sábado, junio 08, 2013

LA SONRISA DE UN VIEJO ROCKERO. BE SENIOR, MY FRIEND



Ya sabéis que uno tiene tendencia a la misantropía y a la histera, como algunos de los sabios de la Antigüedad (Cela dixit, o más bien scripsi). Así que con ese vaso medio vacío que me caracteriza siempre pienso que todo lo que se mueve a mi lado hubiera tenido más suerte, hubiera estado mejor en otros pagos. ¿Lola, Glenda, Gin, Harley no hubieran preferido un compañero más deportista, o aficionado a la naturaleza, o con una casa enorme y un jardín más enorme, o al menos una gran terraza al sol?

Pero luego resulta que te tomas un poco más en serio y recuerdas que un perro (y no sólo un perro) necesita esencialmente una cosa, el cariño de una familia, la seguridad de un compañero que le respete y le quiera. Y puede que esta foto de Harley, de Harley Davidson, de Tío Harley, del tocho más tocho, con esa sonrisota grande y agradecida sea la respuesta a todas las preguntas.

Cuando Harley me adoptó, hace sólo un par de meses, escuchamos muchas veces que era una tontería, que un perro viejo iba a vivir poco tiempo y yo me iba a llevar un disgusto, mejor un cachorro, claro. Siempre, es curioso, a personas que aman, o al menos eso dicen, a los animales, y que como mucho se encogían de hombros cuando yo decía "¿Quieres decir que cuando abandonan a un perro viejo su única opción es la inyección letal? ¿Que la edad les quita el derecho a una nueva oportunidad, a un espacio cálido y amable para esos dos, tres, cinco, los que sean años?".

Cada día estoy más convencido de que fui sabio al mirar a los ojos a Harley. Yo no quería un cachorro o un perro joven, que sumara su vitalidad y su energía a las de Gin y volvieran mi vida un manicomio. Pero al mismo tiempo nunca me había enfrentado a un perro de edad avanzada recién llegado, ni a un macho. Lola, Glenda, Gin, en este orden, llegaron a casa de cachorras, unos dos meses las primeras y unos siete Gin. Así que tenía claro el concepto perra y el concepto cachorro. Pero ... ¿qué era un perro viejuno?

Un abuelete, un senior, un viejuno es, en definitiva, calma y ternura. Es la seguridad de tener un perro equilibrado, de personalidad definida que nos permite conocer exactamente si se adapta a nuestras necesidades y posibilidades, un conocimiento que es aún más fuerte si recurrimos a una protectora que conozca bien al animal y pueda orientarnos. Es la alegría de ver cómo cada hora, cada semana que pasa recupera en la mirada la luz que le robaron unos desalmados, ver en sus ojos ese rayito de esperanza que parece decir "sí, esta vez sí, ahora voy a ser feliz". Es verle crecer y caminar, sí hacia el ocaso, cada día con pata más firme, cada día más seguro, cada día más cómodo con su nueva realidad, con su nueva familia.

Entro en casa cada noche, termninada la jornada, abro la puerta y recibo a Gin, que me empuja y me aturde con su alegría, sus saltos, su vitalidad compulsiva, y después aparece al trote Harley para acercarse a mí, sentarse sin quitarme el ojo de encima y decir con todo su cuerpo, con todos sus sentidos, con toda su expresión "qué contento estoy de verte, si quieres puedes acariciarme, me sentiré agradecido de nuevo y muy feliz, pero en realidad no hace falta". Le veo moverse por la casa como si temiera molestar, pero custodiando su espacio. Le veo comer con calma y perder la voracidad de los primeros días, ahora que sabe que la comida no se va a acabar. Le observo suelto por el parque (que les den a las ordenanzas municiapales de esta ciudad antipática que odia también a los perros) con un trote de payaso, feliz y torpe, husmeando rastros, señalando pájaros, oliendo la vida. Le siento responder a cada llamada como si fuera una bendición, siempre a la primera, siempre contento. Le veo dormir sin taparse la cara con las patas, como hacía al principio, como si se protegiera de quién sabe qué miedos, y tengo ganas de sonreír y de decirle, "estás en casa".

Sé que los perros mayores tienen problemas en perreras y protectoras para ser adoptados. Pero sé también que hay muchas razones para elegir un juno, un viejuno, un senior. Seguridad y estabilidad de comportamiento, para quienes no han tenido perro o desconfían de su relación con niños o con otras mascotas. Compañía calmada para quienes tal vez no tienen todo el tiempo o toda la energía necesarios para lidiar con un cachorro o un perro joven y lleno de vigor. Silencio y respeto para quienes necesitan que su casa sea un refugio, o un lugar de orden, pero sienten la felicidad de sentir que alguien respira, sin molestar, a su lado.

Así que aplaudo a todas esas personas, esas organizaciones animalistas, que se empeñan cada día no sólo en suplir la obligación vergonzosamente preterida por autoridades e instituciones públicas de prevenir, combatir y solucionar maltrato y abandono de mascotas y otros animales. Sino que además ponen toda su pasión en ofrecer una nueva oportunidad a esos vejetes adorables que ya no contaban con ninguna. Con campañas como la de BE SENIOR MY FRIEND que en estos días ha puesto en marcha SOS SETTER CANTABRIA ( www.sossetter.org )

Porque es cierto que cuando di el segundo paso había perros más bonitos, había perros más jóvenes, había perros más vitales, pero no había una sonrisa como la de Harley, he querido hoy compartir desde esta habitación desordenada mi agradecimiento a Sonia, a Berto y con ellos a todos los que hacen posible Sos Setter por no rendirse, por ser como son, por haber puesto las oportunidades para que una tarde de febrero Gin y yo conociéramos a un viejo roquero lleno de ganas de vivir y de soñar nuevos himnos. Compartir mi agradecimiento a Harley Davidson, a Harley, a Tío Harley, al tocho más tochuno por todo lo que me ha enseñado, por todo lo que me ha regalado ... por adoptarme y hacerme suyo.

4 comentarios:

BRUNO dijo...

Toda la razón otra vez, Rukaegos.
Una pareja de amigos con la que tengo mucha y buena relación no hace demasiado perdieron a su perro al que conocí ya bastante anciano.
Por alguna razón él me adoptó a pesar de -o quizá "gracias a"- sus limitaciones físicas.
No era del todo "perro", creo que tenía un fuerte componente de "filósofo" del que aprendí cosas, y cuando murió sentí algo muy parecido a lo que siento cuando algún amigo muere.
Tras el "periodo de luto", mis amigos tienen ahora a un jovencito encantador que ya me ha robado "la cartera" y el corazón cuando se durmió en mis brazos, pero el recuerdo del viejo "Copo" me sigue acompañando, y se que lo hará mucho tiempo más.
Saludos.

Luis Jorde dijo...

TITA PARIS:
Dí que sí Regi, que si no adoptamos a estos perros viejunos y tan agradecidos,...¿qué van a hacer connosotros cuando se nos caiga la baba y no podamos contener nuestros esfínteres?

Anónimo dijo...

Hermoso.

Marga de Quevedo dijo...



Pues es que hasta que no nos toca de cerca la situación no lo pensamos, pero tambien nos pasa con los humanos y asi como lo que has escrito sobre Harley, con otra distancia y afecto veo yo a mi padre, que tiene la enfermedad "del olvido" pero esta ahí para que le quieran, para ser querido y aunque ya no brillen sus ojos, sabes que brillaron y conocieron, comprendieron y amaron.

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