jueves, julio 13, 2023

ESTAMOS LEYENDO...LOS ELEGIDOS, DE NANDO LÓPEZ


 Hace ya muchos años que conozco a Nando López. Fueron las tan denostadas redes sociales las que oficiaron como celestinas, el Facebook, donde no sé muy bien en qué momento, en qué conversación, en qué muro, se produjo primero el encuentro y después la solicitud de “amistad”, con la respuesta favorable correspondiente. Estoy casi seguro de que se trataría de alguna discusión sobre la dignidad y los derechos de las personas LGTBI+, probablemente algún muro militante tanto de esa causa como de la literatura y otras hierbas culturales y culturetas. El caso es que se produjo el encuentro, y pronto el conocimiento de que publicaba una novela, La edad de la ira. Mi intuición me ordenó encargarla y leerla. La disfruté y se lo dije. Y en algún momento, antes de un viaje a Madrid, le comenté que estaría por allí unos días y que me encantaría saludarle. Qué suerte un Nando amable, afable y abierto que era capaz de responder que sí a los pelmas de provincias, y que me citó para una cerveza en una terraza (¡cómo no!), la del Círculo de Bellas Artes. 

 

A Nando se le coge muy pronto cariño, a los dos segundos después del saludo, más o menos. Y además escribe muy bien y mucho (demasiado, va a ser la ruina de su extenso club de fans). Así que el principio lo fue de muchas pequeñas conversaciones y ligeros intercambios en redes, de mucho tiempo en compañía de sus páginas, celebrando sus éxitos, y después de su teatro, y de sus adaptaciones a la televisión, y, cuando sus visitas a Cantabria lo permitían, de un café o una cena por los pagos norteños. Pude invitarle a hablar sobre Cultura y Juventud en un curso que dirigí en la UIMP; pude también disfrutar de su teatro ofreciéndoselos a audiencias jóvenes cuando la vida me llevó a decidir los contenidos del Palacio de Festivales de Cantabria, en aquella preciosa aventura que fue el ciclo Nos gusta el teatro, por el que pasaron Los amores diversos, La edad de la ira Malditos 16. Al cabo del tiempo, le tengo por uno de esos amigos que sientes cercanos y dentro del corazón, aunque esté lejos, aunque sea intermitente, aunque sea desde el mundo digital las más de las veces. Por tres razones: Porque es un campeón de nuestros derechos, porque es un excelente escritor tanto para jóvenes como para adultos, pero sobre todo porque es una grandísima persona.

 

Pero no me he acercado hasta el blog para hablar de Nando, sino para hablar de la que es, hasta el momento, su última novela. Para adultos esta vez: Los elegidos

 

A ver, que no os va a extrañar que os diga, llegados a este punto, que me gusta mucho cómo escribe Nando, su cercanía, su sencillez. Que tras tantas páginas he aprendido a reconocer algunos aspectos de su estilo, de sus particulares obsesiones (“recuperar ese mar que les habían robado”, “escenas que pertenecían a vidas distintas a la suya y en las que aparecían personajes que no reconocía”, “una isla muy diferente a aquella en la que no sería preciso conformarse con vivir con discreción porque al fin podrían vivir con dignidad”… la necesidad que tienen sus personajes de “contarse”, de tomar la palabra para recuperar la historia). Pero, cada vez un paso más allá, al leer los elegidos he tenido la sensación de que Nando se está haciendo grande, muy grande. Una historia compleja, enhebrada con maestría, como un pequeño puzle en el que cada pieza encaja; varias historias entretejidas, a modo de teselas del mosaico; la sabiduría que da tanto trabajo para documentar y dar vida a esa vida que no lo era durante la dictadura franquista: la clandestinidad y sus estrategias, el “matrimonio blanco” para dar cobertura al activista homosexual que podría caer en las garras de los sicarios del régimen más por “violeta” que por rojo. Me ha sorprendido la delicadeza de la intimidad entre Asun y Santos, el amor imposible al que el roce, sin embargo, va dando forma y volumen. Me ha convertido en un indecente voyeur de los cuerpos de Santos y Alonso, de Santos, Fabián y Alonso, de Asun y Miguel, la piel como carta que escribe las mejores páginas de quienes amamos y deseamos. 

 

Sobre todo, Nando ha conseguido indignarme, dolerme, provocarme gritos y náuseas, ha hecho que apretara los puños y pasara mañanas de muy mal humor, convirtiendo a Santos en víctima de la brutalidad de los curas, los esbirros y las leyes repugnantes del repugnante generalísimo. Santos en Fuerteventura, en el campo de concentración de Tefía, acompañado por Joaquín y por Ramón. Las mariconas humilladas, golpeadas, torturadas, insultadas, escupidas, degradadas por aquella España unidad de destino en lo universal que todavía hoy gentuza retorcida y miserable se atreve a defender. Las mariconas que en una uña del meñique conservaban más humanidad y dignidad que sus diabólicos cancerberos. Y es que Nando narra con tanta maestría, con tanta rabia y contención el recuerdo de Tefía, nos hace testigos de tanta indignidad, que consigue que sus palabras duelan, que nos duelan mucho. Que nos obliguen a buscar unos minutos de silencio y soledad para poder digerir lo que ya sabíamos (algunos), pero que solo a través de Los elegidos y gracias a la generosidad de Nando hemos podido vivir, revivir, contemplar en una mínima parte de su brutalidad.

 

Y dicho esto, gracias a mis chicas favoritas de Unquera, que me regalaron la novela antes de que a mí me diera tiempo a comprarla. Y mil disculpas a Nando, por haber escrito varias veces ‘solo’, sabiendo que es solotildista compulsivo e irredento. Gracias, amigo, por cada página.

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Un Santander Posilbe by Regino Mateo is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
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