sábado, febrero 18, 2012

IMBÉCILES SIN FRONTERA: MERCEDES MILÁ Y LOS NIÑOS DEL MUNDO


Si es que estos ataques de bondad repentina van a acabar conmigo y con mi blog. Será que no hemos escuchado patochadas, necedades, sandeces y tonticuleces en los últimos tiempos como para haber provocado una saturación de flamantes académicos en la Simpar Organización No Gubernamental Imbéciles Sin Fronteras, que lleva tiempo premiando y reconociendo desde este blog la oxidación neuronal de mentes y mentecillas más o menos públicas.

Pero por mucho que me superen a un tiempo bondad bondadosa y pereza perezosa, ¿qué va a hacer uno después de escuchar la anteúltima sinsorgada de esa señora de la foto, empecinada en convertirse en una caricatura de sí misma, con unos humos que le acercan a Cruella de Vil o Madame de Merteuil, pero en hortera de bolera.

El último juguete de Mercedes Milá, en ese Gran Hermano al que tanto quiere y del que tanto gana, era un cachorrito, Torso, que debía acompañar a la intelectual caterva encerrada por su propia voluntad y ansia de famoseo en La Casa. Supongo que nadie había preguntado a Torso su opinión. Pero el caso es que pronto hubo algunas quejas sobre la situación del animal. No porque se le maltratara, o la casa fuera un espacio horrible o angosto o la compañía no fuese la adecuada. Y mira que es difícil que los concursantes de GH sean adecuados para nadie. No. La cuestión, que se impuso por el lógico criterio de un veterinario, es que se estaba desvirtualizando a Torso, que se le estaba privando de la posibilidad de experimentar, jugar y conocer el mundo que debería habitar como perro tras el programa, y que de alguna manera se le estaba impidiendo un crecimiento adecuado y equilibrado entre mimo de concursante y mimo de concursante. O lo que es lo mismo, que para jugar una Barbie o un balón de fútbol hubiesen sido estupendos.

Ante el dictamen veterinario, la cadena decidió sacar al perruco. Y ahí fue donde la diva se escandalizó y mostró su habitual altanería, esa con la que se enfrenta a cualquier crítica como si el mundo estuviera habitado por millones de idiotas y una sola diosa verdadera. Así que explicó a los teleespectadores la razón de la salida del monísimo Torso. Y espetó, imbécil pinturera cual ninguna, "Si nos preocupáramos tanto por los niños, no habría hambre en el mundo".

Que sí, que me diréis que demagoga mucho pero que original nada de nada, que esa frase se escucha con cierta frecuencia en bares, calles, parques y medios. Lo que sólo viene a significar que imbéciles hay muchos, pero no tan señeros como para merecer entrar en Imbéciles Sin Fronteras. Porque muchos son los llamados pero pocos los escogidos.

Uno pensaría que una dama que va de estupenda, de intelectual, de sabelotodo, podría ser un poquito menos simplona en sus argumentos, podría ser capaz de enhebrar una razón en su palabrerío vacuo en vez de atacar como Miura borracho (al fin y al cabo, también se ha declarado fan de la tortura a los toros doña Milá, la joya). Y podría informarse un poco.

¿De verdad la fantoche televisiva se piensa que el hambre en el mundo depende de que nos gusten más o menos los animales, de que nos moleste más o menos que se torture, maltrate o abandone a perros y gatos? ¿Pero a esta dama no nos la habían vendido poco menos que como toda una intelectual, que debería saber algunas cosas sobre relaciones económicas internacionales, explotaciones, regímenes perversos, cambio climático, guerras civiles, comercio no justo, monocultivos y monzones? ¿De verdad Mercedes se cree que por tener un perro o ser socio de una protectora eres indiferente a la miseria humana, cuando la realidad es más bien la contraria, que quien empatiza con el sufrimiento, se conmueve ante todo ser que sufra. Y que quien como ella disfruta con la tortura, probablemente esté seca también ante el dolor humano?

Una afirmación como la realizada por la presentadora de Gran Hermano es escandalosa en este país, líder mundial del abandono y el maltrato de perros y gatos, investigado por la Unión Europea ante el clamor de los más de 200 000 perros y gatos sacrificados cada año en las cutres perreras dispersas por todo el territorio nacional. Una cifra en la que obviamente no se cuentan los galgos abandonados cuando dejan de correr lo suficiente en el canódromo, o los colgados de una cuerda por Castilla y Andalucía cuando no son buenos para la caza, no se cuentan los atropellados en nuestras carreteras víctimas de la desolación que les supone el abandono, los apedreados, desollados o despeñados para jolgorio de la canalla, los tiros de gracia que los amables cazadores regalan a sus perros cuando se hacen viejos. Tampoco se cuentan los que viven encerrados en jaulas de dos por dos toda su vida, o los que vieron como su dueño amado les arrancaba media oreja para que no pudieran localizarlos a través del chip informático, o los que mueren por enfermedades que serían anecdóticas si una vez, una sola vez les hubieran llevado al veterinario.

Las protectoras en España saben bien cómo tratamos en este Españistán de mis dolores, donde triunfa gentecilla como la Milá, a perros y gatos. Y francamente, no creo que si esta señora supiera lo que dice se atreviera a afirmar que para acabar con el hambre en el mundo bastaría con tratar a los niños como tratamos a los perros. Salvo que sea todavía más imbécil transfronteriza de lo que ya parece y pretenda encerrar en jaulas a los niños del mundo antes de colgarlos de una palmera con un cordón que lentamente les rebane el cuello.

No es que Antonio Gala sea santo de mi devoción. Pero en sus Charlas con Troylo confesaba sentirse más afectado cuando encontraba un perro abandonado que cuando lo hacía con un niño perdido. El niño, decía, sería recogido, acogido, festejado y bien cuidado hasta que sus padres o parientes pudieran ser localizados. Al perro en el mejor de los casos le aguardaban insultos, patadas y pedradas. Sí, doña Milá, en este país donde somos más protectores y familiares con los niños que en cualquier otro país de nuestro entorno; en este país donde somos más bestias y sádicos con los animales que en cualquier otro país de nuestro entorno.

Así que sea bienvenida a la humilde ONG de este humilde blog: Imbécil Sin Fronteras Con Mordisco de Gin (setter abandonada) en el Corvejón Derecho.

7 comentarios:

lucia dijo...

Grande Regino.ya sabia yo del comentario de la fantastica esta por mi madre que me decia que pensaba igual que ella con lo que yo la comente algo que ya la sonaba y era que si alguien maltrataba a un niño lo metian a la carcel y si por igual lo abandonaban pues rapidamente localizaban a esa familia deseosa de acogerlo en su flamante hogar y sin embargo la vida de un perro o un gato no tiene tanta validez por las autoridades que no se preocupan del maltrato de los dueños ni de apoyar a las protectoras economicamente y por eso tenia que haber gente que apoyara esta causa que no solidaria sino humana

Anónimo dijo...

Muy bien dicho! Estupenda entrada al blog, ¿cómo es que todavía no se ha retractado esa mujer? Es para despedirla.

Rukaegos dijo...

Pues la verdad es que sí, es que debería pedir disculpas en el próximo programa. Y francamente, estaría bien que alguien llevara a esta mujer a una protectora y viera lo que hay.

BRUNO dijo...

Muy de acuerdo con lo que has escrito, con la excepción de llamarla "dama",(1ª línea del 6º párrafo). Ese título hay que merecerlo y no es el caso.
Saludos.

quel dijo...

Muy bien dicho regino...sigo diciendo una frase sencilla que resume lo que pienso...no confundamos la velocidad con el tocino o...UNA COSA NO QUITA LA OTRA SEÑORA MILÁ

BRUNO dijo...

por cierto, me gusta mucho esta sección. No están todos los que son pero desde luego son todos los que están.

Carol dijo...

Es lo que tiene mezclar churras con merinas.

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