jueves, junio 02, 2016

POR TI, POR VOSOTROS. The Coming Out Trilogy - 2


¿Por qué salir del armario, por qué no reservar algo tan íntimo a la esfera privada, por qué ir exhibiendo pancartas? Continúo con esta miniserie de tres capítulos dedicada a Víctor Gutiérrez y Javier Raya, que con su valentía han dado pie de nuevo a estas reflexiones sobre lo agobiante que es compartir oscuridad y polvo con las polillas y lo saludable que es abrir la puerta a patadas y respirar aire fresco, dejarse invadir por la luz, sonreír bajo la lluvia cuando de pronto crece un arco iris.

Ayer hablaba de mi propia identidad, de mi dignidad, de mi salud, de la necesidad de ser honesto con uno mismo y con los demás, de abandonar las mentiras, las dobles vidas, los silencios. Pero hoy quiero recordar que también estoy fuera del maldito armario y me niego a ser discreto, a regresar, a dejarme asimilar de nuevo a callarme por ti.

Por ti, Lander, que fuiste una luz esperanzadora truncada de una manera tan absurda, tan violenta, tan rápida, que te marchaste justo cuando íbamos a comenzar un camino común y libre.

Por ti, Leo, mi Leo, sobre todo a ti, quizás la persona más hermosa que he conocido nunca, por ti que me regalaste tu sonrisa, tu amor cuando ya me había convencido de que nunca iba a encontrarlo, de que no era digno de que me quisieran, de que el tren se había marchado. Por ti que me ofreciste la voz quebrada, la fragilidad, la debilidad, para que pudiera estar a tu lado susurrándote cada día mi "te quiero", acariciándote la mano, tratando de dar la talla ante la enfermedad terrible. Por ti, que quisiste morir entre mis brazos para despedirte sabiéndote abrazado, querido, amado.

¿Qué debo responder cuando la presunción de heterosexualidad reinante asume que yo también lo soy y me pregunta el nombre de mi novia o de mi esposa, me pregunta por mis hijos o me explica de alguna manera que yo también estoy obligado a ser, ja, normal? ¿Debo callar, seguir el juego, sonreír y apartarme, disimular? Me niego a hacerlo, os debo mi recuerdo, mi gratitud, mi pasión, mi respeto, se lo debo a vuestra juventud insultante, a vuestra alegría inmensa, a vuestros cuerpos latiendo junto al mío. Os debo el valor y la sinceridad que siempre mostrasteis, os debo tanta vida. Regresar al silencio sería  borraros, sugerir que no habéis sido importantes, que vale más una seguridad gris que una memoria preñada de colores y de momentos. No voy a negaros, no voy a renunciar al privilegio de haber sido vuestro. No voy a dar vuestros nombres al silencio.

Por vosotros también, por el dolor de haber dejado que mi padre se fuera sin saber quién era yo realmente, por el privilegio de haber sido amigo de Javipapi, de haber sentido su apoyo en esos primeros momentos en los que tenía que aprender a andar a plena luz, ese amigo que siempre camino con la cabeza alta bien seguro de quién era, impermeable a las lenguas de doble filo, siempre con una cerveza para brindar y una hermosa conversación para compartir. Por Pedro, que hizo de nuestra dignidad su vida y su lucha y que siempre diría "con la cabeza bien alta, mi niño" con ese acento canario y ese fuego en las palabras.

Hay demasiadas personas, demasiadas buenas personas, que han sembrado su honestidad y su coraje. Mi visibilidad es también un homenaje a la suya. Porque sin su viaje a la luz, el mío no hubiera sido igual, quizás ni siquiera hubiera sido posible.

La visibilidad, el armario roto, la luz para ti. Porque te lo debo.

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