sábado, junio 09, 2007

UN MES LLENO DE ORGULLO

Hace ya dos años desde que el Congreso de los Diputados diera luz verde, con el voto en contra de los de siempre (gracias a Celia Villalobos y a María Pía Sánchez: sé que no fue fácil para vosotras oponeros a vuestros compañeros y apostar por nuestros derechos, por los derechos de todos) a una reforma del Código Civil que consagraba la igualdad de derechos civiles para gays y lesbianas. Lo dijo entonces el Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero: "España es hoy un país más decente". No se ha roto la familia, no han caído sobre nosotros las doce plagas de Egipto. Lo normal es cada día más normal. Y a pesar de todo, los santones nuestros de cada día (Rouco & co) continúan insultando con la ayuda de sus ppertinaces acólitos, atacando todo aquél ámbito, espacio, ley, programa, palabra, libro donde se nos permita ser, donde se nos haga visibles, donde no se nos queme o se nos criminalice o se nos electrochoque o se nos culpabilice como han solido y suelen hacer las religiones (tan ecuménicas en este tema) con la inestimable ayuda de sus sicarios. Desde Ana Botella Perasymanzanas a Hernández y Fernández, los famosos gemelos del cabaret polaco. Desde los integristas islámicos obsesionados por alcanzar el paraíso y las huríes antes de tiempo a los judíos ortodoxos que con tanto mimo cultivan sus tirabuzones.

Y es que hasta en la comunidad gay y lesbiana se oyen voces que gritan por una supuesta "normalidad" (asociada a los parámetros de la más rancia pequeñaburguesía) que entienden no encaja con esa imagen lúdica, festiva, carnavalesca que los medios (y una parte de la realidad) transmiten de nuestra celebración del 28 de junio, Día del Orgullo Gay. Y muchos gays y nogays discuten hasta la propia denominación de "orgullo" (según ellos, no se celebra un día del orgullo heterosexual, como si tuviera algo de mérito ser como se supone que mandan los cánones). Seguramente porque siguen prisioneros de sus complejos y sus culpas. Así que he decidido escribir hoy un post difícil, doloroso primero, lleno de esperanza y de rabia después, en el que os contaré por qué yo salgo a la calle el día 28 de cada junio a decir con la frente alta "soy gay y estoy orgulloso".

Se trata de una antonimia imperfecta, pero utilizamos ORGULLO por oposición a VERGÜENZA.
Durante cientos de años, las lesbianas no existían y los gays éramos condenados al oprobio y en no pocas ocasiones a la muerte. Se construyó una sociedad que nos despreciaba, que nos hacía invisibles y nos convertía en insulto, en el ejemplo de lo peor, de la mayor degradación a la que una persona podía llegar a ser. Crecí en una ciudad pequeña, en una familia abierta y culta, católica y de derecha tranquila. Predestinado, ya veis, a ser un hombre de bien, un peón del sistema, en consecuencia heterosexual con propensión a la esposa dorisdaysca y la familia numerosa. Como todos mis compañeros de generación, usaba la palabra "maricón" como la peor agresión posible. Y ya que no era percibido por mis compañeros como mariquita oficial, me libré de las agresiones que tantas veces vi a mi alrededor y que tristemente continuan ocurriendo. Siempre supe que era homosexual, aun antes de conocer la palabra y mucho antes de entenderla. Pero en un momento de la adolescencia, de esa adolescencia que viví al poco de la muerte del dictador que nos encerraba con el aplauso de jueces, curas y sociedad en general en campos de concentración, me desperté, me miré al espejo y sólo vi mierda.

Te convertías en eso, en basura, en mierda, en maricón. No era posible ser nada más bajo. Pasabas las noches llorando, suplicando que no fuera verdad, que eso no. Deseabas morirte. De verdad. Pero eras demasiado cobarde como para llegar tan lejos. Y cada día se imponía la triste realidad, el intento de disimular fabricando novias falsas. El esfuerzo de abortar cada apunte de sentimiento cuando te dabas cuenta de que estabas enamorándote de algún amigo de la pandilla, de algún compañero de clase. De esos que si se enteraban te darían la espalda porque no era posible ser amigo siquiera de un marica. De esos que ni siquiera hoy sospechan cuánto sufrí por ellos. Acababa llegando, claro, el momento de la primera vez, ese en el que reconocías a un "igual" por la calle y acababas subiéndote a su coche tras meses de vacilación y pánico, a un coche que te llevaba de viaje a la vergüenza definitiva. Un coche guiado por alguien con tanto miedo como tú, del que ni siquiera llegaste a saber el nombre. Una primera vez que me dejó meses noqueado, invadido por la culpa. Y a la que siguieron otras, muy distantes en el tiempo, cuando lograba sobreponerme y me encontraba con otro ser anónimo, que volvía a romperme el alma y a guiarme hacia el abismo de los condenados.

Poco a poco te refugiabas en las presencias mínimas que ibas tropezando. Te hundías en el asiento del cine, ruborizado, mientras veías en la pantalla el primer beso entre dos hombres (Querelle) o escuchabas como golpes brutales los comentarios hirientes y salvajes del público en esa dramática cinta que se atrevió tan pronto a presentar los primeros años del SIDA (Compañeros inseparables). Robabas en la librería Mi gato está muerto, Querelle o Los delitos insignificantes, porque te aterrorizaba que el vendedor mencionara el título en voz alta o te mirara con reprobación. Te sentías atraído hacia ciertos grupos de música (La Mode, The Smiths, Depeche Mode, Soft Cell, Pegamoides) en los que notabas cierta complicidad. Escuchabas que tal o cual compañero de la Universidad había muerto de SIDA. Y comenzaste el tiempo de la reconstrucción.

No podéis haceros idea de lo que los libros, los cómics, el cine, la música han sido para mí en estos años. Cómo me permitieron poco a poco conocerme, explorarme y guiaron mis primeros pasos. Lindsay Kemp, Cernuda, Marlowe, Memorias de Adriano, Fassbinder, La ley del deseo, Pretty Boy, George Michael, I will survive, Mujer contra mujer, El condón asesino,... me ayudaron a tomar conciencia de mí. Y trataron de sacudirme las viejas ideas, las viejas creencias, los viejos dioses, sin lograrlo del todo. Hasta que pude firmar mi primer manifiesto. O tras semanas de pasar por la puerta sin atreverme a entrar, cruzar la puerta del primer pub de ambiente, del primer territorio liberado. Y pude enamorarme de nuevo y esta vez sí, hacérselo saber, y romperme cuando se fue sin despedirse siquiera. Aunque esta vez sí encontré hombros sobre los que llorar, porque por primera vez algunos amigos y amigas sabían que yo era gay y me ofrecían todo su apoyo. Y me encontré también, en medio de la desolación del desamor, con ALEGA. Y allí terminé de componer a quien unos meses más tarde ofrecía su primera rueda de prensa como portavoz de un colectivo de gays y lesbianas en una región pequeña, controladora, asfixiante como Cantabria. Al que todavía tenía serios problemas de comunicación con la familia o callaba el dolor de que mi padre muriera sin haber tenido la oportunidad de haber conocido de verdad a su hijo.

Hasta que dio comienzo el tercer tiempo. Tras la vergüenza y la reconstrucción, el orgullo. No estoy orgulloso de ser homosexual : fue la naturaleza, o dios, o quien os dé la gana quien me hizo así. Yo no tuve ninguna opción. Pero sí estoy orgulloso de haber roto mis relaciones con ese dios cuyos seguidores me humillaron y destruyeron los mejores años de mi vida y a los que no concedo ya ni un grano de mostaza de mi respeto. Estoy orgulloso de mirarme por las mañanas al espejo y ver a una persona, con sus defectos y sus virtudes, pero tan importante, tan digna, tan decente, tan normal como cualquier otra. Estoy orgulloso de haber luchado por mis derechos, por los de muchas otras personas, por los de una sociedad completa. Y de haber ganado. Aunque quede mucho trabajo por hacer, muchas cosas por cambiar, y aunque para mí la libertad llegara tarde, con el arroz pasado. Estoy orgulloso de recordar cada año a los travestis, transexuales y mariconazos que por primera vez dijeron "Basta Ya" en el Stonewall Inn de Nueva York, y frenaron a golpes de tacón de aguja las agresiones policiales de aquel 28 de junio de 1969, a pesar de que los propios gays se apartan de los de la pluma como si de apestados se tratara (ya se sabe, hay que parecer "normal", gays sí, pero que no se nos note). Estoy orgulloso de haber sido capaz de alzarme desde el abismo y de mirar a los demás a los ojos, cara a cara, frente a frente, sin nada que esconder y nada de lo que avergonzarme. Estoy orgulloso de haberlos querido tanto, aunque las cosas al final no salieran bien. Y estoy orgulloso de haber llorado como un idiota cuando el Congreso de los Diputados aprobaba la reforma del Código Civil que nos hacía iguales en derechos. Esa mañana (no pude ir a Madrid), mientras miraba la televisión, me sentí por primera vez en mi vida limpio, digno. Y no pude evitar romperme en llanto cuando Manuel Marín anunción los resultados de la votación, como antes cuando Carmen Montón o José Antonio Labordeta hacían un canto a la dignidad, un canto a la lucha de tantas personas que se habían quedado por el camino, y al futuro de tantos chicos y chicas que seguramente lo tendrían desde ese día un poquito más fácil.

Seguiremos escuchando los insultos de siempre a los de siempre, más feroces y soeces en junio, en el mes de nuestro orgullo. Pero yo seguiré reivindicando mi fiesta, la fiesta con la que celebro el tiempo en que me convertí en persona. Y saldré a la calle en Santander, y colgaré un año más en mi ventana la bandera del Arco Iris (doy las gracias a los ayuntamientos cántabros que se han sumado a nuestras reivindicaciones y han colgado en sus fachadas nuestra bandera, sobre todo a ese de Reinosa, en el que viví mis años de vergüenza y que fue el primero en colgar en su fachada el Arco Iris un 28 de junio de 2004, pero también a Santoña, Colindres, Camargo, Val de San Vicente, Campoo de Enmedio, Castañeda, Castro, Laredo, Santa María de Cayón, Hazas de Cesto ...). Y si puedo iré a Madrid y bailaré, y reivindicaré, y me divertiré, y gritaré eso de "no somos machos pero somos muchos" o lo de "detrás de los balcones también hay maricones" o lo de "mirando en las aceras se esconden más bolleras" y seguiré creyendo que se puede luchar por la libertad sin necesidad de poner caras largas, y hasta subido a una carroza con tanga de purpurina (no os asustéis: no tengo yo cuerpo como para eso ... pero quién pudiera). Porque el mes de junio es el mes de mi orgullo. Porque el 28 de junio es mi fiesta y ya no voy a consentir que nadie me la arrebate. Porque hace mucho que dejé de ser una víctima y sé cómo y contra quién luchar. Porque he compartido muchos sueños con vosotros y vosotras, y estoy orgulloso de cómo habéis estado detrás de gays y lesbianas en su camino hacia el sueño posible, y también de vosotros y vosotras, hermanos y hermanas, que habéis renunciado al miedo y os habéis levantado y habéis estado a mi lado en la lucha. Porque soy gay, y estoy orgulloso.

Y como no quiero mataros de intensidad, os dejo con unas musiquillas bien nuestras. "Proud" (orgullo) con la que termina la quinta y última temporada de esa serie fantástica que es Queer as folk. "I am what I am" (Soy lo que soy), porque tampoco necesito excusas, de la mano de esa reinona disco que es Gloria Gaynor. Y, cómo no, el emocionante "A quién le importa" de la mano de la divina Alaska. Feliz Mes del Orgullo.

http://www.youtube.com/watch?v=4F5kiNa-c_w

http://www.youtube.com/watch?v=uhv-ulLdfP8

http://www.youtube.com/watch?v=j8n1D-eT3tI

9 comentarios:

osanemeterio dijo...

Felicidades por haber llegado hasta aquí.

Anónimo dijo...

No importa que el arroz se pase, siempre se puede empezar otro guiso.

Feliz orgullo.

Luis

Anónimo dijo...

Regino, la lectura de tu dedicatoria "Un mes muy orgulloso" me ha emocionado. Y digo dedicatoria, porque es una alabanza, un laudo, de nuestra identidad gay. Un escrito muy hermoso, en el que me veo reflejado, nos vemos reflejados todos los que conocemos y vivimos el significado del acrónimo gay, como tú me dijiste, pero que también, como yo te respondí, lo vivimos alegres, gayos, después de tantos esfuerzos y sinsabores. Gracias, Regino, por tu fuerza.

Rukaegos dijo...

Gracias a vosotros por leer el blog, por estar ahí y por dar ánimos y valor a las cosas y sobre todo a las personas.

Por cierto, y ya que Fernando ha comentado nuestra conversación acerca del acrónimo ... Todo el mundo piensa que gay es sinónimo de "alegre" y está tomado del inglés. Aparte de que las palabras gay o gayo no proceden del inglés, sino del provenzal, de donde pasaron al castellano medieval (del provenzal las tomó el inglés), en la primera manifestación que recordaba la revuelta de Stonewall una pancarta rezaba Good As You: tan bueno como tú. G.A.Y.

Tan buenos como vosotros. Y a veces mejores.

Anónimo dijo...

wenas¡¡ soi estela, lo pongo aki xk no se si saldra kien soi en alguna parte

weno, pues la lectura de este texto me ha parecido muy interesante y muy bonita. Siempre se ha rechazado a los homosexuales y aunque ahora se diga que no es así, no es totalmente cierto.. yo soy hetero y sin embargo, conozco a dos personas homosexuales, a los que siempre he respetado ¿Porque no iba ha hacerlo?. Para mi la gente que no os acepta esta llena de prejuicios y es muy ignorante...ya sabes, se desprecia lo q no se conoce, en lugar de intentar comprenderlo ya juzgan y se creen mejores....

weno, pues solo eso, ke me alegro de ke t sientas orgulloso de ser komo eres, un beso

Anónimo dijo...

Un beso siempre. Adelante.

Anónimo dijo...

Hola Regino,

Un texto precioso. Quienes no hemos vivido en primera persona esos años de "orgullo oculto" os tenemos mucho que agradecer porque la lucha que habéis hecho ha permitido que lleguemos donde estamos. Todos en mayor o menor medida hemos tenido esas dudas que instiga la sociedad arcaica y del "tanto pareces tanto vales" en la que vivimos, y ahora es muy fácil salir a la calle y reclamar lo justo; lo difícil fue salir cuando pocos estábais dispuestos a ello.

No puedo despedirme sin qué menos que decirte felicidades porque leerte es una gozada y muchas gracias por todos los esfuerzos que has dedicado y sigues haciéndolo a nuestra comunidad.

Un abrazo, Lillo.

Anónimo dijo...

Regino: el mes ya pasó... cuelga otro post, hombre. Mil besos.

Anónimo dijo...

Regino: Soy Alex Freyre, integrante dle primer matrimonio gay de America Latina.... Quiero felicitarte por tu nota, es MUY buena.
Personalmente no estoy orgulloso de ser homosexual pues no tuve opcion; estoy orgulloso de ser gay, eso sí. Ser gay fue mi eleccion, la de no traicionarme.

Te y les dejo un texto que es muy lindo y robé de Facebook:

...Pero ellos y ellas, los raros, los despreciados, están generando, ahora, algunas de las mejores noticias que nuestro tiempo transmite a la historia. Armados con la bandera del arcoiris, símbolo de la diversidad humana, ellas y ellos están volteando una de las más siniestras herencias del pasado. Los muros de la intolerancia empiezan a caer. Esta afirmación de dignidad, que nos dignifica a todos, nace del coraje de ser diferentes y del orgullo de serlo. Como canta Milton Nascimento:
Cualquier manera de amor vale la pena, cualquier manera de amor vale amar.

Eduargo Galeano.

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