lunes, marzo 31, 2008

TRILOGÍA CANARIA - I

EL LITUANO IMPASIBLE



Andaba yo intrigado pensando de dónde sacaría Litos los canarios para morrear en las escaleras del Yumbo Center a altas horas de la madrugada, teniendo en cuenta la escasez de producto nacional que se encuentra por estos lares cuando decidí marcharme de safari-aventura hacia el centro de Gran Canaria.


Siempre he sabido que la idea básica de toda aventura viene a ser sinónimo de incomodidad. Un viaje estupendowonderfulwunderschön, según la comisionista, en Land Rover nos permitiría dedicar un día a los paisajes volcánicos del interior, comer en un restaurante típico canario, pasear en camello previo pago de suplemente y no se sabe cuántas cosas más. De modo que ni corto ni perezoso me presenté a las ocho y media de la mañana en la entrada del Restaurante Roma en busca de vehículo, aventura y compañeros de excursión.

Quiero dejar claro que en contra de mi costumbre y para dar ejemplo, después de que Paolo Latrónica me comentara hace unos días que lo que nos pasa a los españoles es que no tenemos espíritu nacional, llegué el primero, no como esas dos alemanas que avergonzando a su propia tradición resultaron indisciplinadas y perezosas y además no hicieron caso a quienquiera que les vendiera la excursión y no llevaron nada de abrigo en previsión de la fresca de la mañana, las temperaturas de las altas cumbres volcánicas y los alisios o más bien contraalisios si tenemos en cuenta la feroz oposición que presentaron a nuestro viaje. Menos mal que el aquí firmante, caballero de capa y espada, le dejó a la alemana adolescente un precioso canguro de impecable algodón brasileño, y que uno de los guías, Tim, cedió un pequeño chubasquero, menos de diseño, a la alemana madre.

Además de las alemanas y de Tim, italobritánico de novia canariona escapado de Londres hace siete años en busca del buen tiempo y de la juerga, estaba el otro guía-conductor, español de Albacete por nombre, cómo no, Pepe. Se incorporó también la Familia Flemática, padre, madre y chavalín de unos 10 tiernos años, llegados a Maspalomas desde la Nebulosa Norwich. Y finalmente, oh aparición, el Lituano Impasible.

Juntos y en unión emprendimos la travesía. Me preocupé por ejercer de anfitrión nacional y saqué a relucir mi estupendo inglés de Cambridge. Pero cuando nadie respondió a mi simpático comentario de "My tailor is rich" regresé a mis cuarteles de invierno y esperé mejor ocasión para el asalto.

Los guías desgranaban pequeñas explicaciones y proferían algunos chistes básicos aptos para todos los públicos mientras la Adolescente Alemana se quejaba de frío. Papá Flemático asumió su rol de instituatroz británica, mirola con displicencia y comentó, sabio, "a medida que se asciende hace frío". Su lenguaje corporal y ocular más bien quería decir "Haberte traído una rebeca, so tonta". La Adolescente Alemana respondió en un tono más que correcto y amable ante tamaña exhibición de talento analítico "Es verdad". Mientras su lenguaje corporal y ocular matizaba "Métete en tus asuntos, capullo".

Mamá Alemana continuaba riéndose de una manera tan constante como absurda mientras Madre Flemática y Niño Flemático miraban al frente sin que nada ni nadie pudiera afectar a su británica dignidad. Dignidad que no perdieron ni durante el desayuno (no incluido en el precio), ni durante la parada en el área de recreo de un embalse con más secano que balsa donde podríamos encontrar camellos (no incluidos en el precio) que sin embargo, por puras ganas de jorobar, no se encontraban en los alrededores. Y que en todo caso hubieran sido dromedarios. Color café.

Un pequeño paseo por el paraje y nuevo conato de conversación. Papá Flemático pregunta al Lituano Impasible "¿Bonito paseo?" mientras el tono irónico y el lenguaje corporal sugieren "¿Te das cuenta de que nos has hecho esperar durante cinco minutos?". Lituano responde "No ha estado mal" mientras la expresión inamovible de su cara propone "Que te folle un pez".

Pero fue sin duda el Lituano Impasible la gran sorpresa de la expedición. Armado de una cámara de fotos espía marca ACME, analizaba concienzudo la orografía del terreno con quién sabe qué aviesas intenciones. Absorto en su laboriosa misión para quién sabe qué malvado darzveider galáctico o qué potencia del Este, durante el viaje dijo sólo "Soy lituano" y "No ha estado mal". Reconozco que en este tipo de saraos resulta complicado participar, pero juro a mis lectores que el repertorio gesticular del Lituano era casi tan rico como el de Arnold Schwarzeneger. Hiératico hasta el punto de parecer uno de esos chavalotes que realizan cameos en las películas de nazis para decir "A sus órdenes, mi capitán, la operación especial sobre el ghetto de Vilna ha terminado sin novedad", hay que reconocer de todas maneras que como expresión de las bondades de la naturaleza su rotundo palmito nordesteño hacía la competencia a los materiales geológicos que se arremolinaban por doquier. En especial su background. Tan rocoso como la imponente silueta del Roque Nublo y tan impasible como su propio portador.

A pesar de mi empeño por salvaguardar el orgullo nacional, decidí no perder de vista las extrañas maniobras (y el rotundo background) llegados desde la Lituania (ten points). Ni siquiera durante la comida típica en que, nuevamente embebido de espíritu nacional, me empeciné en poner cara de "Oh, delicioso" ante un aguachirle amarillento con aspecto de sopa y un pollo con papas arrugás y mojo que igual podría haber sido, por lo correoso, Solomillo de Añejo o contramuslo de Perro de Presa Canario. Y el caso es que cual despiadado japonés siguió fotografiando orografías a la par que mostrando una total indiferencia ante las bellas muestras de arquitectura civil y militar de San Bartolomé de Tirajana.

El final de la excursión (más aventura que nunca) consistía en provocar un batido de gofio en nuestros estómagos, ya que recién terminada la manduca el land rover embistió una cañada tortuosa sobre la que, ante el entusiasmo (más aventurero que nunca) de Tim, nuestros backgrounds respectivos empezaron a botar hasta quedar realmente maltrechos. El lituano, eso sí, continuaba impasible. Supongo que ese background rotundo que se insinuaba bajo el chándal rojo contribuía a amortiguar la paliza. Parecía pasable y escépticamente divertida la Familia Flemática envuelta en su flema, tanto que llegué a la conclusión de que el niño era una obra maestra de pottery más que un little british de carne sin espíritu. El caso es que tras una hora brincando por el pedregal, abrasados bajo un sol de injusticia, sedientos y sin posibilidad de hallar líquido alguno, engullendo un par de chungos higos chumbos (localmente denominados tunas) y detenidos muuuucho más tiempo del deseable porque estaban volando las obras públicas del cabildo la mitad de la cañada por do habíamos de pasar, llegamos (sorprendentemente) a puerto sin novedad. Matizo, por cierto, que los únicos que engullimos los espinosos higos fuimos Tim (para algo le pagan) y el mendalerenda, nuevamente dispuesto a mostrar las osadas alegrías de España y olé, sin tomar en consideración las muecas de asco de Alemana Madre y Alemana Hija, los mohínes de "bondad graciosa, no es cierto?" de Familia Flemática y la impasible y distante mirada del pluscuamperfecto lituano.

Pepe, amable siempre y claramente sorprendido de contar con cliente hispano, se ofreció para compartir unas cañas conmigo la próxima vez que pasara por allí. Familia Flemática se escabulló sin despedirse y sin hacer ruido, las indisciplinadas alemanas me devolvieron el algodón brasilero -dando, eso sí, las dankes- y el lituano recogió sus utillajes de la T.I.A. y continuó paseando su, ¿les he dicho ya que espectacular?, palmito por Playa del Inglés.

En fin, nunca me había tropezado con lituanos de comportamiento japonés (ni con otros), pero creo que alguien debería avisar a Carmen Chacón y a Moratinos porque ... ¿no estará planeando Lituania un desembarco imperialista en Gran Canaria?

Otra pregunta que se me quedó, ay, sin respuesta: ¿Tenían algo que ver las espléndidas vistas traseras del lituano con las hermosas y protegidas dunas de Maspalomas? Y si es así, ¿guardan relación esos paseos con la sonrisa -oh cielos- que me dedicó al siguiente día, cuando coincidimos en una guagua camino de Las Palmas?

Y por fin ... ¿alguien sabe algún remedio para que tras los botes en land rover se me pase de una dita vez el dolor de background?

domingo, marzo 23, 2008

OLIMPIADAS DE LA VERGÜENZA, BEIJING 2008
Cuando supe, hace ya años, que los Juegos Olímpicos de 2008 se iban a celebrar en Beijing , mi primera reacción fue de incredulidad. Sí, ya sé que el objetivo original de Coubertain era la concordia entre los pueblos, y ya aprendí al analizar el sistema jurídico internacional durante mi carrera que las personas tienen un papel bien secundario en esa concordia. Sé que China es un gigante militar y que tiene un gran peso en Naciones Unidas. Sé sobre todo que China es un gigante económico y ya glosaba Quevedo aquello de "Madre, yo al oro me humillo".
Pero sé también que China es un país rico en plusmarcas mundiales. Basta leerse los informes de Amnistía Internacional para recordar año tras año que China es el imbatible campeón de la tortura, que revalida cada temporada el récord de ejecuciones. Podemos recordar también, ahora que ha vuelto a saltar a los medios, la ocupación del Tibet, las limpiezas étnicas en regiones poco amigas del sistema, los desplazamientos forzosos de población para poder llevar a cabo los sueños de los tiranos, la agresión permanente contra las libertades civiles.
Unas pocas voces se han alzado contra la celebración de estas Olimpiadas de la Vergüenza. Unas Olimpiadas que servirán, sin duda, para ofrecer al mundo una imagen moderna y limpia de una China construida sobre la humillación de su ciudadanía. Unas Olimpiadas que sanarán de una vez ese pacto infame entre el mundo libre y el tirano amarillo. Un mundo libre que cautivado por la rentabilidad de sus inversiones e intercambios comerciales no está dispuesto a perder un centavo y mira hacia otro lado cuando se denuncian las condiciones laborales, sociales, culturales, cívicas de los hombres y las mujeres que tratan de sobrevivir cada día en el paladín de la lucha contra los derechos humanos.
Richard Gere ha llamado al boicot a causa de la situación del Tibet. Numerosas organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional o Reporteros sin Fronteras están focalizando sus denuncias en la gravísima situación de China. Pero eso no va a parar la celebración de unos Juegos Olímpicos que no quedarán protegidos por la mirada de Zeus, padre de los dioses y señor titular de Olimpia, sino por la de Mercurio, dios de los ladrones y de los comerciantes.
¿Puede el pequeño Santander posible sumarse a esta denuncia? De poco va a servir. Pero si los países que amamos y admiramos, los que son y han sido defensores de la libertad, la igualdad, la dignidad, renuncian a su propia identidad y se sientan fraternos junto al tirano, el menos me gustaría pedir a todos los deportistas que no fueran a Pekín. Y en caso de acudir, como ya ocurriera con los atletas del Black Power al recoger sus medallas en otros Juegos, realizaran un acto claro y simbólico de denuncia, un acto que rompiera el esfuerzo propagandístico del estado criminal que albergará las competiciones y gritara al mundo lo que de verdad es China.
Mi propuesta, y ya que Reporteros sin fronteras ha usado como aros olímpicos cinco esposas entrelazadas ... ¿Qué tal si los deportistas acuden a las competiciones y a recoger sus medallas y diplomas con las manos esposadas?

jueves, marzo 20, 2008

OFICIO DE TINIEBLAS
Crecí en una familia católica. Mi familia materna era sinceramente devota; tal vez la cercanía de las amables Siervas de María al domicilio familiar, o de la Iglesia del Carmen donde tiene su asiento tal vez la única imagen mariana capaz de levantar verdadera ternura entre las gentes de mi Santander, tuvieran su influencia. Recuerdo que mi abuela Rosalina traía periódicamente a casa una imagen peregrina de la Virgen del Carmen, que siempre llevaba el escapulario, que rezaba el ángelus en compañía de Teresa. Uno de sus hijos, mi tío Eugenio, fue sacerdote, y ejerció sus funciones hasta su muerte primero en Castro Urdiales y luego, durante muchísimos años, en Carrejo. Donde siempre fue una persona cercana, llena de corazón, de vida, un incansable agitador cultural y social y donde todavía le recuerdan con cariño y añoranza.
Mi familia paterna era sinceramente devota. Mi abuelo fue un militante católico muy activo durante su juventud, participó con Herrera Oria en la fundación de la Acción Católica en Santander, fue consejero legal del Obispado y se sostuvo contra muchos maretazos de la vida, como él mismo afirmaba siempre, gracias a su fe inquebrantable. Una fe que conmovió a muchas de las personas que le vieron hacer guardia "contra natura" ante los féretros de cuatro de sus hijos, mi padre entre ellos. Uno de sus hermanos, Diego, fue Jesuita. Y Tía Chavita, hermana de mi abuela, centró gran parte de su vida en animar congregaciones y devociones. Ya a punto de morir, recuerdo cómo sus dedos se movían desgranando las cuentas de un rosario que su cabeza ya no podía pronunciar, pero que su corazón continuaba rezando.
Todavía algunas veces pienso que sería hermoso que hubiera una vida feliz al otro lado, y que allí tuvieran el premio ganado con su bondad y su sincera fe.
Nunca fueron una familia intransigente, fanática o farisaica. Pero sí cumplidora y coherente con aquello en que creían.
Crecí, pues, como católico. Nunca tuve problemas durante mi infancia o mi juventud, no fui a un colegio religioso y tal vez por ello nunca llegué a identificar ciertos comportamientos o actitudes con la Iglesia. Viví en una localidad donde se recibió con alegría la profunda reforma pretendida por el Vaticano II. Y durante largos, largos años, la fe cristiana formó parte de mi identidad.
En estas fechas de la Semana Santa es, tal vez, cuando el brote de nostalgia reaparece, cuando echo de menos la alegría de la comunidad, cuando noto un cierto vacío que no he sabido colmar. Recuerdo mis años como catequista en la Parroquia de San Sebastián de Reinosa o en la de Santa Lucía de Santander, donde habitaron momentos tan mundanos como las truchas que pescaba Eduardo y cocinaba Nieves hasta emociones como una hermosa Hora Santa que acabó llenándonos de lágrimas. Recuerdo a mis compañeras y compañeros del Proyecto Ciaboga, vinculado a la Institución Teresiana de Santander, y cómo no tantas pascuas vividas con intensidad (con terrible dolor a los pocos meses de la muerte de mi padre, cuando necesitaba sentir la muerte y la resurreción en mi alma y acabé rompiéndome durante la Vigilia Pascual y me tiré llorando de forma incontrolable casi dos horas) en Los Negrales. Recuerdo, cómo no, siempre sonriendo, como una segunda familia que todavía ocupa un lugar privilegiado en mi corazón a esas personas maravillosas con las que tantos años conviví en la Parroquia de San Martín de Peñacastillo: Marisol, Joaquín, Meli, Carmen ... Recuerdo las largas charlas en el Seminario de Corbán con Quique y Carlos.
Recuerdo que me sentía privilegiado cuando cantaba la angélica durante la celebración de la Pascua ante una iglesia repleta de caras deseosas de celebrar el tiempo de la Resurrección: "Exulten por fin los coros de los ángeles ..."
Hace ya unos años que me alejé, creo que de manera definitiva, de todo eso. Quedan las personas, claro, la mayoría de ellas. Y queda mucho dolor. El dolor de aquellos momentos en los que no pude seguir adelante con una fuerte fractura, la de creer viva, sinceramente, en el mensaje cristiano y a un tiempo ser homosexual, y con ello sentir cada día con más frecuencia agresiones por parte de tantos cristianos y sobre todo de su jerarquía. Traté, desde mi adolescencia, de superar el conflicto. Traté de ignorar ciertos mensajes y me esforcé hasta hace bien poco por llegar hasta teólogos y pastores que no me invisibilizaban ni me excluían (Javier Gafo, algunos jesuitas de Sal Terrae, las asociaciones de mujeres teólogas y la de teólogos Juan XXIII, Benjamín Forcano ...). Luché por participar, vivir, compartir con la misma entrega sonriente que había visto en mi familia y en tantos de mis amigos, en toda la buena gente con la que compartí tantas veces oración, silencio, fiesta y eucaristía.
Pero llegó ese momento en el que no pude ya resistir la tensión y me quebré. Recuerdo un año oscuro, una Semana Santa oscura, esa en la que por vez primera decidí que no me sentía bienvenido a la Pascua y preferí excluirme. Fue necesario una vez más, como en otros momentos dolorosos de mi vida, permanecer en pie, a la intemperie, desnudo. Fue necesario construir poco a poco un nuevo cuerpo, un nuevo espíritu, unos nuevos valores que me permitieran seguir en camino.
Año tras año, vuelven estos cuatro días intensos que recuerdan la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Sale a la calle el paso de la foto, el Cristo de la Agonía, con el que procesioné de crío. Y se amontonan emociones, caras y recuerdos.
Siento un profundo respeto por todas las personas que viven su fe, sus creencias, con honestidad y valor. Por aquellas que tratan de vivir sus principios sin violentar a los demás. Por quienes trabajan en tantos lugares por un mundo más libre y más justo. Muchas de esas personas son católicas, y merecen todo mi aprecio.
Pero en estos días especiales del mes de marzo de 2008, AD, me limitaré a escuchar el Viernes Santo, como cada año, la Pasión Según San Mateo de Bach (este año, de entre las quince grabaciones que tengo, toca la versión mítica de Harnoncourt-1970). Y otra vez estaré ausente de la celebración de la Cena, de la lectura de la Pasión y sobre todo de la gran fiesta de la Vigilia Pascual. Otra vez será doloroso. Pero sé que nadie allá va a echarme de menos.

martes, marzo 18, 2008

LLEGO TARDE, LLEGO TARDE, LLEGO TARDE ...

Las últimas semanas han sido emocionantes y ajetreadas. Mi bitácora quedó un poco desatendida e incluso el lunes 10, cuando se batió mi récord de visitas supongo que en espera de algún comentario sobre las elecciones, me he mantenido unos días en silencio. Así que los temas se me amontonan como los trastos en el salón y no sé muy bien por dónde empezar. Manos a la obra.
Empiezo por Santander. Un Santander que tengo desde hace tiempo un tanto abandonado. Un Santander que continúa estancado en el gris y del que rescato una propuesta del Grupo Municipal Socialista y las reacciones posteriores.
Propone el PSOE, a través de Jesús Cabezón y José Emilio Gómez, la creación de un Museo de la Ciudad, y propone que se ubique en el céntrico Mercado del Este. El concejal del ramo no se hace esperar y acusa a Cabezón de confundirse a sí mismo con el conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas y de, una vez más, "llegar tarde". Pistoletazo de salida. Comentarios en los foros de la prensa local centrados en tres hilos básicos: "Yo tomo copas en el Mercado, ni me lo toquen", "Llegan tarde, llegan tarde, llegan tarde ... -sin más explicación-" y "Sabina es malo y rojo".
En mi ignorancia, desconocía que Santander tuviera un Museo de la Ciudad, así que visto mis mejores galas y me tiro a las calles para descubrir sus encantos como niño con zapatos nuevos. Mas, oh decepción, de los aproximadamente siete mil cuatrocientos doce ciudadanos interrogados, ninguno conoce su emplazamiento. Inasequible al desaliento, me acerco a la oficina de turismo más cercana y pregunto por el Museo y pido un folleto. Me miran con cara de haba, me hacen la alcoholemia, mueren de ataque de risa, me marcho avergonzado.
En fin. Que acabo confirmando que Santander no tiene Museo de la Ciudad, ni proyecto en ciernes. Y que la parecer lo de "llegar tarde" hace referencia a que las máximas responsabilidades político-culturales de Santander y Cantabria andan reunidas entre sí para ese ssstupendo proyecto de la Milla de Oro Museística que hace unos meses nos prometiuvo Marcano. Reuniones, comme d'habitude, sin luz ni taquígrafas. Así que los que se preocupan por nuestro bienestar espiritual andan de reunión en reunión hablando de nosesabequé, pero con pinta de museo. Y claro, con tan claros y magníficos antecedentes, la osadía socialista no tiene límites.
Mientras tanto, seguimos sin saber nada del proyecto del Museo de Las Llamas (a ver si esconden de una vez allí el Monumento a la Mula), el Museo de Bellas Artes no cabe en sí (de gozo, supongo), el Museo de Prehistoria Trashumante sigue trashumando. Y a nuestro alrededor poco a poco cada capital, vecina o no, va dotándose de todo un entramado de infraestructuras y proyectos culturales que en el Santander Real no pueden plantearse porque se corre el riesgo de "llegar tarde". Y es que tal vez como el traje nuevo del emperador estén hechos con mágicos materiales que los hacen visibles sólo para consejeros, concejales y ciudadanos inteligentes.
El Cabildo de Arriba se nos cae. El Palacio de Riva-Herrera se nos desmorona. Pero no podemos hablar de tales asuntos porque, perdidos en fárragos administrativos, comisionados, municipales y espesos, llegaríamos tarde.
¿Recuerdan que hace unos años el movimiento vecinal consiguió paralizar la demolición, precisamente, del Mercado del Este cuando Horchialcalde quería hacer un aparcamiento y una plazoleta? Se declaró el edificio Bien de Interés Arquitectónico con los informes de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Pero se llegó tarde. Porque el Ayuntamiento decidió esperar a que se arruinara solo en lugar de demolerlo. Y cuando se quiso, por fin, hacer algo era en efecto tarde. Hoy las guías turísticas hablan del Mercado de Zabaleta como un proyecto singular que resumía los ideales urbanísticos del XIX y que fue el primer mercado cubierto de Europa. Pero es mentira. El edificio de Zabaleta no existe, y la maqueta de lego que lo ha sustituido ni siquiera es mayor de edad.

martes, marzo 11, 2008

ONCE DE MARZO
NOTA: Vuelvo a sentir la necesidad de recordar esta fecha dolorosa. Regresé a las palabras que escribí hoy hace un año y sigo pensando y sintiendo lo mismo, así que me limito a colgar por segunda vez el artículo y el poema. El poema, hoy, desde el corazón para la familia de Isaías Carrasco. Añado la viñeta de Forges que entonces me arrancó de nuevo las lágrimas y un estremecedor motete del compositor estonio Arvo Pärt: Os cuento su historia tal como la contó en Santander, en el Palacio de Festivales, Jordi Savall antes de entonarla, creo, por primera vez. Savall había encargado hacía tiempo una obra al gran Pärt, pero éste no acababa de encontrar la inspiración, el momento, las ganas ... Cuando recibió la noticia de la masacre de Madrid, se rompió, como todas las personas de bien de este mundo. Y comenzó a trabajar de manera febril sobre el verso "Da pacem, Domine". Danos la Paz, Señor. Para poder gritarlo.
Recuerdo algunas cosas. Que me enteré tarde, porque no soporto despertar con las noticias y prefiero poner música. Que Santander era una ciudad poblada por personas que íbamos y veníamos desconcertadas y en silencio. Que me encontré con un amigo por el Paseo de Pereda y no dijimos nada y nos abrazamos llorando. Que me volví loco intentando hablar con Clavel, con Quique, con Zalín, con Beatriz, con ... un montón de amigos y familiares de Madrid, pero los teléfonos no funcionaban. Recuerdo que al día siguiente todo Santander estaba en la calle a pesar del diluvio que arreciaba, que era imposible avanzar, que el silencio y el dolor se podían tocar con las manos, que unos metros por delante iban dos chiquitos cogidos de la mano y que nadie les decía nada ...
Hoy es once de marzo. Un día para recordar a tantas víctimas, para llorar por tantas vidas truncadas. Pero también para reflexionar sobre la locura que esa fecha trajo sobre nuestra España, donde una mujer insulta a la madre de una de las muertas en el vagón, sólo por ser musulmana. Y donde ciertos personajes de la política, el periodismo y la insidia continúan jugando con fuego, desprestigiando a las instituciones, asaltando la convivencia. Sólo porque el poder se les fue de las manos tres días más tarde.
Un par de meses después del atentando, recibí por e-mail una invitación para participar en un libro de poemas dedicado al recuerdo del 11-M. Construí unos pocos versos con emociones, sensaciones y fragmentos de las biografías de algunas de las personas asesinadas tal como las había ido leyendo, lágrima tras lágrima, en El País.
Hoy, que es once de marzo, quiero compartir ese poema con vosotros. Porque está celebrándose un juicio en el que muchos pensamos que se aplicará la ley, la del estado de derecho, la de una sociedad democrática, a los culpables. Pero que no servirá para que se calmen nuestras calles y nuestros medios de comunicación, porque hay miserables que viven mejor en el insulto y la mentira. Y en estos años nos han robado tanto corazón y tanta esperanza que me he estremecido cuando he cogido 11-M, Poemas contra el olvido para copiaros aquí mi texto y he visto que los ingresos de su venta fueron a parar a la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Que entonces no estaba manipulada por el tal Alcaraz, y se suponía que integraría también a las familias que luego han preferido constituir asociaciones específicas, como la dirigida por Pilar Manjón y su brechtiano fuego de Madre Coraje.
Aquí os va el poema
Después de marzo
Qué dífícil ser hombre.
Regresar cada día a la rutina
del tren de cercanías, el café
con la leche templada y el trabajo
para que el pan no falte.
Qué difícil la ausencia.
Conjugar el lenguaje de los verbos
caminar, estudiar, jugar al fútbol,
nacer, reír, parir, manifestarse,
besar la boca amada, acariciar
al perro por la noche, atravesar
las fronteras, viajar de nuevo a casa ...
Qué difícil la calma. Qué difíciles
ahora la esperanza, la alegría
del pájaro pequeño que renuncia
a festejar la nueva primavera.
Qué difícil labrar, codo con codo,
con millones de hermanos por las calles
de todas las ciudades que hoy se llaman
Madrid, la paz que amamos, con el gesto
sereno y la mirada transparente.
Qué difícil cantar, cuando en la boca
el sabor de la sangre nos abrasa.
En este aniversario, un abrazo lleno de paz para todos.

sábado, marzo 08, 2008

LOS CUENTOS QUE NOS CUENTAN
Hoy es 8 de marzo, Día de la Mujer. Y me viene a la memoria una breve conversación, hace dos o tres días, con un amigo. El origen, un titular de la prensa local ("Vamos a cambiar los cuentos") que venía a resumir las intervenciones y debates del Foro de Feminismo que por estas fechas organiza la Dirección General de la Mujer del Gobierno de Cantabria. La reacción de mi amigo, no sospechoso de machismo pero tal vez tampoco consciente de cómo ciertas estructuras culturales se nos aferran al cerebro, fue la de ridiculizar el titular y plantear que con posturas así, que bien poco hacen por la igualdad de las mujeres, no era de extrañar que se hicieran chistes y bromas contra las feministas. Por diversas razones, no fue posible iniciar una conversación que hubiera sido necesaria así que empleo el ocho de marzo del Santander posible para compartir algunas reflexiones sobre cuentos, lenguaje, visibilidad, igualdad y poder simbólico.
El lenguaje no es una institución neutra ni inocente. No surge por casualidad, sino por la intervención de muchas personas, mucho tiempo y muchas construcciones culturales que le otorgan unos rasgos definidos. La multitud de adjetivos que en los lenguajes esquimales sirven para diferenciar matices de blanco que en nuestro lenguaje son imposibles, la inexistencia de negaciones rotundas o insultos en lenguas andinas donde las duras condiciones de vida hacen que sea más recomendable no exaltar los ánimos del vecino, son dos ejemplos que ahora se me ocurren de esa adaptación de nuestros lenguajes a las condiciones ambientales y culturales. Recorrer los insultos, la verbalización de la indignidad excluyente, es recorrer los tabúes y discriminaciones de una cultura.
Pero no sólo lo que se dice, sino también lo que no se dice, nos muestra la receptividad cultural de los lenguajes. Y son muchas las personas invisibles en el nuestro. El precio de la invisibilidad es la inexistencia, una presión brutal sobre la persona que mira y no encuentra espejos para reconocerse. Una presión que provoca temor, negación de uno mismo, baja autoestima; una presión que construye fronteras vitales que nos impiden atravesar los territorios que la cultura, la sociedad, el lenguaje expresan cada día como "no-nuestros".
Hablaríamos, pues, del gran poder simbólico que detenta el lenguaje, de su fuerte capacidad para construir nuestros imaginarios personales y sociales, para determinar nuestros roles, para configurar nuestras expectativas. Los homosexuales, por ejemplo, hemos sido contenidos en el lenguaje desde el desprecio; y ese desprecio, el insulto "maricón" u otros, fue nuestro primer encuentro con nuestra propia identidad sexual. Arrasador.
Las mujeres han venido siendo para el lenguaje, para el imaginario cultural, no-personas, seres carentes de individualidad cuya presencia se neutraliza y se elimina con el uso del masculino genérico. Cada vez que decimos "los estudiantes universitarios" estamos diciendo que hay hombres en la universidad, pero nada se nos dice sobre la existencia de mujeres en los estudios superiores. Cada vez que decimos "los inmigrantes aportan al PIB ..." marginamos de la marginalidad, como invisibles, a las mujeres inmigrantes.
Nuestras niñas leen o escuchan cuentos tradicionales, tantos de ellos hermosos, fantásticos, sorprendentes. Y se descubren en ellos como seres vicarios, dependientes de la ayuda o la voluntad del hombre, desempeñando funciones sociales pasivas frente al heroismo arrojado de los varones. La mayor parte de las mujeres que toman protagonismo o poder en el universo del cuento lo hacen como brujas -pocas veces como hadas monjiles y bondadosas-.
Claro que tenemos que transformar el lenguaje. Claro que tenemos que modificar las estructuras tradicionales y tradicionalistas que configuran el lenguaje de los cuentos, el del cine, el de la publicidad, el de la calle. Porque los estereotipos culturales consagrados en ellos ayudan a que la mujer se contemple a sí misma como una eterna menor de edad.
Por supuesto que son necesarias muchas medidas para transformar la sociedad y erradicar antivalores como el machismo, la homofobia, la xenofobia, el racismo ... Pero entre este trabajo educativo necesita también una reflexión crítica sobre nuestro lenguaje. Porque somos seres lingüísticos, y nuestras palabras construyen nuestro mundo. Ojalá encontremos un día la normalidad de cuentos que nos narren maravillosas historias de amor entre dos chicos, cuentos en los que desde el extranjero llegue la maravilla y no el daño, cuentos que no nos pinten de colores oscuros la piel de los malvados. Historias en las que la mujer sea la mitad de la tierra, la mitad del cielo, la mitad del cuento. Historias en las que la mujer aprenda desde sus primeros balbuceos su propia, profunda, igual dignidad.
Nos jugamos, y no es cuestión de broma, la posibilidad de llevar a cabo, por fin, una revolución de las conciencias. Y en todo caso, son las mujeres quienes deben decidir si su igualdad merece transgredir los cuentos. Son las mujeres quienes eligen su camino, y ellas quienes acertarán o cometerán errores. Los hombres que creemos en ellas como pares, estamos presentes en esta guerra simplemente para escuchar, para observar, para caminar a su lado y apoyar sus elecciones.

viernes, marzo 07, 2008

CRUZAR EL AQUERONTE

Aunque Virgilio obligara a Caronte a surcar las aguas de la Laguna Estigia, son mayoría las fuentes que mencionan el Río Aqueronte como el obstáculo que las almas debían atravesar en la barca de Caronte para alcanzar el reino de los muertos.
Eran éstos días de ilusión renovada y, de nuevo, la muerte. Con diversos ropajes. Siempre tan oscura.
Fue ordenada la de Emilio Bolado, el empresario que trabajó desde niño hasta construir una firma sólida, el hombre de orígenes humildes que nunca olvidó su procedencia y por ello fue justo con sus trabajadores, el hombre crecido del esfuerzo que por ello fue padre a un tiempo amante y exigente de Isabel y de Nacho. Tuve hace años la oportunidad de darles a los dos clases particulares, de compartir con ellos mucho tiempo y muchas palabras, tiempo de aprender a apreciarlos como dos personas estupendas, grandes, a las que hoy considero buenos amigos. Tuve oportunidad entonces de tratar a Emilio de forma esporádica pero continuada hasta su muerte, y tuve siempre la certeza de encontrarme ante una persona especial, dura, esforzada, exigente y, repito, justa. Desde el primer encuentro le tuve aprecio. Y hoy pienso que su ausencia será larga y triste, pero que el Nacho bondadoso y certero y la Isabel de mirada luminosa y fuerte decisión que conozco serán los mejores testigos de la grandeza de su paso.
Trágica y violenta la de Isaías Carrasco. El ex concejal del Partido Socialista en Arrasate-Mondragón que hoy ha sido asesinado como siempre con cobardía y sinsentido por las ratas de ETA. A sólo dos días de las elecciones generales de un país que trabaja duro cada día por seguir siendo libre, igual, tolerante, diverso, por mantener la sonrisa y hacer cada día de la paz un nuevo milagro. Un país, España, que unos asesinos indignos quieren hacer rehén de sus chantajes. Un país que sabe que ninguna patria merece una muerte, que ningún pueblo puede quererse padre de semejantes criminales. Un país que llorará a Isaías, que murió por haber sido valiente y trabajado por sus ideas en un lugar que las bestias consideran patrimonio de su ignominia y cuadra de su bajeza. Un país que votará el próximo domingo, con la mirada triste y el corazón herido, confiado de que Isaías tendrá justicia. Un país que votará con la paz y la palabra para defender esa alegría que de nuevo han querido matarnos.
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