meses y con algún nuevo y divertido momento estelar. Palabrita del Niño Jesús.
Basta mirar la historia del Partido Socialista español para darse cuenta de que una de las obsesiones fundacionales fue la formación de los militantes. Formación en un doble sentido, por un lado en un sentido general, como herramienta para que la clase trabajadora pudiera encontrar un camino de promoción social y de mejora de sus condiciones laborales, pero formación también desde el punto de vista de dotar de bagaje ideológico e identitario a los militantes, y de instruirlos en la acción política.
Con la, a mi juicio muy muy negativa, profesionalización de la política hasta acercarse a esa idea de casta que denunciaban los quincemayeros o de "democracia oligárquica" que formulan los politólogos, se han relegado las estrategias de formación a una práctica nada. De tal manera que hoy en el PSOE, y no sólo, hay más estrategia, personalismo y narración que activismo, organización e ideas.
Sí, claro, por supuesto que existen fundaciones y think tanks que, sin embargo, tienen más que ver con el mantenimiento del statu quo oligárquico que con una promoción real e integradora de la militancia. Excesivamente centralizadas (porque por mucho que queramos este país sigue siendo notablemente centralista), excesivamente autorreferenciales y circulares, muchas de las buenas propuestas se agotan en sí mismas y acaban por ser poco más que un dispendio o una disculpa para justificar cuadros y gastos.
Entre los desafíos que para mí son hoy esenciales para que el PSOE, en España y en Cantabria, desarrollen un proyecto con solución de futuro, uno es la formación. El diseño de cursos básicos, esenciales, capaces de generar encuentro entre la militancia, formación, asentamiento de las ideas socialdemócratas y de herramientas de acción y comunicación política y que pueda llegar hasta las más apartadas agrupaciones. La génesis de cursos especializados y de foros de reflexión pública acerca de cuestiones de actualidad y de los desafíos de la Socialdemocracia y del estado del bienestar en este confuso arranque del siglo XXI. La extensión de la formación por todo el estado en forma de tela de araña, que no tenga que pasar necesariamente por Madrid, que no privilegie necesariamente a las estructuras centrales y que dé opción a crecer y a construir , a la militancia de todos los territorios. Y en toda esta dinámica, la creación de foros que sirvan como punto de encuentro, para confraternizar, para conocer y reconocer a los compañeros y compañeras, pero también para aproximar a simpatizantes y posibles colaboradores a una dinámica menos agresiva, menos llena de gresca por el poder que las que habitualmente mostramos.
Es necesario hacer simpatizantes de los neutrales, afiliados de los simpatizantes, militantes de los simpatizantes, activistas de los militantes. Es necesario perder el miedo y formar agentes sociales que se conviertan en portavoces y oídos privilegiados ante la calle y en las redes de las ideas que soñamos y que sueñan, para poder construir, recuperar, entre todos, sumando, trabajando, escuchando, aprendiendo, proponiendo, defendiendo, explicando, ese bienestar común que una vez parecimos alcanzar y que hoy se va degradando. Y para eso, necesitamos formación, formación y formación. Pero sobre todo, formación.
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