martes, mayo 01, 2012

ESTAMOS LEYENDO ... "HERMANO", DE JOSÉ LUIS SERRANO



Me comentaba hace algún tiempo un viejo amigo, escritor y gay, que la llamada literatura gay se había venido convirtiendo en una acumulación de historias romanticonas sin demasiado interés, llenas de lugares comunes y faltas de técnica y vuelo literario. Confirmo a grandes rasgos esa lectura, a pesar de que podamos encontrar novelas excepcionales escritas o protagonizadas por personas lgtb, a pesar de que incluso adentrándonos en las procelosas aguas de la literatura de género, y más precisamente de la literatura gay, hayamos encontrado páginas para el entretenimiento, para una tarde agradable, para un par de lágrimas. Sobre todo para reconocernos como en un espejo en las venturas y desventuras de los personajes. 

Cierto escepticismo te obliga a coger con cierta prevención tan peculiares títulos. Más cuando han sido escritos por un amigo, por alguien a quien aprecias de manera sincera. A coger el libro casi rezando para que como mínimo sea aceptable, razonable. 

No me he encontrado con una obra cumbre de la literatura universal al leer Hermano , de José Luis Serrano o, más bien, elputojacktwist. Pero sin duda me he encontrado con una buena novela. Escrita con maestría, con dulzura, con ironía, llena de fuerza en las contemplaciones y en las descripciones y de ácido corrosivo en las divertidísimas miradas al marimundo provinciano.

Tres libros en uno. Un libro de viajes, inciático, en el que el protagonista se enfrenta a Birmania a sus costumbres, a sus personajes, a sus paisajes. Revisitando lugares sin duda conocidos y amados por el autor desde una perspectiva romántica y evocadora que teje un imán alrededor del país incluso para quienes padecemos de un virus occidental en nuestra agenda de intereses. El encuentro con una tierra cargada de símbolos, de magia, sobre todo de una tierra diferente, de unas gentes diferentes cuyos códigos, cuyos colores, necesitas aprender y aprehender. Un segundo libro, una narración romántica, la crónica de un enamoramiento, la aproximación del narrador al muchacho delgado, exquisito, de peculiares formas y olores, de seductoras sonrisas, de movimientos que imaginas gatunos cuando lo presenta jugando con su pelota de ratán (tictactictactictac). Una historia en la que la carne no se manifiesta y que se convierte en espejo de todos los que hemos sufrido esos amores platónicos, idealizados, ante ese muchacho maravilloso por una u otra razón, que sabiéndolo o no ha jugado con su atractivo para apostar fuerte contra nosotros, que nos ha hecho temblar de emoción o de ansiedad esperando el momento en el que la camaradería, la complicidad, el roce accidental, llegaran a convertirse en una caricia, un abrazo, un te quiero, una noche de sexo abierto y encendido. Una historia difícil de cortar porque no llegó a dar comienzo, no en la forma esperada, y que satura nuestros pasados de muchachos birmanos. O de juanes, diegos y óscares.

Un libro escrito con exquisita sencillez, buscando la palabra precisa para pintar colores y emociones sin excesos ni ñoñerías. Y que de tanto en tanto rompe (no he visto este dato resaltado en algunos de los apuntes y crónicas sobre el libro pero me parece brillante y fundamental) en un homenaje a las criaturas de Mendicutti o simplemente a esa realidad de la marica mala pero que muy mala en los sabrosos monólogos telefónicos de una prima provinciana y malapécora que nos lleva de habladuría en habladuría y de majadería en majadería en un retrato fresco y nada sutil de ciertos personajes bien conocidos y experimentados. Un humor capaz de reconstruir el enunciado del "efecto mariposa" explicando que "si una marica se la chupa a un negro en una sauna filipina un gay de Valparaíso no se comerá una polla en un mes".

Hojeé Hermano nada más recibir el encargo, y ya me sentí cómodo, transportado al hermoso afecto que se nos contaba, a las ácidas maledicencias y a las postales fascinantes. Y por fin lo he leído con detenimiento en estos días, encontrando un lenguaje dócil y amaestrado, directo y encantador, capaz de entreverar las páginas saltando del viaje al amor, del amor al impúdico cotorreo, del cotorreo al viaje, sin dejar caer la tensión, sin dejar de envolver tu mirada y atrapar al lector avezado en una tela de araña de tinta, papel y palabras. Un pequeño placer. Una gran satisfacción. Unas horas de vuelo libre al paraíso regaladas con generosidad por la mano maestra de un buen amigo: José Luis, ¡gracias!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

me has dejao muerta

la malapécora

Anónimo dijo...

Mil gracias emocionadas

José Luis Serrano

Rukaegos dijo...

Uys, lo ha leído la malapécora, agárrate el coño, Manuela :P


Don José Luis, gracias a usted por su hermosa novela y por el tiempo disfrutado: ¡Autor!¡Autor!

Alfonso Saborido dijo...

Guau, interesante, me tendré que hacer con él.
Y ahora una posdata que me he quedado muerto. ¿Hojear u Ojear? ¿de Hojear de pasar hojas, u Ojear de mirar con el ojo?
Es que me he llevado toda mi vida escribiendo 'ojear'. Y leyéndote a ti, creo firmemente que lo he estado haciendo mal :s ya me dices, que esto de la ortografía me importa :)

Rukaegos dijo...

jajaja Alfonso, hojear, de pasar hojas, para los libros. Ojear, de echar el ojo, para la caza (los ojeadores) :)

Rukaegos dijo...

Pero creo que ojear está en la RAE tb como opción para mirar un libro por encima.

Anónimo dijo...

Como cuelas por todos lados lo de ser gay, ni que fuera un dato relevante en los tiempos que corren...Reboto por tu cuenta de twitter y zas, voy a tu blog y en la primera línia, zas. Que me da igual el hecho...pero resulta algo gracioso, sin ánimo de ofender.

Rukaegos dijo...

¿Tú crees que es sorprendente o gracioso? Puede que para quienes no cuentan en su realidad personal con ese factor. Me limito a hablar de mi realidad y de mi universo con naturalidad y normalidad. Y "cuelo" lo de ser gay como cuelo muchas otras cosas. También "cuelo" mi amor por la música o la literatura, mis ideas políticas, mi vida personal, etc etc etc. Pero también me resulta gracioso que eso no le sorprenda a nadie ni nadie lo considere digno de comentario y, sin embargo, un detalle como el de mi orientación sexual despierte tanta sorpresa. Puede que esa precisamente sea la razón por la que considero pertinente y necesario continuar haciéndome visible en bloque.

Pero hay más cosas. Comento esta novela por varias razones, la primera porque la ha escrito un buen amigo que además es un excelente escritor. Y segundo porque me ha gustado mucho. ¿Tengo que comentarla eludiendo que su temática toca directamente las relaciones entre hombres o determinados juegos y jergas propios del llamado "ambiente"? Pues es que entonces no estaría hablando de "Hermano", sino de otro libro.

Todavía más. En mi perfil de twitter no constaba la palabra gay, hasta que comenzó un brutal acoso contra dos conocidos precisamente por su orientación sexual y se promovió una pequeña campaña en la que muchos decidimos en solidaridad escribir "gay" en nuestros perfiles. Muchos heterosexuales, por cierto, lo hicieron en aquel momento. Y desde entonces no he encontrado razón alguna para borrarlo.

Todavía más. Considero que ya pagué el canon de silencio a la sociedad y ya fui invisible demasiado tiempo. También es divertido comprobar cómo mucha gente (puesto que eres un usuario anónimo nada sé de tus ideas o universos) se manifiesta cansada, sorprendida o hasta molesta por la presunta obsesión de los gays por hablar de lo gay. ¿Sabes por qué? Porque como norma general en vuestros blogs, en vuestros medios de comunicación, en vuestras redes sociales, en vuestros tweets y retweets no aparece mención alguna a la homosexualidad, transexualidad o lesbianismo. Porque resulta chocante, tal vez por esa razón precisamente, que cuando un régimen criminal como el de Irán ejecuta o tortura a homosexuales las campañas pasan desapercibidas y sólo un pequeño número de firmas, referencias o movilizaciones dan respuesta, mientras que si la agresión es contra una mujer millones de personas en todo el mundo, aunque sea de forma simbólica, toman partido. ¿De verdad hay alguna diferencia entre la lapidación de una mujer por serlo y la de un hombre homosexual por serlo?

Pues bien, mientras todos los demás continueis considerando que las cuestiones que atañen a una parte de la humanidad son de nula o escasa relevancia, mientras las consideréis prescindibles y hagáis invisible tanta dicha a veces, tanto sufrimiento otras, yo continuaré pensando que estoy obligado a conceder a las cuestiones lgtb un plus de atención. Primero porque soy un hombre y nada de lo humano me puede ser ajeno (como dijera Marco Aurelio). Segundo, porque soy homosexual y ninguna cuestión que afecte a las personas lgtb puede resultarme ajena. Y porque en cada homosexual del mundo tiendo a encontrar un ... "Hermano". Tercero, porque el amor de hombre a hombre es también mi realidad privada, personal, social y pública, y no voy a ofender a quienes quise y me quisieron borrando sus nombres, o escribiendo con ambigüedad calculada sobre "mi pareja", "la persona de la que estaba enamorado" o circunloquios así. Mi gran amor se llamaba Leo, era un hombre. Y le debo respeto, memoria y visibilidad, entre otras muchas cosas.

Así que perdonen las molestias y las diversiones pero gays, lesbianas, bisexuales y transexuales tendrán siempre un espacio abierto y acogedor en mi vida, en mi blog, en mis redes sociales y en mis perfiles públicos. Me lo debo a mí y se lo debo a muchos.

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