En un lapso de tiempo no demasiado amplio han coincidido algunos comentarios cercanos que, apuntando en una dirección similar, abundan en la idea de que los avances en la igualdad y dignidad de las personas lgtb continúan siendo más una ligera capa de maquillaje que una verdadera integración de valores igualitarios en favor de una sociedad plural y diversa. Desde las reflexiones de mi partido, empeñado en echar la culpa de la catástrofe electoral a "una agenda posmoderna de identidades territoriales y de género" , enunciado escrito por alguien que parece arrepentido de haber aprobado algunas de las mejores leyes de los gobiernos Zapatero, a la pregunta ¿pero por qué siempre tenéis que incorporar la homosexualidad a cualquier discurso? (tras una mesa redonda sobre tráfico de personas en las que recordé y analicé la prostitución masculina y el ejercicio de la prostitución por mujeres transexuales, ya que todo parecía girar en la mesa alrededor de la prostitución femenina); desde el comentario "parece que tu muro de Facebook es un portal de noticias gays" a quien te presenta o explica quién eres señalando "es uno que presume de que es gay" ... etc. Y eso sólo por mencionar el fuego amigo.
A veces pienso que perdemos demasiado tiempo en tratar de explicar lo evidente, a veces ya siento pereza de tener que justificar cada día por qué soy como soy, por qué digo lo que digo, por qué mi compromiso ha elegido unas determinadas direcciones. Pero al mismo tiempo, continúo pensando que no podemos dejar ciertos comentarios sin respuesta, porque sería como aceptar que hay algo excesivo, obsesivo u oscuro en mi discurso. Así que voy a dar un par de apuntes de referencia.
¿Visibles o invisibles? A la recriminación de la cantidad de información en torno a hechos y derechos vinculados con la existencia de gays, lesbianas y transexuales, respondí someramente que en mi muro tal vez ocupaban demasiado espacio porque en la mayoría de los muros y redes que conozco ocupan un espacio cero. Uno recorre a veces los medios superando barreras de trivialidad para descubrir, una vez más, que algunos hechos destacados, algunos atentados contra la dignidad de las personas, no están presentes en la prensa simplemente porque han tenido como víctimas a personas lgtb. Lo mismo en sentido positivo.
No queremos ser invisibles, no estamos dispuestos a volver a ser invisibles. Y por eso utilizamos muchas personas lgtb las redes sociales como fuente esencial de información y de comunicación. La invisibilidad hace daño, hasta mata, obliga a vivir sin referentes, a recluirse en una burbuja personal o en un grupo cerrado y autista.
Pero la realidad es que ni siquiera es cierto que nuestras redes sean exclusivas y mucho menos excluyentes. Sin embargo, la percepción de quien vive cada día ignorando la existencia de lesbianas y gays, es que una mínima presencia lgtb en un anuncio o una serie de televisión, contamina toda la programación y le hace pensar que a cada paso tropieza con nosotros. Y sin embargo, está claro que si a lo largo de toda una semana de noticias es capaz sólo de darse cuenta de que un pequeño porcentaje habla de nosotros, puede ser que el problema lo tenga el receptor del mensaje.
Ganas de hablar. Así tituló una novela divertida y brillante Eduardo Mendicutti. Una novela que es en realidad un gran homenaje al español de Andalucía, pero también habla, habla mucho, de quien tras vivir oculto o semioculto durante años decide que ya no se va a callar nunca. Hablamos de nosotros porque queremos estar presentes en la realidad, porque tenemos vivencias diferentes de otras o ignoradas por otros, vivencias que aportan color a la paleta e información para construir conclusiones más precisas. Hablamos de nosotros porque hubo un tiempo en el que sólo pudimos callar, y ese tiempo ya lo hemos dado por cerrado.
Born this way. Y es que así es como somos, así es como hemos nacido. Y no tenemos nada que ocultar. Pero no deja de resultar, de resultarme al menos, divertido el escandalito que tanta gente biempensante de uno y otro lado del arco político nuestras presuntas provocaciones y presunciones. Porque por supuesto, cuando una pareja heterosexual camina por la calle abrazada o cogida de la mano, escenifica un dulce y adorable triunfo del amor, pero si dos chicos o dos chicas deambulan en idéntico gesto por idéntico escenario es porque son unos exhibicionistas y les gusta provocar. Y claro, qué vamos a decir de lo encantador que es el momento en el que Silvia nos presenta a su novio Pablo, pero qué incómodos nos hace sentir la pesada de Marta cuando se empeña en explicarnos que Laura no es su amiga sino su pareja, que es que no sabe más que hablar de bollos, la pesada.
Es posible, sí, es posible, que a veces podamos resultar, pueda resultar, un poco pesado. Como cada uno de mis amigos y amigas resultan pesados en sus obsesiones y aficiones particulares. Pero es cierto, sí, es cierto, que cuando se alerta de que una mujer va a ser lapidada en no sé qué país, son millones de personas las que se movilizan por todo el mundo, mientras que la experiencia dicta que cuando la alarma se da porque un chico homosexual va a ser lapidado o ahorcado, entonces los millones de firmas se transforman en unos miles, cuando no en unos pocos centenares, Así que la pedagogía, la visibilidad, las palabras, las experiencias, siguen siendo necesarias. Haciendo de nuevo buena y atinada esa vieja consigna de "si tu pluma les molesta, ¡clávasela!".
http://www.youtube.com/watch?v=sBYxVEcvcbE
4 comentarios:
El caso es que cada vez que alguien comenta que estamos obsesionados con la homosexualidad mas pienso que hay que seguir insistiendo en el tema.
Porque esa misma gente no se atrevería a decir que estamos obsesionados con los recortes, con el fútbol, con el amor, con el cine....
Pues yo pienso que tienes todo el derecho del Mundo a luchar por tu dignidad y tu libertad de persona, y lamento mucho la cerrilidad beata que axfisia a éste condenado país.
Te supongo enterado de la parrafada cristofascista que soltó el descerebrado e hipócrita obispo de Alcalá en "la 2"...
La lucha será larga, muy larga.
Pues sí, Patricia, tenemos que seguir siendo muy pesados, porque sólo así conseguiremos que algún día lleguemos a aceptar que es tan normal y tan cotidiano como cualquier otro tema. Y lo más triste es que todos los comentarios proceden de personas que supuestamente apoyarían sin dudar cualquier empresa de las personas lgtb por sus derechos, pero ...
Bruno, ¿hubiera sido posible no enterarse? Me encantó eso de ir a clubes de hombres nocturnos jajajaja que a veces son curas diurnos. Que no puede ser, que es el nuevo Gila, que no.
¿Sabes que en esta semana santa me leí El Palomo Cojo de Mendicutti? jj no lo había leído, ahora ando como loco buscando la película, pero no la encuentro!! Me ha gustado mi paisano escribiendo!
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