Entre sus editoriales del día, nuestro bien amado DM continúa la falsa polémica que las armadas de la fe (COPE + DM + Obispado de Santander) han tenido a bien proponernos como cruzada veraniega contra los malos malosos. En este caso, contra una mala malísima que responde al nombre de Lucía Etxebarria.
La mi pobre dirigía un taller de escritura en la güimpi, en el que tuvo la feliz idea de proponer a los alumnos la creación de un texto en común. El bombardeo de ideas fue derivando (como suele ocurrir en este tipo de dinámicas) hacia lo delirante, y acabó mezclando un equipo de fútbol, un progatonista Jesús, un especulador inmobiliaro Judas Pilatos y una Magdalena maltratada. O algo así.
Alguien debió de pensar que había carnazada copera en el empeño, y así como nadie protestó durante la realización del ejercicio, nadie se quejó a la académica organización del evento y nadie dijo nada en sus evaluaciones del curso, hete aquí que de pronto se nos acusa a la Etxebarria de hereje en las ondas herzianas. Al Obispado de Santander y al DM, claro, les falta tiempo para echar una mano. Y ya la tenemos liada.
No voy a absolver de pecado a Etxebarria. Hereje es, pecadora es y provocadora también, tanto como mala escritora. Pero entrar en su defensa y en la de la libertad de expresión sería seguir el juego a los inquisidores. Así que voy a llevar mis reflexiones por otras cuerdas.
Sobre la COPE ... lleva muchos años utilizando como libro de estilo la vieja máxima de Goebbels, esa de que "una mentira repetida mil veces acaba siendo verdad". La infamia como modelo periodístico, el sectarismo más absoluto y el grito como único argumento dicen bastante de esa emisora en la que los talibanes de sacristía se han atrincherado para intentar la reconquista de una España que consideran suya e ilegalmente ocupada por la voluntad de las urnas. Empecinados en crispar y en hacer política, hasta la deriva de no pocas actitudes del Partido Popular nace del miedo a enfadar a FJL, CLS, CV y resto de vociferantes. Eso sí, sin que nadie tenga permiso siquiera para discrepar una miajita. En el fondo, lo de la Etxebarria es de lo menos bestia que han dicho estos tramposos en los últimos años.
Del Obispado de Santander ... no es que uno recuerde muchas pastorales inteligentes. En realidad, el obispo recientemente descencido al Recreativo de Huelva responde a un perfil más bien bajo y nunca ha tenido a bien obsequiarnos con reflexión pública alguna sobre cuestiones candentes. Con la que está cayendo por la única y verdadera, casi mejor el silencio, pero no deja de sorprender que se apunte con alegría a la cruzada contra la escritora sin haber sido testigo presencial de la ofensa y no haberse dignado a hablar con la condenada para conocer su versión. Claro que en los juicios eclesiales, sólo hablan ellos: los condenados, que ya lo son a priori, callan y se aguantan. Como mucho, pueden aspirar a que quinientos años más tarde les pidan perdón. Habrá que recordar que la santa y católica se ha especializado en prohibir libros, que sus encíclicas antiguas y modernas consideran pecado el ejercicio libre del pensamiento y los demás derechos humanos. Después de la Guerra Civil llegaron a prohibir en las bibliotecas españolas nada menos que Quo vadis de Sienckiewickz. Y las barbaridades que dijeron sobre un texto sublime como El evangelio según Jesucristo, de José Saramago ocupan muchas páginas en las hemerotecas (En directo del Gólgota, de ese gran escritor y gran provocador norteameriyanqui que es Gore Vidal se les pasó por alto).
Insisto: no voy a defender a Lucía Etxebarria. Si hubiera escrito el relato que la iglesia se ha apresurado a enviar a la hoguera, esta obsesión inquisitorial hubiera garantizado varias reediciones. Pero no deja de asustarme la recuperación eclesial de sus peores modos. No pasa semana sin que nuestros clérigos anuncien nuevos anatemas, condenas, censuras y se apresuren a jalear cierta opción política, siempre la misma. Dejando claro que su reino sí es de este mundo. Y que no están dispuestos a perder un solo céntimo de poder. Cueste lo que cueste (a los demás).
Del DM no he hablado ... pero ya tendremos tiempo y extensión ¿no os parece?
La mi pobre dirigía un taller de escritura en la güimpi, en el que tuvo la feliz idea de proponer a los alumnos la creación de un texto en común. El bombardeo de ideas fue derivando (como suele ocurrir en este tipo de dinámicas) hacia lo delirante, y acabó mezclando un equipo de fútbol, un progatonista Jesús, un especulador inmobiliaro Judas Pilatos y una Magdalena maltratada. O algo así.
Alguien debió de pensar que había carnazada copera en el empeño, y así como nadie protestó durante la realización del ejercicio, nadie se quejó a la académica organización del evento y nadie dijo nada en sus evaluaciones del curso, hete aquí que de pronto se nos acusa a la Etxebarria de hereje en las ondas herzianas. Al Obispado de Santander y al DM, claro, les falta tiempo para echar una mano. Y ya la tenemos liada.
No voy a absolver de pecado a Etxebarria. Hereje es, pecadora es y provocadora también, tanto como mala escritora. Pero entrar en su defensa y en la de la libertad de expresión sería seguir el juego a los inquisidores. Así que voy a llevar mis reflexiones por otras cuerdas.
Sobre la COPE ... lleva muchos años utilizando como libro de estilo la vieja máxima de Goebbels, esa de que "una mentira repetida mil veces acaba siendo verdad". La infamia como modelo periodístico, el sectarismo más absoluto y el grito como único argumento dicen bastante de esa emisora en la que los talibanes de sacristía se han atrincherado para intentar la reconquista de una España que consideran suya e ilegalmente ocupada por la voluntad de las urnas. Empecinados en crispar y en hacer política, hasta la deriva de no pocas actitudes del Partido Popular nace del miedo a enfadar a FJL, CLS, CV y resto de vociferantes. Eso sí, sin que nadie tenga permiso siquiera para discrepar una miajita. En el fondo, lo de la Etxebarria es de lo menos bestia que han dicho estos tramposos en los últimos años.
Del Obispado de Santander ... no es que uno recuerde muchas pastorales inteligentes. En realidad, el obispo recientemente descencido al Recreativo de Huelva responde a un perfil más bien bajo y nunca ha tenido a bien obsequiarnos con reflexión pública alguna sobre cuestiones candentes. Con la que está cayendo por la única y verdadera, casi mejor el silencio, pero no deja de sorprender que se apunte con alegría a la cruzada contra la escritora sin haber sido testigo presencial de la ofensa y no haberse dignado a hablar con la condenada para conocer su versión. Claro que en los juicios eclesiales, sólo hablan ellos: los condenados, que ya lo son a priori, callan y se aguantan. Como mucho, pueden aspirar a que quinientos años más tarde les pidan perdón. Habrá que recordar que la santa y católica se ha especializado en prohibir libros, que sus encíclicas antiguas y modernas consideran pecado el ejercicio libre del pensamiento y los demás derechos humanos. Después de la Guerra Civil llegaron a prohibir en las bibliotecas españolas nada menos que Quo vadis de Sienckiewickz. Y las barbaridades que dijeron sobre un texto sublime como El evangelio según Jesucristo, de José Saramago ocupan muchas páginas en las hemerotecas (En directo del Gólgota, de ese gran escritor y gran provocador norteameriyanqui que es Gore Vidal se les pasó por alto).
Insisto: no voy a defender a Lucía Etxebarria. Si hubiera escrito el relato que la iglesia se ha apresurado a enviar a la hoguera, esta obsesión inquisitorial hubiera garantizado varias reediciones. Pero no deja de asustarme la recuperación eclesial de sus peores modos. No pasa semana sin que nuestros clérigos anuncien nuevos anatemas, condenas, censuras y se apresuren a jalear cierta opción política, siempre la misma. Dejando claro que su reino sí es de este mundo. Y que no están dispuestos a perder un solo céntimo de poder. Cueste lo que cueste (a los demás).
Del DM no he hablado ... pero ya tendremos tiempo y extensión ¿no os parece?
1 comentario:
Me parece estupendo lo que comentas de ella.
Escriba bien o mal (que aquí no es asunto) una sociedad no debería escandalizarse tanto.
Y la prueba más escandalosa de una sociedad escandalosa es precisamente su capacidad de escandalizarse :-)
Sigue así.
Saludos
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