lunes, abril 28, 2008

UN HILO DE PALABRAS EMBRUJADAS Y AZULES

Me enfrento al nuevo libro de Gustavo Martín Garzo y, como siempre, caigo derrotado. Herido para siempre con tanta belleza.
Lei hace ya tiempo El lenguaje de las fuentes y El hilo azul. Dos textos para mí sagrados, esos textos a los que regresas cada cierto tiempo para descubrir, siempre, nuevos matices, nuevos universos. Esos libros que regalas o, sin rubor ni temor, recomiendas. Esos textos, en fin, que me han obligado a descubrir (que, como diría Pennac, me han dado ganas de leer) una parte importante de la producción literaria de Martín Garzo y me hacen sentir en deuda con el escritor por tener todavía algunos de sus títulos pendientes de lectura.
Pero además, tuve el privilegio de conocer al autor hace un par de años en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de compartir con él y su hija unas cuantas horas y más adelante reencontrarlo de nuevo en la UIMP o en el jurado del Premio de Novela Ínsula del Ebro. Y descubrir así de su mano (de su voz) nuevamente el don de la palabra. Gustavo Martín Garzo habla y el tiempo se detiene, susurra su voz, cuenta anécdotas, se compromete, analiza, evoca, entreteje un discurso a un tiempo matizado y brillante en el que su perfecto castellano abre puertas y más puertas para los letraheridos. Una lengua hipnótica que siempre me hace pensar en el poder que sin duda ejercieron sobre sus auditorios aedos, bardos y juglares. A él le debo la recuperación, con una mirada nueva, de Carson McCullers, o los cuentos de Katherine Mansfield. A él le debo palabras, páginas y libros hermosos y sabios como pocos.
En El jardín dorado recupera Garzo el mito del Minotauro, lo reinventa (como ya hiciera Javier Azpeitia en otra novela que me sorprendió y fascinó, Ariadna en Naxos) y lo configura en un largo discurso de cuentos legendarios entrelazados en el que los personajes van adquiriendo categoría de símbolos y las historias nos suenan a todo un corpus mitológico renacido. Bruno, "el oscuro", uno de esos muchachos deformes o simplemente distintos que pueblan los espacios narrativos de Martín Garzo, nos habla de la infancia inocente y su pérdida, nos habla del descubrimiento doloroso del mundo real, nos habla de la exclusión y la insidia, de cómo la violencia social puede alejarnos y transformarnos. El jardín dorado es, cómo no, el tiempo de la infancia, esa en la que todos los cuentos son no ya posibles sino reales y necesarios, y la mirada de Ariadna, "la más santa", y sus hermanas es limpia y transformadora de tiempos y corazones. Allí se acercan los personajes adultos como portadores de la maldición de la edad y de la realidad, para matar poco a poco a los habitantes del jardín o convertirlos en monstruos. Sembrando a cada página nostalgia y dolor abrazados siempre al descubrimiento espiral e infinito del placer de la palabra y del cuento.
Lo terminé de leer en vísperas del Día del Libro y unos días antes de mi cumpleaños (de nuevo veinticinco y unos meses, muchos meses). Un regalo de cumpleaños inesperado. Un homenaje a todos los libros mágicos que lo precedieron: al Astérix y Cleopatra que amaneció un día a los pies de mi cama, el Platero y yo ilustrado que me enviaron los Reyes Magos de parte de la abuela Rosalina, los Sendas que Santillana proponía como libros de lectura en mis años de la Egebé, llenos de poemas, teatro, cuentos, autores. Y las Memorias de Adriano donde lloré al darme cuenta del amor que un hombre puede sentir por otro, o me estremecí pensando en el paso del tiempo, y El ladrón de orquídeas, y los Milagros de Berceo, y La destrucción o el amor de Aleixandre, y El Señor de los Anillos de Tolkien, y El Siglo de las Luces de Carpentier. Y muchos otros que, con algo de polvo entre los lomos, con las sobrecubiertas deslucidas por la exposición excesiva al sol, las páginas emborronadas de notas y exclamaciones y bordes doblados, los lomos maltratados, forman parte de mi vida. Que tal vez son la parte más cierta y real de mi vida.
Supongo que Gustavo Martín Garzo regresará como las golondrinas y el verano a su cita estival con Cantabria. Ojalá entonces pueda agradecerle en persona el don de su palabra.

8 comentarios:

Bardamu dijo...

Me alegro de que vuelvas a las teclas

Anónimo dijo...

Te echábamos en falta.
También yo he comprado este libro y me pongo a leerlo rápido.
Siempre me gustan tus recomendaciones.
¡ Felices lecturas a todos!

el ruton dijo...

Gracias por la recomendacion , lo leere

Anónimo dijo...

Entusiasta recomendación. Nos perderemos en el laberinto. Besos.

doctorvitamorte dijo...

A Gustavo también lo conocí personalmente hace dos años en la UIMP.¡Genial! A J.Azpeitia lo veo más amenudo, también genial.Lecturas apasionantes

Rukaegos dijo...

Gracias a todos por animar el blog. Y Doctor Vitamorte, qué envidia que conozcas personalmente a Azpeitia ... la verdad es que Ariadna en Naxos, un libro que se me había pasado cuando se publicó, fue para mí todo un descubrimiento. Hipnótico.

Daniel Pérez Rodríguez dijo...

¡Hola Regino! Yo también tendré en cuenta tu recomendación y me haré con el libro en cuanto pueda. Un saludo de un amigo del verano que comparte contigo devoción por Ramiro Pinilla..

Anónimo dijo...

soy vicente
te apetece venir a leer a la prsentación de ANEMONA, el jueves próximo en el Rubicon.,. a las 8 y cuarto

Presentación
de las revista poética

ANÉMONA


y fabulosa

LECTURA DE POEMAS
a cargo de
Mariano Calvo Haya
Alberto Santamaría
Noé Ortega Quijano
Vicente Gutiérrez Escudero

Jueves 15 de mayo
Pub Rvbicón (Calle del Carmen, 4)
20:15 horas

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