jueves, noviembre 10, 2011

SE LLAMA MATRIMONIO.


Si el nombre es ya la esencia de la cosa, / como dijo el griego en el Cratilo, / en el nombre de rosa está la rosa / y todo un río en la palabra Nilo (Jorge Luis Borges)

Por pura e innata bondad, prefiero pensar que simplemente quienes otra vez y otra vez y otra vez se revuelven con la cansina cantinela de "pero que no lo llamen matrimonio" están tan pasados de moda en lo que a teorías del lenguaje se refiere como en el resto de sus vidas, modas y comportamientos, a pensar que son necios, malos o ignorantes. Así que los imaginaré más como platónicos que como parabolanos, y me imaginaré que cada vez que pronuncian la palabra río sienten un caudal de agua remojándoles los espaldares.

Tengo una sensación de cansancio, de hartazgo, cuando la precampaña y la campaña, la incapacidad de Mariano Rajoy-Tancredo para hablar con claridad o tomar decisiones, han vuelto a poner en primera línea un debate que debería estar más que agotado, a pesar de la demostrada pasividad e inutilidad de un Tribunal Constitucional que ya tarda más de seis años para tomar una decisión donde otros resolvieron en un par de meses (y por cierto, siempre a favor de las respectivas constitucionalidades del matrimonio igualitario, de la apertura de la institución matrimonial en idénticas condiciones a las parejas del mismo sexo). Un hartazgo que se tiñe de indignación cuando otra vez Sánchez Camacho y probeta, Durán y Lérida, Vidal Quadras y su vocecilla de vicetiple, y la larga patulea de opinantes y desinformantes asociados al fanatismo más sectario e interesado vuelven a bramar "reconocimiento sí, pero que no llamen matrimonio". Mientras por las redes y medios vuelven a aparecer los doctores en Filología que pretenden dar valor de ley a la etimología de las palabras y potestad legislativa a la Real Academia de la Lengua, entre falta de ortografía y falta de ortografía, por cierto.

No hay problema alguno con el nombre para quien no tiene otros problemas bien diferentes en su cabeza y en su mochilita de los prejuicios surtidos. En primer lugar porque cuando sacralizan la palabra matrimonio lo hacen aludiendo a una institución religiosa que nada tiene que ver con las leyes civiles de nuestro país. Y es que, y para que se enteren de una vez y si les da la gana, en España sólo hay un modelo de matrimonio, el civil, a pesar de que por razones históricas se reconozcan efectos civiles a los ritos matrimoniales católicos (y otros). Y las exigencias del matrimonio civil para la plena validez del contrato nada tienen que ver ni con madres ni con fertilidades ni con obligaciones parturientas intrínsecas. Torpe, pues, la alusión a la madre. Y más cuando la sacralizada palabra matrimonium ni siquiera tiene una interpretación etimológica unívoca; todavía más, no era la utilizada en el Derecho Romano, donde se hablaba de comunidad de responsabilidades o de edad núbil pero nunca de madres ni de disociaciones de género. Coniugium o Connubium. Torpe y más, cuando se quiere apoyar en el fantasioso e impreciso Derecho Natural una supuesta referencia a la madre que haría universal la necesidad de que ésta existiera dentro de la unión matrimonial. Cuando la realidad es que las palabras que traduciríamos de otras lenguas a las nuestras como matrimonio no hacen alusión alguna a la tan traída, llevada e indispensable fémina. Y de nuevo hacen alusión a ideas como convivencia, edad, felicidad, hogar, ...

Torpe e interesada la alusión a las esencias lingüísticas de quienes ignoran una institucion tan importante e interesante en la vida de las palabras como es la del cambio semántico, que nos muestra a lo largo del tiempo cómo las palabras se han ido cargando de nuevos significados, han perdido otros, y hasta han modificado el principal sin que Júpiter o Jehová envíen tormenta o diluvio contra la pérfida humanidad que se atreve de tanto en tanto a hacer trabajar a los lexicógrafos.

Torpe y estúpida la conversión de la Real Academia de la Lengua y de su diccionario en fuente de Derecho. En contra de lo que el propio Código Civil establece de manera taxativa, en contra de la potestad legislativa que también de forma tasada establece la Constitución y que se olvidó de los académicos de la lengua. En contra de lo que es la propia esencia y función de la RAE, en contra de lo que ya han modificado otros diccionarios de referencia en sus últimas ediciones, como ya ha ocurrido en el María Moliner, o en los diccionarios de las academias catalana y gallega para sus respectivos idiomas.

No, don Mariano, no señoras y señores, no monseñores. No se trata de un problema nominal, cuando ustedes se han opuesto con igual ferocidad al establecimiento de uniones civiles allí donde han tenido la oportunidad, cuando ustedes se han opuesto a la equiparación de esas uniones o sobre todo a que se pueda legislar la adopción compartida para una pareja del mismo sexo (elevando al absurdo un sistema legal en el que una persona soltera puede adoptar desde 1987). No. Se trata de sus prejuicios interesados e injustos, se trata de quieren vivir en una nube privilegiada en la que cabría admitir con gesto de asco ciertas formalidades para que las pobres bolleras y los desvalidos maricones puedan jugar a las casitas sin molestar a la gente decente. A esa gente decente que ustedes identifican sólo con ustedes mismos y que debería tener instituciones de primera división en las que no se abriera la puerta a quienes no sienten como ustedes y que deberían estar felices en su ghetto jurídico de hecho.

Ya sé que no van a parar nunca de injuriar y de cuestionar, de enredar y de enturbiar. Pero con voz alta y clara: Porque así lo dice la ley española, porque esa ley es plenamente acorde con la Constitución y con el sistema vigente, porque cada vez más países apuestan por el matrimonio igualitario para las parejas del mismo sexo, incluso después de haberse aventurado por las aguas de las uniones, porque los diccionarios y los hablantes hemos ido modificando los usos lingüísticos, porque así lo piensa la mayor parte de la población española. Se llama matrimonio. Coño.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aqui va la opinión de un Churrucano,eso digo yo recoño.

Rukaegos dijo...

Viva La Churruca, si es que sois únicos ;) A ver cuándo nos tomamos unas cerves.

Anónimo dijo...

ya sabes viernes y sabados en Cañadio facil.fordilit

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