Irresponsable como suele, anduvo el malvado Rukaegos con intensidad marejadilla y cierta intermitencia, enredando por los rosales de la política autonómica, con garbo tal que pronto acabo maridando con las listas electorales como la carne de cocido y la bechamel con los pimientos rellenos o como un tinto de Requena (viene muy a cuento la uva bobal para lo que cierno) con unos escalopines de buey de Kobe rellenos de fuá de oca a la alsaciana. Así que bien aprovechada su indudable calidad como relleno a punto estuvo de hacer póker juntando niveles: municipal, nacional y europeo, aunque fallole como muchísimo la carta autonómica. No por eso dejó de lucir pinturero la camiseta que encargó a su amigo maricamisetero fashion, con el eslogan "Lo mejor del pavo, el relleno" y con la que acudió a mítines, encuentros y quisicosas varias en las que alguna vez triunfó por su donosura, su suculenta labia y un chechapil absoluto y arrebatador.
Hábil como suele, prefirió posicionarse contra el mundo, o más bien el mundo decidía siempre posicionarse contra él, pero solo porque las adscripciones críticas en el torrefacto mundo de los partidos molan mucho más, son más sufridas siempre (un poco como ser seguidor del Racing de Santander) pero, dónde va a parar, mucho más divertidas. Y fue entre los porcentajes críticos como nuestro villano favorito consiguió aposentar trasero en algunas instancias, orgánicas unas, inorgánicas las más, como espectador privilegiado y actor de reparto con pocas líneas del gran teatro del mundo.
Fue al poco de salir de un algo, quién sabe si congreso, asamblea o comité, cuando en una atorrante compañía alguien mencionó al Maestro entre los Maestros, el siempre bienamado Berlanga. Otro alguien apuntó "tal como están las cosas deberíamos seguir su ejemplo e introducir la palabra austrohúngaro en nuestras intervenciones ante el Sanedrín Regional de la Rosa". Risas. Tomó la palabra Rukaegos y espetó "¿Austrohúngaro? Qué visto todo y qué fácil la cita. Yo me comprometería si la referencia fuera algo más complicado, no sé, ¿Yma Súmac?". El asombro llenó de grisura espesa la taberna. "¿Y esa, por Manitú, quién demonios es?" exclamaron varios compiyoguis a cinco voces mixtas no del todo afinadas y poco dotadas para la polifonía renacentista holandesa. Después de un par de móviles en busca de la wikipedia perdida y algunas orejas más o menos pendientes de las sucintas explicaciones del malvado, se celebró por lo alto con varios y largos brindis la memoria de la en su tiempo célebre soprano peruana de agudos intangibles y, todo hay que decirlo, un punto gritones, bella entre las bellas y portada de un par de Hollywood Amazing People de los 50, gracias sobre todo a sus películas de aventuras junto al malote Charlotín Heston y su pretendida genealogía que la convertía en princesa inca, descendiente por línea directa de Atahualpa, Manco Cápac y Pachacútec.
No se lo querrán ustedes, siempre desconfiados, creer, pero Rukaegos, vil y tal, cumplió con su prometida apuesta, desgranando perlas como "De seguir por este camino hacia la irrelevancia vamos a pintar menos en la política regional que Yma Súmac en el paseo de la fama de Hollywood", "Aunque mi voz sea menos seductora que la de Yma Súmac, voy a leer un poema que deja claro lo que pienso en este momento" y estrategias similares que resultaban siempre recibidas con miradas atónitas por los oficialistas, miradas más atónitas por los críticos no informados, miradas torvas y enfadadas por Ella (mientras pensaba, qué poco serio es este tío y qué intolerable arrogancia intelectual, y qué es eso de ymasúmac, qué es) y miradas y bocas al borde de la carcajada histérica por parte de la alegre pandilla con la que se había cruzado la apuesta en la ya mítica noche oscura y tempestuosa.
Nunca le pagaron la apuesta los entonces críticos, luego ausentes, luego oficialistas o críticos o ausentes de aquella vieja farra. Pero el malvado Rukaegos, no tan intolerable como ustedes parecen creer, se dio por bien pagado con las risas, la alegría, el compadreo y el gesto de "maldito intelectual de mierda" que en los grandes momentos invadió el Sanedrín Regional. Ah, y con el granado descubrimiento de que el gran gran Guille Milkyway con su proyecto La casa azul, tan fresco y tan del gusto del Malvado, había rendido homenaje encendido a la Inca entre las Incas en su temazo La nueva Yma Súmac" que para regodeo del respetable y movimiento compusivito de cadera.
https://youtu.be/a-EuI_aQxGc
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