martes, julio 26, 2011

LA CORTE DE LOS MILAGROS: SEIS TOROS SEIS


Se preguntaba el malvado Rukaegos, fatalmente reaparecido en este amanecer del invierano de 2011, por qué Fray Infinito oponía con tal contundencia frailondez y torería en su mítica aria del Sillone Afferrato al gorgoritear el estribillo "¿Retirarme? Yo no soy torero". Y es que en una librería de más que viejo habíase encontrado una fermosa joya de la novela histórica titulada "De fraile a torero" (se lo juro). Cuando halló respuesta a sus dudas existenciales volumen tres al tropezarse con un cartel que convocaba a un espectáculo de imposible tronío, en el que el afamado matador taurino Frailón de Escalante, trasunto monosabio del Fraile Infinito, acometería con todas sus desganas contra seis toros seis de la no menos afamada ganadería de Socorro dell'Arte.

Imaginó Rukaegos que la inacabable crisis y sobre todo la infinita cuesta del déficit por la que Fray Infinito había despeñado año tras año y edición tras edición al mundialmente imprescindible P.I.S. (Pestiño Internacional de Santander) habían obligado al mundialmente prescindible director a tomar como suele decisiones arduas y con la siempre entusiasta cooperación de la siempre cubierta de sedas chinescas Elvira Deuteronomio como asesora áulica y desenfadada se había decidido a recaudar unos eurillos con un festival taurino benéfico en el que habrían de participar según los primeros cálculos la propia Deuteronomio, la Trans Sylvana y Madonna Della Tórtola como madrinas con mantilla de blonda y lironda, la compañía en pleno del Bombero Torero como cuadrilla de indudable desprestigio y con De La Serna y Diego como alguacilillos necesarios.

Al coso de Cuatro Caminos que se dirigió con donaire y presteza Rukaegos, siempre en pos de la maldad arrojadiza, para contemplar con ceño fruncido y criticón la faena, sin dejarse amilanar por la manifestación de la Asociación Huellas Musicales ad portas, convocada bajo el ominoso lema "Basta ya de expolios: Momias en El Cairo".

Hubo de reconocer el Malvado Rukaegos que el espectáculo tenía algo de hipnótico y asilvestrado. El sol iluminando la silueta de Frailón de magenta y oro con taleguilla de doble talla por aquello de ofrecer sombra y volumen, el hermoso fraseo en Chunda-chundas de la Coral Aullidos del Mar que había asumido por propia vocación la labor de banda residente, para dejar en buen lugar a su director, el propio nunca bien ponderado Frailón de Escalante, despedazando una versión vocal de la tercera de Mahler con ritmo de pasodoble, la seductora caída de ojos de Deuteronomio comprobando que nadie le birlaba el bolso de Prada. Y las fuerzas muertas de la ciudad allí en pleno éxtasis comprobando cómo se abrían los toriles y aparecía el primer morlaco de la tarde, de nombre Sinfónico.

Con crueldad nada refinada y toscos pases, fue martirizando el siniestro diestro al pobre animal que trató de escapar en adagios de Barber, bramar en re menor un Allemenschen, y convertir en cabriola salvadora un rondó agitato. Pero todo fue inútil. Nada pudo contra la vara desafinada, las banderillas reiterativas y monótonas, los pases antinaturales y una estocada final que cual muerte de Isolda se repitió y se repitió sin piedad por los estertores del sufriente animal ya casi aniquilado.

Tras Sinfónico, parecida fue la suerte del pobre Traviato, al que Infinito remató con la peor de las insidias en versión concierto, la de Quartetto, tercero de la tarde con el que demostró el desprecio del de Escalante contra las hermosísimas embestidas de cámara con las que intentó defender su honra de toro el toro. Mayor crueldad mostró si cabe Frailón al enfrentarse tras un ligero descanso en el que Deuteronomio se empeño en bailar la danza de los setecientos velos para el respetable, dejando al pobre Minervo Caducifolio al borde del colapso nervioso y muy alterado al Ego de Pajarucu de Tanos que habíase acercado para rememorar pasados éxtasis. Mayor crueldad, sí, oh terrible parca, contra el dulce Padedé, al que envolvió en un tutú de organdí antes de estrangularlo con pases zapateados y flamencos y hacerle voltear en puntas, contra el tímido y casi invisible Escénico, que rompió a manar sangre a mitad de un aburridísimo monólogo y dos pases sobreactuados por espartinas y ya, por fin, con florituras arcaizantes y fuera de lugar al hermoso astado Rococó, que por más que se empeñase en afinarse a 415 y mantener sus cuerdas de tripa correctamente tensadas, hubo de rendirse con pavor ante los virtuosismos trasnochados del capote chillón que a cada enésimo volteo reiteraba primaveras mesiánicas con las que por fin el pobre animal se vio privado de toda sutileza y originalidad y lentamente y con dolor conducido a una muerte mal, muy mal temperada.

Se horrorizaba Rukaegos, hacían cuentas De la Serna y Diego acerca de cómo pagar semejante despliegue que, al final, costaría más de lo invertido y en vez de ingresar duros restaría euros y más euros, se ruborizaban cual colegialas art decó Deutoronomio, Sylvana y Della Tórtola, e izaban a hombros los de la cuadrilla del Bombero Torero a Frailón y lo conducían hacia la Puerta Grande entre la multitud desafinada y ululante guiados por la entusiasta mano de Tutto Resolutto.

Y todo mientras Socorro Dell'Arte mojaba pequeños pañitos en la sangre de sus criaturas, a modo de relicario, y musitaba salmos de Monteverdi ante los leves asentimientos de algunas voces discordantes a las que necesariamente se acordó la del Malvado pero Sensible Rukaegos.

Preguntado a la triunfal salida Frailón de Escalante por el mítico reportero O'Garlic acerca de lo mejor de la velada, no hubo duda alguna en el siniestro diestro: "Qué monas iban todas. Este año la gente ha venido a la corrida más mona y finísima que nunca". Y eso le dio repentinas esperanzas de glamour y endeudamiento para el siguiente año, y para el siguiente, y para el siguiente, y para el siguiente, y para el siguiente.

5 comentarios:

Martín dijo...

Sinceramente, Rukaegos...no entiendo cómo no te ponen a ti para dirigir el F.I.S.; o era el P.I.S.?
NO es posible que todo sea tan infumable. Qué obsesión.

Antonio Fernández Munárriz dijo...

A las fiestas de Santander le falta soltar los toros por el túnel de la calle Burgos y que termine el encierro en el Palacio de Festivales, pero dentro.

Convertida la sala en una plaza de toros.

La orquesta en su foso tocando pasodobles y en un lugar a salvo de las masas, responsables del F. I. S, de las familias capitalinas y políticos varios.

Sus pañuelos y gestos darán comienzo a un festival para unos pocos donde el lucimiento personal tapara el débil muestrario de actuaciones.

Ese es el futuro: Mezclar toros y F. I. S.

Rukaegos dijo...

¿Por qué no me ponen a mí a dirigir el FIS? Supongo que por tres razones básicas, la primera porque nadie va a cesar nunca a su actual no-director, la segunda porque no creo que encaje en el perfil para quienes se responsabilizan de la cultura en Cantabria, la tercera porque no tengo el más mínimo interés en dirigirlo y porque por otras razones considero que tampoco doy el perfil.
¿No es tan infumable? Yo ahora ando de broma, que no de obsesión, pero si quieres que entremos en un debate en serio y a fondo sobre lo que hay hoy en el Festival, a tu disposición :)

Rukaegos dijo...

Antonio, para redondear tu idea, una cremá de fallas a la salida :)

Agata dijo...

Me encanta cómo escribes.
Dejas en pañales a muchísimos por los que he pagado para leer y...sí...he dejado a medias tantos libros soporíferos.¿Eso es malo o es de tener sentido común?

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