ORGULLO Y PREJUICIO
(Notas sobre identidad personal e imaginario colectivo)

Como cada año, cientos de miles de personas se reunirán en Madrid para festejar su libertad, su derecho a ser, a amar, a elegir. Se concentrarán también en una gran manifestación en la que reivindicarán su dignidad propia, la de sus familias, la de sus personas discapacitadas, la de sus peques y la de sus mayores; hablarán de la necesidad de que las lesbianas sean visibles y actúen como referente social de nuestra lucha común, de la solidaridad con los hombres y mujeres que sufren en países donde la homofobia es el pan de cada día, del compromiso necesario para frenar los discursos homófobos y educar a la sociedad en valores como el respeto, la libertad y la igualdad, de la exclusión social de las mujeres y hombres transexuales ... Y este año con especial fuerza, gritarán "A la escuela sin armarios", porque estamos ya cansados del acoso que sufren nuestras chicas y nuestros chicos en sus institutos y colegios y pensamos que ya basta de aguantar unas estructuras educativas que continúan haciéndonos invisibles para satisfacción de ciertos credos, ciertas agrupaciones políticas y ciertos movimientos familiares que se creen en posesión de la verdad única.
Como cada año, cientos de miles de páginas y comentarios en los medios de comunicación y en los foros internáuticos servirán para que muchas voces se alcen en contra de la celebración del Orgullo alegando su exhibicionismo insoportable, su incómodo discurso sobre la iglesia católica (escribiré este nombre con mayúsculas cuando se lo merezca), la inexistencia de un día del orgullo heterosexual, las molestias que ocasiona a los ciudadanos y, sobre todo y desde dentro de la propia comunidad lgtb (lesbianas-gays-transexuales-bisexuales), se nos dirá que ese espectáculo no es representativo y que genera una "mala imagen" para las personas lgtb "respetables" que no quieren ser identificadas con semejante farsa.
Resolveré en esquema las primeras cuestiones para centrarme en la que hoy me interesa, la del daño que supuestamente genera la manifestación a gays y lesbianas que se autoproclaman "respetables". ¿Exhibicionismo? Sí, gracias. Tenemos derecho a celebrar nuestro propio carnaval si nos da la gana, de la misma manera que en todas las partes del mundo las fiestas populares tienen lugar llenas de hombres y mujeres disfrazados con sus vestimentas regionales y exhiben así su orgullo local o nacional. De la misma manera que durante la Semana Santa muchas de nuestras ciudades se convierten en un museo oscuro plagado de aparecidos con túnicas y capirotes celebrando su orgullo religioso. De la misma manera que otros carnavales se celebran porque sí, porque quieren poner de manifiesto su orgullo por la libertad y la vida. Pero además, si nuestra celebración es un carnaval, es un carnaval reivindicativo y necesario. No nos da la gana de salir lloriqueando para exigir nuestros derechos y nuestro espacio social.
De todas maneras, si los chulazos en tanga y luciendo pluma y paquete molestan, me parece que su visibilidad es necesaria, porque rompen el silencio gris al que ahora que ya no nos pueden reprimir de otra forma quieren condenarnos. Que Rouco, Ana Botella o ciertos colectivos se molesten me hace pensar que el Orgullo no sólo es necesario, sino que es todo un acierto.
Sobre los discursos incómodos para credos y políticas ... estoy seguro de que cesarán cuando esas iglesias y esos partidos dejen de utilizarnos como su diana preferida para la humillación y el insulto. Mientras tanto, reproduzco unos versos (vienen de otro contexto pero creo que resumen bien lo que pienso) de Antonio Orihuela: "Querían / ir a la guerra / y sólo disparar ellos". Que se sequen las lágrimas hipócritas de cocodrilo y aprendan que ya no tienen monopolio alguno, ni siquiera el de la injuria. Tenemos derecho a defendernos.
Sobre las incomodidades ciudadanas ... vale, se suman a las manifestaciones, procesiones, botellones y fines de semana de todo tipo, a las celebraciones futboleras, a las obras públicas sin ton ni son y a destiempo y un largo etcétera. Un Orgullo al año por decenas de convocatorias deportivas. Ya.
¿Orgullo heterosexual? ¿Es que a quienes predican semejante sandez les parecen pocos 364 días al año?¿No ven en la televisión, la publicidad, los libros, las películas, la calle cada día miles de parejas heterosexuales?¿No viven rodeados de vecinos y parientes heterosexuales? Pues si quieren más, que hagan de la final de la Copa del Rey día del Orgullo horterosexual y acabamos. Si les molesta vernos, entre pascuas y ramos, que miren hacia otro lado, que no cuesta dinero.
Siempre he pensado que es sorprendente la obsesión de ciertos gays y lesbianas por proclamar a diestro y siniestro que la pluma no les representa y que además les da mala imagen (en realidad la mayoría callan a diestro y siniestro dentro de sus armarios de cristal, en los que buscarán cualquier disculpa para seguir comidos por la polilla). Claro que Boris Izaguirre no les representa, porque ... ¿cuándo han escrito un libro? Todavía no he escuchado a ninguna mujer heterosexual darse por ofendida ante el riesgo de que la identifiquen con Belén Esteban o Lali Bazán, de ningún hombre heterosexual herido por el daño que a su imagen de macho "decente" producen las comparecencias mediáticas de Coto Matamoros o César Vidal. Pero todo es subirse un Absolut Cachas a una carroza y les tiemblan las carnes tolendas a la mitad de los gays españoles porque ellos no son así (qué pena, con lo que me gustarían a mí nuestras ciudades abarrotadas de esos abominables duros como el pedernal, esas piernas como columnas dóricas, esos ... uff qué calor, vamos a dejarlo).
El concepto de "homofobia interna" fue acuñado precisamente para referirse a esos comportamientos y actitudes que rechazan la visibilidad, la diversidad, el compromiso o la fiesta, cualquier aspecto de la vida y la lucha de gays, lesbianas y transexuales que suponga romper esquemas, agrandar espacios sociales y, en consecuencia, relegar a un limbo aún más vergonzante a quienes nunca han tenido el valor de vivir su propia libertad y que por lo mismo entienden la libertad ajena como un insulto. Las valoraciones que en este año hemos escuchado entre otros al colectivo COLEGAS me parecen todo un insulto a miles de personas y un ejemplo perfecto de homofobia procedente de nuestras propias filas. ¿Molesta la pluma?¿Hemos reivindicado entonces la igualdad y la dignidad para ahora esconder en sus casitas a los hombres que mueven la muñeca como si siempre agitaran el abanico o a las mujeres que dicen más tacos de lo normal encima de sus motos? Habrá que recordar que fueron travestis y hombres llenos de pluma los que iniciaron la revuelta de Stonewall y dieron el primer paso para nuestros derechos; que son las mujeres transexuales y los mariquitas plumeros los que no han tenido más remedio que dar pasos al frente y soportar la exclusión y la represión precisamente porque no pueden esconder lo que son.
Como cada año, mañana cientos de miles de personas saldrán a la calle en Madrid para gritar su diversidad. Lo harán detrás de una pancarta unos, sobre una carroza otros; bailando unas, gritando consignas otras, vestidos de calle o de lentejuelas, a pie o en moto; con su reasignación de sexo recién estrenada o tras decidir no pasar por quirófano. Cada uno desde su pequeña realidad y desde su imponente dignidad, la misma realidad y la misma dignidad con la que el lunes regresarán a sus trabajos con la corbata, el tacón y la apariencia; la misma realidad y la misma dignidad con la que volverán a ser estudiantes, trabajadores, paseantes, jubilados, padres, hijos, hermanas, esposas, amantes, amigas, ... Y seguirán defendiendo su espacio social, su visibilidad y su derecho a reivindicar y disfrutar como les venga en gana.
Y es que yo sí creo que el Orgullo me representa. No porque me suba a las carrozas luciendo un cuerpo que no tengo o porque me desfase bailando hasta altas horas de la madrugada en un after. Sino por ese maravilloso perfume de libertad con el que cada año cientos de miles de personas invaden Madrid y tantos otros lugares del mundo. Porque soy como soy, y no necesito oraciones, lástimas ni excusas.
Por una escuela sin armarios, por un mundo sin armarios, Viva el Orgullo LGTB 2009!