miércoles, mayo 22, 2013

EN EL TIEMPO DE LAS PROCESIONARIAS



Hubiera sido, sin duda, mejor la proclamación de España como un país oficialmente laico. La de problemas que nos hubiéramos evitado si el miedo de los constituyentes a las fuerzas de siempre no hubiera frenado y condicionado muchas de las aspiraciones de modernidad de un país noqueado tras años de nacionalcatolicismo y dictadura. Quedó consagrado, en todo caso, el principio de la no confesionalidad del estado. Un principio que parece no garantizar que la Conferencia Episcopal convierta en aparentes victorias sus evidentes fracasos sociales, en ese espejismo de que conserva una influencia institucional que casa más bien mal con la realidad del día a día. Un principio, que a la inversa, parecen no entender gerifaltes varios, con preferencia del PP, empeñados en hacerse la foto con el modo católico ejemplar y devoto conectada. Y si impactan en el espacio nacional los paseos con tacón y mantilla de la nunca bien ponderada Dolores de Cospedal, en el terruño suelen destacar las imágenes de Ignacio Diego y de Íñigo de la Serna compartiendo la cabeza de las andas de la Virgen del Mar, patrona de Santander.

Entendámonos. Considero correcto y hasta conveniente que esas autoridades que no pisan calle y cuando lo hacen caminan bien protegidos para evitar mancharse de realidad lo hagan en las fiestas populares. Menos da una piedra, que decían antaño. Considero correcto que ya que las relaciones del uno contra el otro y el otro contra el uno andan como andan aprovechen la solemnidad de la procesión para caminar serenos y reconcentrados cual orugas del pinar y así, como éstas, no tengan necesidad de dirigirse la palabra. Considero correcto, obviamente, que cada cual tenga las creencias, convicciones y fes que en su vida haya encontrado necesarias, vividas o aprendidas. Pero una de las actitudes que peor soporto es la de la hipocresía.

Ante las llamadas y requerimientos de otras fuerzas sociales, grandes o pequeñas, tiene por costumbre don De la Serna responder que no es posible porque entonces tendría que ir a todos los sitios, tendría que retratarse en todas las convocatorias, habría de ornar el ayuntamiento con los símbolos y querencias de todo quisque. Pero a la hora de la verdad, dos excepciones libremente elegidas, las de la religión católica y las del deporte en general y el Rácing en particular (no sé en los tiempos procelosos que corren: ahora la foto no vendería). Porque pensarán el y sus gabinetes que eso le aporta fotografías estupendas rodeado de gente y consolidación de un determinado perfil de votante que sin duda le resulta mucho más fácil que otros. Así que, por ir arrancando, ¿es la fe o el populismo la que mueve a Diegos y Sernas al acarreo estacional de vírgenes y santos varios?

Podría seguir. Por ejemplo, la de la Virgen del Mar fue una festividad largo tiempo olvidada, un patronazgo largamente ignorado por Santander, y recuperado por la actividad de diversos frentes sociales, unos por la cercanía a la ermita y el cariño a la tradición, otros más bien por santurronería. Ambos respetables y ambos nacidos de una energía que como mínimo les hace merecedores de ser ellos quienes porten a la imagen de sus desvelos. La lucha de Diegos y Sernas por las andas implica el robo a dos personas del común del privilegio de servir a su virgen. Tengan claro que en El Rocío, esa virgen que tanto va a hacer por los parados españoles no consentiría semejante atropello a sus fieles.

Más. Miren, que nos conocemos todos y es mucha la costumbre de pepé y peperos de ofrecer lecciones de moralidad y bonhomía por donde pasan. ¿De verdad alguien se va a creer a la Cospedal de mantilla y penitencia?¿Alguien al Diego y al Serna arrobados bajo la luz de la fe? Ande, se me repasan los catecismos, las obras de misericordia, las normas sobre familias y sexo y esas cosas que tanto importan a Rouco y luego me cuentan. Y de paso me explican por qué no aterriza el rayo que castiga a los impíos sobre mantilla y procesionarios. Ah, vale, que eso era cosa del Júpiter Tonante y Paganón.

En fin, que ya puestos, de procesión en cabalgata, de fiesta en fiesta, y de sensibilidad en sensibilidad (siguiendo los propios postulados del Alcalde), espero ver a De la Serna con un tanga dorado y una bonita boa de plumas en azul y blanco subido a una carroza el próximo Día del Orgullo Gay, con Alaska y Vaquerizo. Así, como siempre, dando ejemplo.

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