sábado, abril 28, 2012

FERNÁNDO ÓNEGA NO QUIERE PAGAR CAMBIOS DE SEXO



Andaba yo retrasado el pasado 18, tratando de terminar unos papeles, cuando lejos de mi costumbre y más por tener algo de ruido de fondo encendí el televisor. Andaban en La Mañana de La 1 comentando los tertulianos la broma pesada de Ana de los Jaguares Mato y su reforma sanitaria.

Como es costumbre, participaba en la tertulia, en su condición de Todólogo  oficial del programa Fernando Ónega. Un periodista que ya ha tenido en algunas otras ocasiones comentarios desafortunados sobre la transexualidad y sobre algunas personas transexuales. Y así andaban valorando algunos puntos cuando la conductora principal del programa sugirió hablar de la medida que proponía limitar el número de vasectomías, ligaduras de trompas (como que la Mato va a aprobar medidas para que haya menos niños) y fecundaciones in vitro (como que la Mato va a aprobar medidas que fomenten la natalidad por un medio diferente de la postura del misionero). Tomó la palabra presto y raudo Ónega para explicar "Ese tipo de operaciones ... Cambio de sexo habría que añadir. Como no me parecen de primera necesidad me parece correcto que se controlen y en algún caso que se excluyan: Yo no tengo por qué pagarle el cambio de sexo a nadie". Con un tono especialmente airado y desafortunado.

Me llamaron la atención algunas cosas. La primera de ellas, que si mal no recuerdo en España la gratuidad de las operaciones de reasignación de sexo no es tal salvo en un par de comunidades autónomas. Probablemente por eso, y siempre si no recuerdo mal, no había mención en los recortes de Mato a dichas operaciones. Sigue llamándome la atención que con tanta urgencia y enfado ponga sobre la mesa un tratamiento que no se está cuestionando ni analizando en el programa, para pedir no ya que se controlen sino que directamente se excluyan porque se niega a que sus impuestos tengan ese destino. Y que lo califique poco menos que de capricho.

Podríamos recordar a don Fernando que los ciudadanos en este país tenemos poco margen de decisión sobre el destino de nuestros impuestos y que de alguna manera son las políticas públicas, a partir de análisis de expertos y no de todólogos, los que toman decisiones (más o menos afortunadas) sobre lo que es de primera necesidad. A mí me parecen prescindibles muchas otras cosas, y en efecto hay muchas políticas sanitarias que personalmente ni me afectan ni me implican, lo que no significa que su aplicación no sea deseable o conveniente. Podríamos recordar la baja incidencia estadística de la transexualidad, recordando que se trata de tratamientos más bien excepcionales y a los que desde luego no se puede atribuir el déficit sanitario. Añadir algunos puntos más como el carácter de primerísima necesidad que supone el proceso completo de reasignación de género para las personas transexuales, que pueden vivir en un infierno con importantes derivas para su salud física y mental si no reciben la atención adecuada. Una atención que además está fuera del alcance de muchas personas trans precisamente por ser este colectivo, según datos de la Unión Europea, el que mayor riesgo de exclusión social padece en el continente, muy por encima de los datos de población gitana y otras minorías étnicas, imagino que por la proliferación de personas como Fernando Ónega deambulando por nuestras calles.

Un argumento más que le hubiera convenido valorar, es la eficiencia económica de las intervenciones de reasignación. Porque sin duda es mucho más barato para la sanidad pública enfrentar esta necesidad real con intervenciones controladas que actuar después ante los posibles efectos secundarios, algunos bien graves, de una hormonación incontrolada o de un tratamiento inadecuado. Efectos que sí vendrían cubiertos por la sanidad pública por mal que le parezca al señor Ónega.

Algunos habituales estarán esperando a que le califique de homófobo, para así echarme en cara como en otras ocasiones lo rápida que tenemos la pluma para el uso de ese calificativo. No voy a hacerlo. En primer lugar porque la palabra correcta, aun sin estar recogida por el diccionario de la RAE, sería tránsfobo. Y sobre todo prefiero señalar su ignorancia supina en todo lo que a transexualidad se refiere, así como su agresividad impertinente, una agresividad que viene a demostrar que quien de verdad tiene un problema con la transexualidad es el propio Ónega.

¿Ligaría en ese pueblo de Galicia del que procede, y que ya coronó de gloria diciendo que allí sí tendrían claro lo que hacían con estas personas, con una estupenda señora que al final le deparó una sorpresa de la que no ha sido capaz de reponerse? Qué malos son los traumas, don Fernando, qué malos. Y qué mala la ignorancia por mucho que proceda de esa boca suya que usted quiere tan sabia y a veces es tan torda.

2 comentarios:

María Carrera dijo...

Ya no solo hay que aguantar a la Santa Madre Iglesia con sus ideas desnortadas y peregrinas , que nos salen contertulios de programas en tv adoctrinando en lo que deben gastarse los dineros públicos. Por cierto de donde viene la expresión de la ministra Mato, como Ana de los Jaguares Mato(solo por la curiosidad).
María Carrera

BRUNO dijo...

La jurídica "Doctrina Mato" (hecha ex-profeso para la actual ministra) viene a decir que cuando crecen automóviles de lujo en tu garage provenientes de lugares cercanos a "Gürtel, S.A." puedes afirmar en primer lugar que "no sabes de qué te hablan", y cuando te demuestran que o bien lo sabes o eres completamente idiota pues apareces en ciertas fotos conduciéndolo, puedes afirmar que "eran cosas de tu ex marido" del que naturalmente te has divorciado ya.
Curiosamente, y tal vez para no "estigmatizar" a tan ilustre dama, ese argumento "cuela" y NO PASA NADA.
Cierta Infanta de España cuyo nombre no escribiré, pero que comienza por "Cris" y termina por "tina" está haciendo buen uso de ella.
Saludos.

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