"El blog anteriormente conocido como Un Santander Posible y como Desde una habitación desordenada"
jueves, julio 29, 2010
Y AHORA ME PREGUNTO ... ¿REINOSA SERÁ ESPAÑA?
miércoles, julio 28, 2010
DECÍAMOS AYER ... SOBREDIÓCESIS DE ESCUPEFACIENTES
Ya sabéis que me gusta, sobre todo cuando ando con flojeras de ganas o de ideas, recuperar un post antiguo, uno que a pesar del paso del tiempo y de los inevitables datos caducados (¡lo que está cambiando Polonia!) me parezca aún de actualidad. Hace tres julios hubo una cierta acumulación de noticias sobre indignaciones clericales en el mundo artístico, y tras una visita a Artesantander en la que, por fortuna, no se enteró el ordinario del lugar del contenido de alguna de las obras expuestas, escribí lo que sigue. Actual por ser de julio, actual por seguir los de la foto dando el cirio, actual porque acaba de cerrarse Artesantander y actual porque el ballet de Bèjart vendrá a Santander en unos días y porque sus grandes coreografías siempre estarán vivas. Aquí os dejo el texto tal y como fue, tal y como es.
"Visitando Artesantander el pasado fin de semana, eché de menos una performance, ya sabéis, uno de esos montajes de "arte en acción" a los que empiezan a tenernos acostumbrados las vociferantes huestes de nuestro particular ejército de salvación. Ya lo dice la Conferencia Episcopal, cuando tiene ocasión que es casi siempre y cuando tiene difusión que es siempre, que en Madrid se peca masivamente, que España persigue a los católicos, que los culpables de la pederastica clerical homo, hetero o ambidiestra la tiene la prensa (supongo que no se atreven a decir que esos lascivos e insinuantes monaguillos y esas malvadas lolitas que van a confesarse sin recatar sus diabólicos encantos). Y antes de que los pobres toros de la salvajada nacional, también llamada fiesta, sean sustituidos por angélicos cristianos, han decidido entrar en Cruzada (Amén). Contando, claro está, con la sacrosanta ayuda de las Ondas Populares (Amén) y un Partido Popular entre cuyos peores servicios a la democracia ha sido la de despertar al fantasma del inquisidor que toda esta recua de heraldos negros lleva dentro (Amén).
Como lo de la cultura les trae al pairo, ninguno de sus guardianes de la ortodoxia ha sido capaz de darse cuenta de que algunas de las piezas expuestas en Artesantander suponían blasfemia, herejía, ¡oh anatema! (Una de ellas por cierto más bien malísima, la otra sugerente, bella y provocadora, como debe ser el arte). Asi que nos hemos librado de entrar en el Palacio de Exposiciones de Santander rodeados por cánticos, velas, inciensos, lapos, jaculatorias, insultos y fauces tratando de conjurar con magia blanca el poder incansable del Maligno.
Menos suerte tuvo Leo Bassi el pasado invierno, ya precedido por el escándalo propio en tierras castellanas (bomba en Madrid, prohibición en Toledo) y por otros ajenos (al parecer las chorradas que larga Lucía Etxebarria en un curso de escritura son un problema de seguridad nacional, sobre todo cuando las ondas populares escuchan algún comentario de los alumnos en algún cafe universitario).
Y menos suerte tuvo Maurice Bejart en Granada, el siempre magnífico Bèjart, quien osó coreografiar un Pas de Deux cargado de fuerza, símbolos místicos y puertas abiertas para traducir al lenguaje del cuerpo la espiritualidad arrebatada de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Y allá que se fueron las católicas huestes granaínas (a las que no parece mal que su arzobispo haya sido condenado por mobbing a un sacerdote, o que se gaste las perras de la archidiócesis no en amor caritativo sino en fletar autobuses para clamar en Madrid que la familia -la de toda la vida- importa) para pitar, gritar, abuchear e interrumpir, para impedir el derecho de los ciudadanos que querían disfrutar de una velada de danza de primera magnitud y necesitaban también silencio, recogimiento, respeto. Y ya que estaban allí, y ya que el malvado Bèjart ponía en escena también su celebérrima lectura del Bolerode Ravel en la versión bailarines masculinos, aprovecharon para gritar como cenutrios "Maricones, qué mariconada es ésta, dónde están las chicas".
Porque hay que ser malo. Además de blasfemar contra los santos carmelitas, Bèjart les privaba de su privilegio de machos ibéricos de ereccionar con la visión, siempre turbadora, de los muslos de las vicetiples (no creo que los aulladores distingan muy bien la danza contemporánea del Teatro Chino de Manolita Chen).
Y mientras, continúan acaparando espacio informativo. Que si Hernandezski y Fernandezski, los católicos próceres polacos, se negarán a aplicar la Convención Europea de Derechos Humanos en su país. Que si la Educación Para la Ciudadanía osa pedir respeto para todos y eso es lavar el cerebro. Que si un indignado y catolicísimo juez marciano (murciano, perdón) niega la potestad sobre sus hijos a una lesbiana, porque eso es equivalente a ser drogodependiente, prostituta o miembro de una secta satánica (Ay, cómo añoro a Montesquieu).
¿Tardarán mucho en volver a sus cuevas (del Sacro-Monte) o empuñarán de nuevo las espadas para cercenar cabezas de infieles? Cada día dan más miedo. Dios nos coja confesados. Amén.
Post Data: aquí tienen desde el mágico Youtube el Bolero. Un homenaje imprescindible al sentido común. A la belleza. Al respeto. A Maurice Bèjart".
martes, julio 27, 2010
DULCE DECADENCIA
A lo largo de la historia han sido muchas las culturas y sociedades que tras un tiempo de furia y de vigor se acomodaron junto al hogar, absortas en la contemplación de su propio ombligo, oponiendo discursos huecos sostenidos apenas sobre la vanagloria del pasado a la impertinente realidad que iba cercenando inexorable su identidad y sus fronteras. Sordas siempre ante las pocas voces lúcidas que trataban de llamar la atención sobre la creciente velocidad de la caída. Así como languidece nuestro Festival Internacional desde hace tiempo, ajeno al movimiento del mundo, enredado en la espiral de un microuniverso autorreferente cada vez más pequeño, que continúa girando sobre su propio eje «mientras somos jóvenes».
Hace ya mucho que los lazos afectivos entre el Festival y su territorio de Santander y Cantabria quedaron severamente dañados. Que ya no se vive como una fiesta cultural del verano sino como un club cerrado, que ya no atrae turistas ni especialistas, por más que el renombre adquirido ayer continúe hoy en las cartelerías y los folletos. Y no puede ser de otra manera con entradas a precios imposibles, con programas repetitivos que se desconocen hasta un par de semanas antes de iniciarse los fastos, con una dirección acomodada en el dolce far niente y una clase política que mira embelesada los estucos que disimulan la grave pobreza de la estructura.Seguimos esperando con ilusión la llegada de esa fiesta de la música que tantas veces hemos vivido, seguros de que volveremos a vivir noches grandes como las que esperamos con el regreso de la Danish Nacional Symphony Orchestra o del mítico Ballet Bèjart de Lausanne o del compositor polaco Krystof Penderecky o del sutil barroco de La Venexiana con el Orfeo de Monteverdi. Seguros también de que viviremos esa noche de sorpresa en la que la música o la danza se impondrán desde la realidad de artistas que tal vez hasta ahora eran sólo un nombre o incluso un silencio, y nos harán recordar que estamos vivos y que continúa abierta la puerta hacia nuestras emociones.
Días grandes, noches grandes, chispas de luz que no serán suficientes para hacernos olvidar que el Festival nació también como un festival de teatro, a pesar de que no haya teatro, o para convencernos de que el género tan menor del musical merezca ese espacio privilegiado que se le otorga, o para limpiar la sensación del dejá-vu ante artistas y programas.
Pero que servirán para hacernos celebrar y recordar, a pesar de todo, la experiencia de una nueva fiesta de la cultura, de un Festival Internacional que siempre ha sido también nuestro.