martes, febrero 21, 2012

LETICIA DÍAZ SAVONAROLA, NO SÉ SI LES SUENA


Me encuentro en la Constitución Española con el artículo 14, que proclama el principio de igualdad ante la Ley de todos los españoles, una igualdad que prohibe expresamente la discriminación por razón de opinión y etcétera. Me encuentro con el artículo 16, que garantiza la libertad ideológica; con el artículo 18, que garantiza el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. Y me encuentro con muchos otros artículos constitucionales, entre ellos el relacionado con el derecho al trabajo. Artículos que explican por qué el hecho de que el autor de este blog tenga una determinada afiliación política, unas determinadas ideas, un determinado nivel de mala leche, no es relevante a la hora de desarrollar algunas de sus pocas e irrelevantes capacidades, y de hacerlo en el mundo digamos laboral.

Entre estas pequeñas e irrelevantes capacidades está no sólo el amor por la literatura, un amor profundo y sincero, sino la cualificación crítica que año tras año, libro tras libro, página tras página, se ha ido calentando y acrecentando. Está también una buena capacidad de comunicación, ese pequeño milagro pedagógico que amanece cuando desde el encuentro y la cercanía se tejen relaciones humanas en las que se puede crecer, aprender, compartir y soñar. Amor y pedagogía, dos bellas palabras que su unieron cuando hace años la entonces Directora General de la Mujer, Chabela Méndez, me preguntó si conocía alguna estrategia, alguna experiencia, que pudiera acercar a la cultura a las mujeres rurales de Cantabria, y en concreto abrirles la puerta del sagrado mundo de los libros. En busca de una mayor libertad, de un espacio de encuentro personal entre las mujeres y las palabras, de un ocio creativo y formativo.

Nada nuevo bajo el sol. Le hablé a Chabela de los clubes de lectura, de los distintos formatos que podían adoptar, de la maravilla de la lectura compartida. Una iniciativa hermosa que llevaba años viva y fuerte en muchas ciudades y regiones españolas como uno de los ejes de cualquier política cultural que no se basara en el fasto nefasto sino en la cercanía y el crecimiento desde la base ciudadana. Nunca hasta hoy se me había ocurrido pensar que el origen de los clubes de lectura en España está en ciudades, comunidades, asociaciones y personas cercanas a la izquierda. Baste ver que en esta Santander de mis dolores, el club de lectura sigue siendo un fenómeno extraño, como lo es toda manisfestación cultural que no permita al señor alcalde de turno una foto estelar, poniendo cara de que alguna vez antes en su vida habían visto un cuadro o escuchado un cuarteto. Le gustó la idea, hablamos de cómo articularla, me pidió un proyecto escrito y me preguntó si yo podría coordinar o animar alguno de esos clubes. Amor y pedagogía: la respuesta, por supuesto, fue sí.

Y así pasaron muchas horas felices en Unquera y en Villanueva de la Peña, dos lugares de Cantabria donde encontré una nueva casa. Y también Selaya, Cabezón de la Sal, Entrambasaguas, Arenas de Iguña, Solórzano, Marina de Cudeyo, Ribamontán al Monte, Piélagos ... Municipios de todos los colores políticos y mujeres de todos los colores políticos con las que compartimos la lectura de obras tan sectarias, dogmáticas y abominables como Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa, Estupor y temblores de Amèlie Nothomb o Por amor a Judit de Meir Shalev. En una espiral de páginas y palabras que probablemente ha sido lo mejor o una de las mejores cosas que he hecho a lo largo de mi vida.

Me encuentro también con el diario de sesiones del Parlamento de Cantabria del lunes, 20 de febrero de 2012, también con páginas y palabras. Donde no hay ni amor ni pedagogía. Pero sí rencor, odio, espíritu de revancha y bramidos de una digamos señora, aunque tras las últimas sentencias judiciales del ámbito carquiconservador también podríamos definirla, simplemente, como una mujer astuta: la Consejera de Presidencia y Justicia del Gobierno de Cantabria, Leticia Díaz Savonarola. Alias Baby Inquisition.

La biblioteca personal de Díaz Savonarola tiene excesos de libros de leyes y evidentes carencias en poesía francesa, mucha Biblia y poca Rayuela. Y conocidas las pocas ideas que se albergan en su sectaria cabecita y que ha tenido a bien irnos contando para justificar el sueldo público al que llegó de rebote cuando hubo que recurrir al banquillo para solucionar la dimisión senatorial y forzada de ese hombre apellidado Bárcenas, tampoco es que nos vaya a pillar de sorpresa su aversión por la libertad, su poco respeto por las mujeres y sus derechos y, lo que viene todavía más al caso, la indiferencia evidente de Baby Inquisition ante ese extraño mundo, la cultura. Lo que no quita para que haya sido tantas veces delicioso escucharla con la guitarra post-conciliar cantando alabarés a lo Sor Domenique Nique Nique. Y más delicioso todavía escucharle cantar en pleno éxtasis electoralista "Vota Pé Erre Cé , Para San Tan Der" . Claro que eso fue antes de ciertos episodidos familiares de transfuguismo con jugosas recompensas en la administración cántabra. En uno de esos particulares currículos que tanto gustan como mérito preferente para convertirte en Santa Súbita y Martillo de Herejes entre las hordas populares.

Leticia Díaz Savonarola tiene una obsesión esencial, que debería hacerse mirar por un buen psicólogo. Necesita destruir cualquier resto de trabajo, bueno, malo o mediopensionista, del anterior gobierno cántabro. Necesita acabar con cualquier atisbo de las políticas desarrolladas en favor de las mujeres, desde la prevención de la violencia de género a los programas de desarrollo y promoción de las mujeres rurales. Porque eso no es bueno ni santo para una mujer-mujer a lo Botella, ni para las cantarinas parroquiales del "somos madres, mantenemos nuestra casa limpia y pura". Y en esa obsesión nada va a parar a la Hidra Rubia. Mucho menos el trabajo, el trabajo bien hecho me atrevería a decir, ya sea de esas peligrosas agentes marxistas que son las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl ya sea el mucho más insignificante de Regino Mateo Pardo, no sé si les suena.

Con esa expresión, "Regino Mateo Pardo, no sé si les suena" vomitó ayer mi nombre desde el estrado público Díaz Savonarola para ponerlo como ejemplo de su inshidiosha afirmación de que el programa Espacio Propio había sido un chiringuito de rojos y amiguetes para hacer caja. Y entre tantas personas como allí colaboramos les fue a Savonarola y a su subordinada Igor tan difícil encontrar un nombre vinculado al PSOE, que tuvo que dejarme grabado en los diarios de sesiones, en contra de mi prestigio personal y profesional, de mi honorabilidad, por los siglos de los siglos. Señalando con el dedo como si mostrara el camino hacia la hoguera o pusiera tu rostro y tu nombre en el centro de una diana. Demostrando que no sabe lo que dice (¿se habrá molestado en entender dos segundos qué ha sido Espacio Propio, el esfuerzo que tantas personas hemos desarrollado, el bienestar y las sonrisas de tantas mujeres?) pero sí lo que aborrece. Escupiendo ese "no sé si les suena" perfectamente estudiado en su mejor momento de mujer astuta para poder decir que estoy sacando las cosas de quicio y que no dijo nada, pero que por detrás sugiere todo un pornográfico e indecente escenario oscuro.

No voy a ocultar a estas alturas de la película, no lo he hecho nunca, que desde 1998 milito en el PSOE. No voy a ocultar mis luchas, mejor o peor encaminadas, durante muchos años en favor de los derechos humanos, del desarrollo cívico. Pero sí voy a defender mi derecho a trabajar, mi derecho a desarrollar proyectos e iniciativas, a hacerlo con eficacia y con pasión. Y desde luego no voy a tolerar que la Bruja del Noroeste cuestione mi trabajo sin datos y sin decencia.

Si ella tiene la tribuna del Parlamento, el sectarismo y los modos de santurrona intrigante, yo tengo mi blog, mi mala leche y más gracia, mucha más gracia.

Nos seguiremos viendo, Leticia. Porque por mucho que te pese ni esto es Florencia, ni se llevan ya esas hogueras purificadoras y asesinas que tanto molan a las aprendices de savonarolilla.

4 comentarios:

BRUNO dijo...

Creo que necesitas algo mas que un blog para ajustar cuentas.
Nos han declarado la guerra, ¿no?. Pues guerra ha de ser la respuesta.

Montse dijo...

Me infunde profunda tristeza que una mujer aborte un semillero de experiencias y complicidades de otras mujeres. Que para ello dinamite y menosprecie la labor realizada desde el auténtico amor a la cultura y la literatura. Me preocupa e irrita lo que se nos esta viniendo encima.
Leyendo tu caminar por los diferentes pueblos, me hacias evocar ese gusto por compartir una lectura, ese reconocimiento en los/las otras, ese saberse bien recibido, en definitiva... ese placer por estar juntos y juntas, por sentir que nos pertenecemos aunque sólo sea en ese corto espacio de tiempo que se va tejiendo en la soledad de la lectura que se sabe compartida...¡cuánto envidio tu disfrute, vuestro disfrute!, eso... si que no habrá nadie que te lo pueda quitar.
¿Sabes, Regino? Me preocupa esta intoxicación de ira que nos está envolviendo, no creo que sea buena consejera. Creo que esta sociedad al puro estilo patriarcal se está llevando por delante los
pequeños refugios matrizticos que de alguna manera, con tu hacer, has intentado rescatar.
Recibe mi más profundo respeto por tu labor y deseo que aunque sea desde otros ambitos, no se pierda lo que una vez fue posible realizar.

magda dijo...

Como lectora contigo me siento muy apenada,he disfrutado con tus libros y clarlas,No entiendo a esta señora,si ella supiese lo que significa para no nosotras ....pero creo que no merece ni que hablemos de ella.Si hay que quitar la cultura ya no se donde vamos a ir,empiezan demasiado deprisa a quitar,al paso que vamos volveremos a los tiempos de mis abuelos,simplemente ,me dan pena.

BRUNO dijo...

Espero no tomarme atribuciones que no son mías, pero quiero hacer dos comentarios a los siguientes al mío:
Querida y desconocida "Magda":
Yo creo que si es muy conveniente hablar (y no solo hablar) de personajes como ésta individua y los que son como ella; y los resultados de la "cacería" a la cultura está bien claro dónde van a parar.
Querida y desconocida "Montse":
La "intoxicación de ira" a la que aludes me parece un resultado lógico y coherente a la manera de hacer las cosas, e incluso a esas "cosas" mismas.
Cuando un partido de escasísimo talante democrático alcanza una a mi entender "falsa" mayoría absoluta (ley electoral), la considera como un periodo de cuatro años prorrogables de Dictadura de facto e incluso de derecho, olvidando si es que alguna vez lo aprendieron que Democracia es el gobierno de la mayoría con respeto escrupuloso a la minoría, entendiendo al menos yo que esos términos son relativos ley electoral mediante.
Cuando la alternativa a la protesta legal es la represión, es lógico e incluso saludable que la ira, admitiendo lo peligrosa que es, intente frenar los abusos de poder.
Gracias y saludos afectuosos.

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