jueves, abril 10, 2008

TRILOGÍA CANARIA II
LA CONQUISTA DEL REINO DEL VERANO

He tenido estos días un poco abandonado el blog. Problemillas con mi ordenador, primavera plomiza, cansancio post-electoral ... Y sobre todo unos pocos días maravillosos en Gran Canaria, llenos de sol y mar, en los que se me fueron viniendo ideas para compartir con vosotros en un par de comentarios. Arranco pues y regreso a la normalidad.
Nos hablan los textos artúricos del sueño entretejido por la sabiduría de Merlín y la mano decidida de Arturo. Lo llamaron "El Reino del Verano". No es difícil apreciar qué significaba el verano bajo los grises cielos británicos, un verano que hablaba de calor, de plenitud, que daba forma a la madurez simbólica del año celta. Un verano que hablaba de paz y bienestar. Un verano infinito en que granarían los dones de la tierra y el hombre podría caminar tranquilo, con la sonrisa dispuesta y el corazón abierto. Tal vez el mismo Reino del Verano que recreara Gil de Biedma en ese bello poema donde ayunta infancia y estío y termina diciendo "de mi pequeño reino afortunado / me quedó esta costumbre de calor / y una cierta propensión al mito".
La infancia y el verano. Los dos reinos perdidos en que fuimos felices. Sin preocupaciones, sin presión, con el tiempo necesario para mirar hacia dentro y reencontrarnos a lo largo de un día luminoso e interminable.
El reino del verano que se me viene a la imaginación paseando por Playa del Inglés mientras el granizo arrecia sobre el Santander posible. Disponer de luz y de tiempo. Todo un lujo en una ciudad agradable, pensada para los turistas pero que sin embargo conserva un cierto encanto, una ciudad para pasear entre palmeras y tapias cubiertas de lujuriosas buganvillas.
Supongo que así es el reino del verano. Luz y tiempo. Serenidad y horas de mar, viento, arena, discotecas, cañadas. Un reino en el que olvidamos la paleta cotidiana de los grises y somos capaces de amanecer un día y otro abrazados por nuestras propias sonrisas.

11 comentarios:

Elena dijo...

Volveré con calma, acabo de leerte y ando con prisas, pero te dejo desde ya un suspiro.

Qué bonito Ruka, qué bonito.

Alfonso Saborido dijo...

Los veranos, interminables veranos de nuestra infancia. Más tarde, cuando crecí un poco, Antonio Machado me los plasmó de una manera que no olvido:

Fue una clara tarde, triste y soñolienta
tarde de verano. La hiedra asomaba
al muro del parque, negra y polvorienta...

La fuente sonaba.
...
Bienvenido a casa :)

Anónimo dijo...

Qué texto tan inspirado, regala eternidad y sol, "luz y tiempo". Me has sumergido en la sensación siempre vivificadora de que recordar el paraíso perdido (siempre debe ser el alma ambiciosa en su reminiscencia)y perseguirlo incansablemente, es mantenerlo vivo y posible.

Hago mía tu definición del verano como "luz y tiempo"; ya no la soltaré.

Nada tan mítico como los veranos de la infancia y la adolescencia, nada tan remoto y tan eternamente presente.

Y que viva Gil de Biedma, siempre genial "entre las ruinas de (su) inteligencia".

Un abrazo estival.

Luis López dijo...

Luz (claridad), tiempo, serenidad, horas de mar, música y sonrisas (pero nada de política)... MI PARAISO

Agata dijo...

Cuando era niña,una señal de que el verano había llegado era cuando en el último día de clase nos teníamos que llevar todos los libros a casa...Dejar el pupitre sin nada.Dar un beso a mis compañeras y a mi profesora.Llegar a casa,descalzarme y no hacer nada.Sólo jugar y jugar hasta que un día me levantaba más temprano de lo habitual y me volvía al colegio con los brazos cargados de libros.

Rukaegos dijo...

Gracias como siempre por vuestas aportaciones.
Elena, un día de estos voy a tener que invitarte a un café con porras por los madriles, que me pones ".
colorau".
Y Luis ... hasta en el Paraíso hay política, jajaja ... ¿no te parece que la expulsión de Adán y Costillita fue como si les acusaran de revisionismo por comer manzanas en vez de peras?

Luis López dijo...

Pero Rukaegos,ingenuo, ¿a estas alturas todavía crees en Adán y Eva? La politica la inventaron los curas. Por eso está de "menestra" de "iguasdas sosia" Dña. Bibiana Aído. Ella también cree en Dios y en la Virgen. ¿Virgen? jajaja, te devuelvo la risa floja.

Anónimo dijo...

Bienvenido, hermoso. Besos.

Rukaegos dijo...

Claro que creo en Adán y Eva, Luis :) Literariamente hablando es un mito interesante y bien narrado. Y por cierto, seguro que Bibi no llegaría tan lejos, jajajaja, pero explica una mentalidad machista dominante durante los siglos de los siglos amén. Y lo que es peor, justifica la mala fama de las pobres serpientes y que Fachinger insista en que la manzana del conocimiento, si no está sometida a la divina voluntad interpretada por la propia Susan, es pecado.

No pensarás decirme que no te apasiona la mitología, ¿verdad?

Llevo ya una semanuca de vuelta, Ana, :) pero gracias.

Luis López dijo...

Claro, juegas con ventaja, me apasiona la mitología. Disculpa si me he puesto un poco borde. Cuando escribí estaba de los nervios,
:-)
Saludos.

Reb dijo...

yo, sin embargo, no volvería ni a la infancia ni al verano.
Con la edad adulta descubrí que existía la libertad (hasta entonces había sido esclava de los mayores). y el verano... es tan redondo, tan maduro como el fruto a punto de caer del árbol y me crea algo de frustración eso de saber que que es el tiempo de ser feliz. Lo mejor es inventarse un verano en primavera, como ha hecho usted, mi querido Rukaegos.

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