miércoles, junio 13, 2012

APAÑEROS DEL ALMA



Estas vidas mediáticas y en red que nos toca vivir, ay, van haciendo real, muy real, la profética sociedad del Gran Hermano (el de Orwell, no el de la Milá) que vigila y controla gestos, palabras y conciencias.

No es que no lo sepamos, no es que no midamos nuestras palabras y tratemos de ajustarlas a lo que queremos y necesitamos decir con exactitud en cada momento. Es que por supuesto todo nuestro verbo podrá ser utilizado en nuestra contra, si cae en la mirada torva del Lurker o fisgón adecuado.

No, no sabéis que os sigue. A veces ni siquiera sabéis que existe. Pero espera emboscado con un objetivo único: encontrar entre centenares, miles de mensajes, esa rara perla que sabe agradara a aquellos a quienes sirve de ejemplar mamporrero. Nunca hará llegar vuestros apoyos, vuestros mensajes positivos, vuestra colaboración. Nunca recordará cuántas veces por simple lealtad, o por lealtad simple, que ya no lo tengo claro, has callado lo que no tenías que callar, o has defendido lo que no tenías que defender, o has aceptado ser contradictorio para no resaltar la contradicción de personas y organizaciones a las que, a veces a pesar de tantas cosas, continúas apreciando, continúas identificando como parte de tu propia mirada sobre el universo. Aunque nunca hayas renunciado, faltaría, a la crítica y a la distancia tan necesarias.

No. Nunca nada bueno podrán decir de vosotros quienes tienen poco que aportar a la organización o a los jefes que no sea la capacidad para el chismorreo y la insidia, para la falsedad. Pero veréis cómo saltan alborozados cuando perciben, o han creído percibir, es momento de cabreo, de disgusto, en el que todavía y a pesar de tantas cosas os mostráis como mentes libres y capaces y no como serviles transmisores de bocas ajenas.

Si por ejemplo durante vuestra actividad como críticos musicales reseñáis de forma positiva o incluso exultante un 80% de los conciertos escuchados, será el 5% en el que vuestra valoración, con idénticos criterios e idéntico rigor, fue más dura. Suficiente para convertiros en el enemigo público número uno de quienes por tan poca cosa han visto su culo cuestionado.

Si por ejemplo en vuestra actividad en redes sociales despertáis una mañana del bostezo y lanzáis, con suavidad, sin datos, sin apuntar a la cara (dura) de nadie ese grito que os resulta imprescindible para continuar andando, imprescindible para apaciguar al menos la conciencia tras tener noticias de manejos, triquiñuelas y trampas de especial oscuridad, os convertiréis sin tardar en la diana de quienes os esperaban enroscados sobre su propia miseria. Casi siempre asalariados y ventajistas, siempre pequeños, esos de los que no conoces palabra u obra que justifique la importancia que se conceden a sí mismos (más bien todo lo contrario). Pero que sirven al señor con la lengua de doble filo. Porque si no vivieran perpetuamente entre la basura, ¿cuál sería su alimento?

Esos que no son compañeros sino como mucho co-carnetarios (¡toma palabro!)

Y sí, tal vez sí. Tal vez si llevas tiempo leyendo este blog sin dejar huella ni zarpa, esperando y esperando; tal vez si al leer palabras como miseria, chismorreo, insidia o servil te has reconocido; si piensas que me entretuve elaborando tu retrato. Tal vez, sólo tal vez, tengas razón, apañero del alma, apañero.

3 comentarios:

BRUNO dijo...

Un ajuste de cuentas muy elegante.
Supongo que el "receptor" haya "recibido" y se de por aludido.

Ariadna_1462 dijo...

Hola, lo de apañero lo puedo entender como un guiño simpático a José Mota, pero el palabro co- carnetario no lo entiendo en la wikipedia me dice que si quise decir carcelario, y me temo que por hay no van los tiros, o si? Por favor que alguien me lo aclare, je,je..

Rukaegos dijo...

Qué tal, Bruno. En efecto, tengo constancia de que llegó a donde debía y de que lo pillaron ;-)

Ariadna, lo de Apañero es una vieja broma sobre la palabra compañero, anterior a José Mota. Lo de co-carnetario es una broma o un palabro inexistente que intenta explicar, sin duda torpemente, que algunas personas con las que compartes espacios no son ni serán nunca compañeros: como mucho compartes con ellos un mismo carnet, nada más :-)

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