viernes, julio 07, 2017

TIEMPO DE PRIMARIAS


 
Vuelve a tocar primarias, esta vez para la elección del Secretario o Secretaria General de los socialistas de Cantabria, con dos candidaturas, la del alcalde de Santa Cruz de Bezana, Pablo Zuloaga, y la de la actual secretaria general y vicepresidenta del Gobierno de Cantabria Eva Díaz Tezanos.
 
Siempre he sido partidario de lemas como el de "un militante, un voto" y por tanto de la celebración de primarias (que defiendo además abiertas a simpatizantes si de candidaturas electorales se trata), así que bienvenido el proceso y bienvenidos al proceso todos los que en el Congreso del PSOE de Sevilla tuvieron tantos recelos y votaron tan en contra, transformados hoy en primeros espadas de esta opción procedimental. Bienvenida también la competencia, que permite comparar proyectos y nos permite a todos y cada uno de los militantes tomar una decisión a partir de nuestra visión del partido, de nuestra experiencia en el partido, de todo lo que sabemos del partido y también de lo que intuimos, que obliga también a cada candidatura a afinar sus propuestas y a acercarse a lo que la militancia vaya perfilando como su modelo.
 
No va a ser una sorpresa para nadie que me siga en las redes mi apoyo a Eva Díaz Tezanos en este congreso, porque ya lo hice público desde el primer momento y porque tengo algunas razones positivas y para mí importantes que me hacen pensar que hoy, en este julio de 2017, una victoria de Eva sería buena para el PSOE y como tal buena para Cantabria. En positivo y tratando de no cuestionar ni de minusvalorar al candidato alternativo, pero con bastante claridad en las razones de mi apuesta.
 
Nadie es perfecto, nos subrayó en un momento épico Billy Wilder, y por tanto creo que la última dirección regional (como todas las anteriores) del PSC-PSOE ha cometido errores, puede haber fallado en diferentes ámbitos y determinadas decisiones. Sé que Eva Díaz Tezanos es una mujer muy poco autocomplaciente y es consciente de todos los debes del equipo que ahora finaliza su mandato, y que precisamente por eso tiene muy claro cómo debe actuar para corregirlos. Pero más allá de esa mirada al pasado, hacia el futuro son tres o cuatro puntos esenciales los que me acercan a Eva.
 
En primer lugar, Eva es una mujer con ideas muy claras de izquierda. Ese bagaje ideológico me parece fundamental y se ha reflejado en las políticas que ha impulsado desde las áreas del Gobierno de Cantabria que gestiona el PSOE. Una cultura de izquierda que traslada a su visión del partido y que espero que esta vez mejore de forma considerable en los capítulos de formación de militantes y cargos y en la generación de espacios de encuentro y debate.
 
En segundo lugar, Eva es una mujer que sabe escuchar y que sabe dialogar. Incluso en los momentos en que podemos haber estado más distanciados, en que podemos haber apostado por opciones más alejadas, he sentido esa cualidad de Eva, la he sentido cercana y cordial. Y para mí el diálogo y la escucha activa son cualidades definitivas para el buen camino de un proyecto, significan la capacidad para crear y dirigir equipos de trabajo y suponen una invitación al trabajo común, muy lejos de liderazgos personalistas tan a la moda en el mundo actual. Entiendo que su proyecto tiene mucho de estos valores y mucho del deseo de profundizar en ellos como herramientas de transformación en el propio partido.
 
Eva, tres, es una trabajadora nata. Doy mucho valor a ese esfuerzo del día a día, a ese derroche de fuerzas que a veces me parece imposible de soportar. Es también una mujer comprometida con lo que hace y con lo que siente, leal con instituciones, compañeros y compromisos. Todo junto me lleva a pensar que si articula un buen equipo, un equipo que se comprometa en la misma medida en la que ella lo hace siempre, va a ponerlo todo en renovar la fuerza del PSOE en Cantabria y en la recuperación de mejores resultados electorales.
 
Por último, me considero intuitivo, tengo información sobre el partido, memoria sobre el partido, una mochila personal que no tiene sentido poner por escrito. Desde lo que conozco, me siento en este julio de 2017 inclinado a ofrecer mi confianza a Eva, me ofrece seguridad y creo de verdad que su empeño y su talante están en la construcción de nuevos horizontes, en la cura de viejos vicios tan enquistados en macroestructuras como lo que puede ser todavía el PSOE, en un partido abierto en el que todos podamos sentirnos cómodos, en casa. Que todos podamos sentir nuestro.
 
Sé que algunos compartiréis esta valoración en todo o en parte. Otros no estaréis de acuerdo en la parte o en el todo, y dirigiréis vuestra confianza hacia otras direcciones. Supongo que en eso consiste la democracia, entre otras cosas, en ser capaz de tomar decisiones desde la propia autonomía y con el máximo respeto a otras. Pero estas son mis razones, y por ellas avalé a Eva Díaz Tezanos y el domingo 16 iré a votarla.


jueves, julio 06, 2017

AMIGOS EN FUGA



Yo también me he marchado algunas veces: distancia paulatina con los amigos del colegio al llegar al instituto, donde quedábamos reagrupados de manera diferente, donde conocíamos a chicos y chicas procedentes de otros centros, cuando al ir definiendo nuestra adolescencia nos sentíamos un poco extraños en la cofradía de los aventureros, los populares y los guapos. De nuevo la distancia al comenzar la universidad, cuando nos fuimos dispersando y yo era el único de la pandilla que no regresaba a casa en vacaciones porque nuestras vacaciones no transcurrían en la vieja y entrañable Reinosa hasta llegar esa tarde en la que te das cuenta de que ya no sabes en qué anda cada uno y no te han llegado las noticias y permaneces en silencio durante la mayor parte de la velada. Otra vez la distancia, cuando tu gente de la universidad va incorporándose a sus trabajos, casándose, formando sus familias y tú te quedas un poco al margen de unos nuevos horarios y unas formas diferentes de celebrar la vida.
 
No, nunca pasó nada que justificara esa lejanía, nunca hubo una bronca ni un frío súbito, simplemente pasó, quizás ya no queríamos lo mismo, no vivíamos lo mismo. Quizás todavía mis secretos eran demasiado absorbentes y me abrumaba tener que compartir mi extrañeza. Quién sabe. La única certeza, que siempre están en la memoria y en el corazón, y que los escasos reencuentros son felices, como si de pronto volviéramos a tener catorce, dieciocho, veintisiete...
 
Escucho estos días a menudo esa hermosísima pieza de Bach, el Capricho sobre la lejanía del amigo queridísimo, y me doy cuenta de que son otros ahora los que se encuentran en fuga. De nuevo lo que ha pasado es nada, nada más que un otoño en el que las hojas van cayendo sin prisa hasta dejar desnuda cada rama. Se va volviendo imposible encontrar una hora común para ir al cine, las llamadas telefónicas se quedan a veces sin respuesta, dejas de formar parte de las prioridades ajenas. Pero no pasa nada, salvo un tiempo que se abre lleno de interrogantes hacia el futuro y de agradecimientos hacia el pasado, agradecimiento por tantos momentos grandes, por tanta felicidad común, por tanto apoyo en los momentos duros y tantas risas a la hora de la fiesta. Nada, salvo una pequeña melancolía que se va fundiendo con las notas del clave y pinta de gris, de un gris clarito, esta tarde de julio en que como ya imaginaba decido dejar que el agua y la arena fluyan entre los dedos, sin luchar por lo que quiere ir terminando.
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